Argentina, tierra rica en tradiciones y leyendas, es también cuna de apariciones que, con el paso del tiempo, han calado profundo en el corazón de sus fieles. Una de las más destacadas y concurridas es, sin duda, la de Nuestra Señora del Rosario en San Nicolás de los Arroyos. Cuatro décadas después de aquel milagroso día, nos adentramos en la historia para comprender qué fue lo que realmente sucedió.
Corría 1983, año de renovadas esperanzas y cambios significativos para Argentina, cuando la tranquilidad de la ciudad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos se vio interrumpida por un hecho que cambiaría su destino para siempre. Gladys Quiroga de Motta, una devota de la parroquia San Nicolás de Bari, afirmó haber tenido un encuentro extraordinario el 25 de septiembre de ese año. Según su testimonio, una figura desconocida, de naturaleza divina, se le apareció, llevando a Gladys en un mar de preguntas.
El misterio detrás de la aparición pronto se disipó. Aquella figura se identificó como Nuestra Señora del Rosario, quien tenía un mensaje claro y específico para Gladys: acuñar medallas con su imagen y la Santísima Trinidad en el reverso y edificar una capilla en su honor. Dos años después, en 1985, comenzaron las obras para construir ese sagrado espacio.
Desde entonces, San Nicolás ha visto desfilar a multitudes año tras año, especialmente cada 25 de septiembre, día en que se conmemora la aparición. Tal es la devoción que, en 2013, al celebrarse el 30 aniversario del evento, la ciudad acogió a unos impresionantes 500,000 peregrinos, marcando un récord histórico.
El reconocimiento eclesiástico no tardó en llegar. En 2016, Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, emitió un decreto en el que afirmaba el carácter sobrenatural de las apariciones, otorgando así un respaldo oficial a lo acontecido. La historia de San Nicolás no solo ha sido reconocida en Argentina, sino que ha cruzado fronteras. René Laurentin, teólogo francés, publicó en 1990 un detallado libro sobre la aparición tras visitar la ciudad, consolidando aún más su relevancia en el ámbito mariano internacional.
A 40 años de ese milagroso día, la devoción y fe hacia la Virgen del Rosario en San Nicolás continúa más viva que nunca. Las calles de la ciudad, que alguna vez fueron testigo de un acontecimiento divino, siguen acogiendo a los fieles que, con esperanza y amor, buscan un encuentro cercano con la Madre de Dios. San Nicolás, más que un punto geográfico, se ha transformado en un faro de fe para toda Argentina.