UN CAMINO DE SUPERACIÓN, UN FINAL INESPERADO

La Floppy que nadie conoce: su vida contada por ella en la primera entrevista que dio

Falleció este 28 de julio a los 31 años. En marzo de 2019 concedió una larga entrevista a Pronto en la que habló de todo

Escrito en ESPECTÁCULOS el

Se llama Fabián Peloc pero para todos era La Floppy. Es la simpática e incondicional asistente personal de Lizy Tagliani (48), su mano derecha y persona de total confianza. Desde 2013 no se despega de la conductora de El precio justo, a quien considera su mejor amiga. “Es mi primera nota y estoy muy feliz, ¡no me lo esperaba!”, confiesa con alegría y desparpajo La Floppy, un personaje en sí mismo que incluso llegó a hacer teatro infantil de la mano de Lourdes Sánchez, otra de sus grandes amigas del medio. “Estoy en un momento de mi vida muy lindo, trabajando a full con Lizy y yendo a Telefe todos los días a hacer el programa con ella”, cuenta.

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-¿Cuál es tu rol allí?

-Me encargo de todo con Lizy, desde su parte artística hasta la personal. Preparo su vestuario, el maquillaje y el peinado de cada día. En el programa está el equipo del canal pero antes voy yo, indico qué ropa se pone y cómo es la sombra que va con ese look. Le busco las marcas, le llevo la ropa temprano al camarín y me dedico exclusivamente a Lizy. Y ahora estamos próximos a debutar en el teatro Apolo con Lizy una chica diferente, su nuevo unipersonal.

-¿También vas con ella al teatro?

-Todas las noches. Cuenta su vida a través de anécdotas divertidas y otras emotivas y en un momento salgo a escena en un juego que ella hace. Cuando se presenta imita a Susana Giménez y yo hablo como Ana, su antigua locutora.

-¿Te reconocen en la calle?

-Sí y me encanta, me llevo muy bien con eso. A veces, me cuesta creer todo lo que me pasa. Como me ven siempre con Lizy, ya está asumido que soy su asistente y me reconocen por eso.

-¿Cómo se conocieron con Lizy?

-Fue hace seis años por medio de Juanjo, un amigo que tenemos en común y que es dueño de un boliche de Adrogué, La Colorada. En una noche aniversario del boliche, coincidimos y fue tremendo: yo había ido vestido de rojo con lentejuelas, una galera enorme y todo maquillado. Juanjo nos presentó e imagínate las cosas que me dijo Lizy: ¡me trató desde matafuego hasta Papá Noel! Muy a su estilo, se mató de risa conmigo. Era viernes y al día siguiente vi que ella hacía un show en el Golden.

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-¿Fuiste?

-¡Sí! Me había fascinado su energía, la quería volver a ver y fui. Cuando llegó al lugar, Lizy me vio, me reconoció y me hizo pasar. Vi su show, me maté de la risa y luego, me invitó a bailar con ella a América. Desde esa noche no nos separamos nunca más. Pegamos una química especial y la entendía solo con la mirada. Esa noche me apodó La Floppy.

-¿Por qué La Floppy?

-Porque en 2014 me cortaba el pelo muy cortito y una vez me dejé el flequillo. En ese momento, Flor Torrente se había hecho flequillo con el pelo morocho cortito y justo Lizy se había cortado tipo carré, como Araceli González. Jodiendo, me dijo: “Ay, vos sos Floppy y yo soy Araceli”. A la noche fuimos a bailar y a todo el mundo Lizy le decía que ella era Ara y yo La Floppy. Desde entonces, me apodó así y ya nadie me llama por mi verdadero nombre. Flor Torrente se va a enterar por esta nota que mi apodo es por ella, ¡já!

-¿De qué trabajabas en ese momento?

