El caso de Lautaro Alvaredo generó una gran conmoción por su semejanza con el crimen de Fernando Báez Sosa. Había ido a bailar con sus amigos al boliche “Cyrux” pero todo cambió cuando uno de su grupo discutió con otra persona y los sacaron del lugar. En la puerta, Lautaro fue atacado a golpes en la cabeza que le provocaron muerte cerebral. Doce días después, falleció en el Hospital.
Y mientras sus padres esperan que se haga justicia, adoptaron una costumbre estremecedora que refleja el profundo dolor que los atraviesa hoy en día: cada día, se presentan junto con su hijo más chico, de apenas 6 meses, en el panteón Los Ceibos de La Matanza para desayunar y almorzar frente a la tumba de Lautaro.
En diálogo con Clarin, los padres contaron que todavía les parece increíble que su primogénito no esté más. "Venimos a desayunar o a almorzar con él. No lo podemos creer... estamos en pausa".
El crimen de Lautaro ocurrió el 6 de noviembre. Ese día recibió la brutal golpiza que lo dejó durante con muerte cerebral. Sus padres esperaron el milagro pero lamentablemente, doce días después, el joven murió.
Por este crimen hay tres detenidos: Fabricio Stella, Ian Noguera y Patricio Moreira. Los dos primeros, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y el tercero le pateó la cabeza antes de robarle el celular. La causa fue caratulada como "homicidio agravado por alevosía" cuya pena es la prisión perpetua.