Emiliano 'Dibu' Martínez, el arquero argentino que supo despertar un odio desmesurado en Francia, vivió una noche cargada de tensiones este 9 de abril. Antes de que comenzara el encuentro entre Aston Villa y PSG en París, la hinchada local lo recibió con una lluvia de silbidos e insultos ensordecedores.
Martínez, héroe de la histórica final contra Les Bleus, ya intuía que su llegada al Parque de los Príncipes no sería aprobada. Pues, el dolor de perder la final más importante, no se olvida tan fácil. El primer indicio lo dio cuando bajó del micro de su equipo luciendo con orgullo una bandera argentina pintada en su corte de pelo, ese mismo símbolo que en 2022 cubrió la cabeza de miles de niños que lo admiraban. Y que en el duelo clave, tampoco faltó.
El aire ya estaba cargado de tensión, como había ocurrido en su visita a Lille en abril de 2024. Esa atmósfera se trasladó al campo de juego de la capital, desde el mismísimo calentamiento previo. Allí el marplatense salió a la cancha, levantó los brazos, recorrió el área, miró las tribunas… y, seguramente, se le cruzó por la cabeza aquel recuerdo imborrable: su actuación en Qatar y la certeza de que la Copa del Mundo está en Argentina.
Cada vez que Dibu tocaba la pelota, los silbidos y los insultos caían como una tormenta. "¡Hijo de p...!", "¡Hijo de p...!" fue el grito más repetido por los simpatizantes, especialmente por los Ultras, los barrabravas del conjunto parisino. De todos modos, esta actitud no sorprende, sobre todo si se tiene en cuenta que incluso a Lionel Messi lo cuestionaron hasta el hartazgo, a pesar de haber sido parte de su propio equipo.
En lo deportivo, el encuentro terminó en derrota para su equipo por 3 a 1, pero Dibu tuvo una actuación soberbia. En los goles, no tuvo responsabilidad alguna. Pese al resultado, volvió a demostrar por qué es uno de los arqueros más decisivos del mundo.