Quienes las hacen siempre dicen que es lo más fácil del mundo. Las masas de empanadas ( que también se adecuan a tartas) que hoy compartimos es sencilla, riquísima y puede tanto freírse como cocinarse en el horno.
Primer dato: una masa de empanadas lleva igual cantidad de líquido que de grasa. Podemos usar vino, agua, leche, mezclas de estos ingredientes manteniendo las proporciones. La grasa debe ser líquida, ya sea de cerdo, o de vaca, o un aceite. El destino de la receta nos puede permitir buscarle un giro a la masa. Por ejemplo, si son empanaditas dulces, podemos usar un aceite neutro, y una mezcla de vino dulce y leche en los líquidos. Si son empanadas de pescado, podemos usar grasa de cerdo, y una mezcla de agua y vino blanco.
Masa de empanadas
110 g de agua, vino o leche (o mezcla de agua y leche)
110 g de aceite de oliva o girasol (o manteca de cerdo derretida)
340-350 g de harina 0000
½ cucharadita de sal
Esta masa se puede hacer en batidora con la paleta correspondiente o a mano.
Ponemos los líquidos en un bol amplio o en la batidora y le agregamos la sal. Agregamos la harina y mezclamos bien, a mano o con el robot, hasta que la mezcla esté más o menos homogénea, pero sin pasarnos para que no desarrolle el gluten. Debe quedar blandita, y no debe pegarse mucho a las manos. Si se pega mucho, añadimos algo más de harina.
Envolvemos el bollo en plástico y dejamos reposar por lo menos una hora, para que se relaje y la podamos estirar bien. ¡Y ya tenemos la masa de empanadas! Solo queda elegir como estirarla, si cortar discos, hacer bollitos y estirar cada uno... Eso es a gusto del cocinero.