La tragedia de los Andes ocurrió en 1972 cuando un avión Fairchild FH-227D, que transportaba a un equipo de rugby uruguayo y sus familiares, se estrelló en la cordillera de los Andes, en Argentina. Los sobrevivientes enfrentaron condiciones extremas, atrapados en un entorno montañoso inhóspito y con temperaturas gélidas.
Después de varios días, sin recibir ayuda y agotados los recursos, algunos de los sobrevivientes tomaron la difícil decisión de recurrir al canibalismo para sobrevivir, alimentándose de los restos de los fallecidos. La tragedia se convirtió en un relato de supervivencia extraordinario, con 16 personas resistiendo en condiciones extremas hasta ser finalmente rescatadas después de 72 días en las montañas.
Gustavo Nicolich, Coco para sus amigos, comenzó a registrar cómo pasaban los días en un cuaderno. “Hoy empezamos a cortar a los muertos para comerlos, no tenemos otro remedio”, se lee en uno de los fuertes testimonios que dejó por escrito.
“Yo, por mi parte, le pedí a Dios en todo lo posible que nunca llegara este día, pero llegó y tenemos que afrontarlo con valentía y fe. Fe porque llegué a la conclusión de que los cuerpos están ahí porque los puso Dios, y como lo único que interesa es el alma, no tengo por qué tener un gran remordimiento”, sentenciaba.
En otros momentos, trataba de buscar el lado "positivo" y relataba: “Estamos en un lugar divino, todo cerrado por montañas y con un lago en el fondo que se va a deshelar apenas comience el deshielo. Estamos todos muy bien”.
“El domingo pasado pasaron por arriba nuestro dos aviones, dos veces cada uno, por lo que estamos muy tranquilos y, lo que es más, convencidos de que nos van a venir a buscar. Lo único que nos hace dudar un poco es que, como el avión se desvió de la ruta, quién sabe todavía si nos vieron. Nuestra fe en Dios es increíble", relataba Coco con muchísima esperanza.