TESTIMONIO CLAVE

El testimonio clave que condenó a Carlos Monzón por el asesinato de Alicia Muñiz: "La tomó del cuello, la levantó y apretó"

El "cartonero Báez" fue quien vio cómo el boxeador asesinó a Alicia Muñiz la noche del 14 de febrero de 1988.

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El boxeador Carlos Monzón volvió al ojo de la opinión pública tras el anuncio de la producción de una serie biográfica que se basará en su vida. Rápidamente, la polémica se adueñó de las redes, ya que el boxeador es un reconocido femicida: el 14 de febrero de 1988, Monzón asesinó a su esposa Alicia Muñiz en Mar del Plata.

El testigo clave para reconstruir el crimen de aquella noche fue Rafael Crisanto Báez, mejor conocido como "el cartonero Báez", quien explicó ante el tribunal todo lo que vio la noche que concluyó con el fatal desenlace para la modelo. A continuación, las frases más fuertes del relato de Báez:

 Del auto bajó una chica que tenía una ropa brillosa y detrás de ella, lo hizo un hombre que venía gritándole. Así le dio un golpe en la cabeza y la tiró sobre el pasto de la veredita. El taxi quedó con la puerta abierta, pero el taxista enganchó la primera y se fue.

 Después la chica se levantó con un zapata utilizándolo como un martillo y con el otro debajo del brazo. Y lo ataca al hombre, lo importante es que el hombre la agarra del cabello. Con una mano la tiene y con la otra le daba. Así se la llevó para arriba.

• Me quería quedar, pero había muchas plantas. Hasta que vi que en el primer piso se encendió una luz. Primero salió una chica no muy alta (Alicia Muñiz), que le decía 'yo con vos no quiero saber más nada. Sos un loco, un neurasténico –sic-. Me voy a mi casa y no quiero que nunca más me vayas a ver ni a buscar.

• Después de esos gritos, la chica se fue para adentro. Yo no sé si el señor le pegó o le gritó. Lo importante del caso es que la chica se volvió y el hombre le metió el uno o dos en cruz a la cara, con lo que la mujer cayó al suelo

 Cuando la chica cayo, yo me levanté de la piedra para gritar. Y no pude gritar. La chica se levantó no sé de que forma, pero se levantó con los brazos caídos. Entonces este señor la tomó del cuello, la levantó en el aire y la chica arañaba como intentando sacárselo de encima, sin poder cumplir su propósito. Miedo no tenía pero estaba paralizado.