Con el paso del tiempo y el uso diario, es habitual que la heladera comience a despedir olores desagradables. Restos de comida en mal estado, derrames, envases abiertos o simplemente la mezcla de distintos alimentos pueden generar ese aroma poco agradable que muchas veces es difícil de identificar... y de eliminar. Sin embargo, existe un truco simple y económico que puede ayudarte a resolverlo sin recurrir a productos costosos ni a químicos agresivos.
El ingrediente clave es el bicarbonato de sodio, un clásico de la cocina que también funciona como un potente neutralizador de olores. Su capacidad para absorber la humedad y las partículas olorosas lo convierte en una herramienta ideal para mantener el interior de la heladera fresco y limpio.
¿Cómo se usa? Solo tenés que colocar una cucharada de bicarbonato en un recipiente abierto, como un bowl pequeño o una tapa, y ubicarlo en uno de los estantes de la heladera. Lo importante es que el bicarbonato quede expuesto al aire y no esté tapado. De esa manera, comenzará a absorber los malos olores casi de inmediato. Para un efecto más duradero, se recomienda cambiar el bicarbonato cada 30 días.
Este truco también sirve como método preventivo. Aunque no haya mal olor en la heladera, tener un poco de bicarbonato en su interior ayuda a evitar que se acumulen aromas intensos provenientes de ciertos alimentos como quesos, cebolla, pescado o comidas cocidas.
Además del bicarbonato, existen otras alternativas naturales para eliminar los olores, como el carbón activado, los posos de café secos o incluso un limón cortado con clavos de olor pinchados. Pero el bicarbonato sigue siendo el más accesible, eficaz y seguro para todos los hogares.
Por supuesto, este método no reemplaza la limpieza habitual del electrodoméstico, que debería hacerse al menos una vez al mes, retirando todos los alimentos, desenchufando la heladera y limpiando con una mezcla de agua tibia y vinagre blanco.