Banderas de colores te invitan a subirte a la aventura de volar a través de una deliciosa torta, hacia aquellas sensaciones que puede provocar cualquier sabor en vos. Y es que un bocado dulce puede trasladarte a otra dimensión, aunque, solo si fue elaborado con desgarrada pasión. Y este es el curioso pero, también romántico caso de App Cake.
Ana y Jeremías fueron unidos por el destino para crear un sueño fundido de herencia; una pastelería donde las tortas se convierten en un mensaje, un gesto, quizás un regalo, pero por sobretodo en una manera de transmitir amor: "No solo hacemos tortas... jugamos, nos divertimos y disfrutamos", señala el matrimonio en su carta de presentación.
Figuras de variados postres, tortas, tartas dulces, y budines se entrelazan con gatos y cafés en el primer local que abrieron en su amado Saveedra: "Con Jere nos conocimos en la primaria, éramos compañeros en la escuela Felix de Azara; amor platónico de niños. Pero entonces, el destino nos volvió a cruzar cuando teníamos 20 años, y después del viaje de egresados nos pusimos de novio", cuenta tímidamente Ana.
Su dulce historia comienza con una hermosa familia, compuesta principalmente de mujercitas. El primer paso lo dieron cuando se fueron a vivir juntos, luego tuvieron a Uma (12 años). Después sellaron su amor a través del matrimonio; se casaron y llegó Mila (4 años). Y así casi sin planearlo, el proyecto final; su anhelada empresa, poco a poco se iba iniciando.
Hace aproximadamente seis años atrás, en un momento en que Jeremías se quedó sin trabajo, el espíritu emprendedor de Ana le propuso a su marido que comenzarán algo que supieran hacer los dos. Con su trayectoria profesional; él chef y ella con una formación en artes combinadas, se lanzaron a vender budines y tortas desde su departamento.
Amando los desafíos, y con una base sólida de familia detrás, vencieron la falta de trabajo, se mudaron varias veces y hasta atravesaron la pandemia para llegar hasta este punto de partida: "Durante la pandemia comenzamos a trabajar con las aplicaciones, a la par comenzamos a trabajar con Jano's Eventos. Después nos tuvimos que mudar a otro lugar, porque si bien era una casa gigante, nos quedó chica. Así que ahí fue cuando dijimos "bueno, vamos a alquilar un local", confiesa.
De esta manera, su primer local estuvo ubicado en Avenida Balbín 3695, sitio que se convirtió rápidamente en una fábrica destinada principalmente para la elaboración de delicias para eventos: casamientos, cumpleaños, presentaciones y más.
Hasta que abrieron a pocos metros, su lugar más real. Un espacio cálido, pintado de color amarillo; ese amarillo que irradia energía y vida para compartir con los más sagrados todas las delicias de App Cake, realizadas ahora, por un equipo de lujo que está detrás gozando de los distintos sectores de la cocina.
¿El ingrediente principal de la empresa?, una herencia compartida entre dos personas: "La mamá de él es artista, pinta cuadros y mi mamá es la repostera, por eso terminamos en lo dulce los dos. Son recetas que eran de mi abuela, ella se las pasó a mi mamá", explica Ana sobre las recetas mágicas de Nora.
Pero este tan solo es el comienzo de todo lo que vendrá: "Empezamos con este local y queremos ir abriendo más. Estamos viendo un local en Florida, para que sea pastelería y café. Pero también que tenga mucha variedad de té, los especiados que hacemos acá", finaliza Ana al mismo tiempo que recuerda que Jere es la cabeza de la compañía, quién lleva adelante la parte financiera para que ella pueda crear.