El barrio de Liniers vivió un episodio desgarrador de maltrato animal cuando, hace más de un mes, un hombre abandonó a su perro de nombre Drako, dentro de su casa sin comida ni agua. Los vecinos, preocupados por el bienestar del animal, intentaron ayudar alimentándolo y dándole agua a través de las persianas de la vivienda, pero el perro no podía moverse ni comer. A pesar de las denuncias realizadas a las autoridades, la orden judicial necesaria para el rescate del animal no llegaba.
La situación se tornó aún más angustiante cuando, a pesar de la presión de la comunidad, la fiscalía demoró la ejecución del allanamiento. Sin embargo, la solidaridad de los vecinos y la intervención de una ONG local lograron mantener la atención sobre el caso, y la noticia se difundió rápidamente en los medios de comunicación.
Finalmente, tras semanas de espera, la Justicia autorizó el allanamiento y, con la participación de la Policía de la Ciudad y el Cuerpo de Investigaciones Judiciales, se logró liberar a Drako. Los vecinos celebraron el rescate entre aplausos y lágrimas, agradecidos por la intervención de las autoridades y el apoyo de la comunidad. "Estoy muy emocionada, no puedo hablar, estoy muy contenta", expresó una vecina, visiblemente conmovida.
Drako, quien había sufrido tanto durante su tiempo encerrado, finalmente encontró un nuevo hogar. Será adoptado por una familia que le brindará la atención y el amor que tanto necesitaba. Este emotivo rescate pone de manifiesto la importancia de la solidaridad y la acción colectiva frente al maltrato animal, y resalta el impacto de la presión comunitaria para conseguir resultados positivos.