Anoche terminó Un Gallo para Esculapio 2, la continuación de la historia que comenzó en 2017 con Peter Lanzani y Luis Brandoni como protagonistas. El thriller sobre piratas del asfalto incorporó nuevos temas y colocó a Yiyo, el personaje de Luis Luque, como principal antagonista. A diferencia de la primera temporada, esta solo se pudo ver en TNT.
Una temporada express
Sin recaer en un spoiler agresivo que que tiene que ver con la primera temporada, solo se puede adelantar que el personaje de Luis Brandoni no aparece en ningún momento de esta segunda parte. Es mencionado todo el tiempo, si, pero el co-protagonico ahora fue tomado por Yiyo -Luis Luque-, personaje cargado de culpa que se ve envuelto en una situación de demasiadas responsabilidades y con la amenaza latente de un Nelson -Peter Lanzani- sediento de venganza.
La historia, condensada en solo seis capítulos, es de esas que generan adicción. Si bien los episodios no tienen tantas escenas de acción como en la primera temporada, el rumbo de los personajes es cambiante y el camino que aparenta tomar la trama con los minutos se desvía para el lado más impensado.
La temporada solo tiene seis episodios y abarca muchísimas temáticas. La fuerza que aplicó el descubrir a Peter Lanzani con tonada misionera, el talento de Brandoni y la representación del enigmático mundo de la peleas de gallos fue compensada en esta segunda parte con el desarrollo de la relación entre ciertos personajes, como el de Nelson con su nueva banda o el de Loquillo con sus compañeros de cárcel.
Si bien no alcanza el nivel de la primera -en gran parte por el vacío que significó la desvinculación de Brandoni-, Un gallo dos dejó mucha tela para cortar y supo reinventarse tratando ciertos temas y siguiendo ejes callejeros de la mano de un especialista en el tema como Stagnaro. La ficción nacional breve sigue en buen rumbo gracias a apuestas jugadas de calidad y con nombres interesantes detrás, como El Marginal o El jardín de Bronce.