CARNE ARGENTINA

El motivo clave por el que hay que poner sal en las brasas del asado

Este sencillo paso puede cambiar por completo tu forma de hacerlo

Escrito en COCINA el

Hay quienes no perdonan ni un solo truco cuando se trata de hacer un buen asado, y uno de los más comentados en los últimos tiempos es el de esparcir sal sobre las brasas.

Aunque no es obligatorio, este paso tiene varios beneficios que muchos parrilleros defienden a capa y espada: ayuda a reducir el humo, mejora la seguridad y permite un mejor control de la temperatura.

La grasa y los jugos de la carne que caen sobre el carbón suelen generar un humo espeso que, además de molesto, puede influir negativamente en el sabor de la comida.

Al tirar un puñado de sal gruesa sobre las brasas ya encendidas, se logra que ese humo sea más liviano y menos invasivo. A su vez, la sal disminuye la aparición de chispas, sobre todo cuando se usa leña o carbón de menor calidad, lo que hace que el entorno sea más seguro para cocinar.

Otro beneficio no tan conocido es su capacidad para regular el calor. La sal actúa como una especie de moderador térmico: absorbe parte del calor y permite que las brasas duren más tiempo sin quemarse tan rápido. Esto ayuda a mantener una cocción pareja, ideal para quienes buscan un asado a punto sin sobresaltos.

Aunque algunos dicen que la sal también puede aportar algo de sabor al subir el vapor desde el carbón hacia la carne, este efecto todavía no fue comprobado de manera contundente.

Sin embargo, muchos asadores aseguran que se nota un leve cambio y lo consideran un plus.

¿El consejo final? Usar sal gruesa y distribuirla de forma pareja, con las brasas bien encendidas. No es necesario poner mucha cantidad: con un puñado bien repartido, alcanza para notar la diferencia.