Los días fríos exigen infusiones, y cuando se trata de darle calor al cuerpo con mucho sabor, el té chai es inigualable. Famoso en todo el mundo hoy en día, su origen fue en la India, donde se lo toma con leche y endulzado. Es una mezcla de té negro con especias que reconfortan, es tremendamente sabrosa y excelente para mantenerse sano en invierno: una bebida robusta que satisface y que puede sustituir, en parte, el consumo diario de café.
Contiene antioxidantes, es un poderoso tónico cerebral para arrancar el día y las especias, aparte de hacerlo digestivo, le dan un efecto protector contra las infecciones. Incluso contiene cardamomo, muy rico en cineol, una de las sustancias de mejor resultado contra la halitosis.
Las especias en el chai ayudan a estimular, equilibrar y promover la digestión. El ingrediente anti-inflamatorio estrella del té chai es el jengibre, aunque también contiene canela, hinojo, anís , cardamomo y a menudo pimienta o nuez moscada.
Su historia es paralela a la colonización de India por parte de Inglaterra en el siglo diecinueve. Con intención de difundir su consumo entre los hindúes, los ingleses que tenían empleados instauraron en sus fábricas y empresas una pausa donde se servía té negro. Paulatinamente surgieron vendedores callejeros de masala chai ( mezcla de té) y fueron éstos quienes lo empezaron a adicionar con especias típicas de esas tierras, haciéndolo mucho más estimulante y tentador al paladar hindú de las clases populares. También se empezó a servir con leche, que es la forma original.
Hoy en día el té chai se ha hecho una especialidad en hoteles y cafeterías, y los más prestigiosos sommeliers crean sus propios chais.
Hay té chai comercial, que ya viene mezclado, de diversas marcas y precios.También puede prepararse en casa.
Los ingredientes son ¾ de taza de té negro en hebras; 10 semillas de cardamomo con su cáscara; 5 astillitas de canela en rama; 1 cuharadita de canela en polvo; 2 cucharaditas de jengibre en polvo o seco; 12 clavos de olor; 5 estrellas de anís; 1 cucharadita de pimienta negra; ½ cucharadita de nuez moscada rallada.
Pelar las semillas de cardamomo, y pasar por mortero sin desmenuzar del todo el clavo, la canela y el anís. Ubicar junto al té y el resto de los ingredientes en un frasco que permita un espacio libre como para mezclar los componentes. Tapar. Dejar un día tapado y luego utilizar una cucharadita por taza de agua de agua a punto de ebullición. Colar para tomar. No hervir por largo tiempo porque toma sabor amargo. Tomar con una cuarta parte de leche y azúcar o miel... ¡Y a vivir el día!