-Vendía celulares para una compañía de telefonía celular en un local de Temperley. En 2013, nos hicimos amigos con Lizy y nos veíamos los fines de semana: iba todos los sábados a su peluquería con una docena de facturas y le llevaba de regalo un par de medias tipo can can diferente cada finde. Mientras ella trabajaba en la pelu, yo me quedaba a un costado mirando y charlando. Se fue afianzando la amistad y la empecé a acompañar en sus shows de teatro en el under.

-¿La empezaste a asistir?

-Sí, de a poco y como amigos. Luego unas clientas adineradas que la vieron graciosa a Lizy, quisieron invertir en ella y le produjeron su primer show en la calle Corrientes, en el Picadilly. Ahí empecé a trabajar con ella de noche y seguía en el local de teléfonos de día. Lizy después llegó al Bailando y comenzó toda la vorágine laboral y su crecimiento. Mis jefes me dejaban trabajar con Li y me arreglaban los horarios en el local pero el año pasado renuncié porque no me daban más los tiempos.

-¿También sos amiga de Lourdes Sánchez?

-Sí, la quiero mucho. En 2015, Lizy hizo temporada en Carlos Paz con Lourdes en Casa fantasma, se hicieron amigas y yo también. Tanto que Lu me pidió que hiciera del Payaso Papelón en su show de El universo de Lourdes. Amo a Valentín, su bebote de 2 años, con quien tengo un vínculo único. Cuando Lourdes se va a trabajar, me quedo cuidando a Valen.

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-¿Te sigue?

-¡Muchísimo! Me llama Py porque no le sale Floppy. Tiene dos añitos y me cuesta irme de su casa: tengo que irme escondiéndome porque si ve que me voy, se larga a llorar. ¡Lo amo! Los bebés en general me vuelven loco: voy por la calle, me cruzo con un bebé y me enamoro.

-¿Dónde naciste?

-En Temperley y siempre viví en Llavallol, partido de Lomas de Zamora. Tengo dos hermanas mujeres: Alicia (53) y Claudia (43). Hay mucha diferencia de edad porque mi mamá, Felicitas, me tuvo de grande a mí. Mi papá se llamaba Jorge, era cocinero y murió hace un año y medio. Estaba enfermo y si bien trabajaba mucho, era alcohólico.

-¿Se ponía violento?

-No, jamás pero le gustaba chupar. Siempre laburó en la cocina de restaurantes y fue mozo mucho tiempo. Mi mamá era mucama y ama de casa. Vengo de una familia trabajadora: no pobre pero sí humilde y jamás me faltó nada. A mis 18 años, mis papás se separaron justo antes de mi gran fiesta de 18.

-¿Cómo fue eso?

-Como típico maricón, no tuve fiesta de 15 pero sí de 18. Fue como una fiesta de 15 pero 3 años más tarde: con salón, 150 invitados, menú, la torta, DJ, souvenir ¡todo! Solo me faltaba el vestido blanco, já. Tres meses antes de la fiesta, mis papás se separaron porque a mi viejo no le gustaba mi forma de ser y que fuera gay. Jamás tuve trastorno con ser gay pero mis viejos discutían mucho y un día mi mamá le dijo: “Nuestro hijo es así y si no te gusta, te vas”. ¿Qué hizo mi viejo? Se fue de casa.

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(La Floppy, año 2007)

-¿Se fue porque no te aceptaba?

-Me quería pero no compartí mis costumbres y mi forma de ser. Siempre fui un chico obediente, estudioso, responsable, correcto. Pero mi papá era bastante estructurado y sobre que no me aceptaba gay, a eso se le sumaba el alcohol y un día mamá lo echó. Se fue a Jujuy, su provincia natal y a mí me dolió mucho. Cuando se fue, se me cayó el mundo y lo empecé a extrañar.

-¿Estuvo en tu fiesta de 18?

-Sí. Recuerdo que me llamó para preguntarme si quería que estuviera en la fiesta y le dije que sí. Vino, participó de la fiesta y se volvió a Jujuy. Durante dos años no lo vi en persona pero jamás cortamos el vínculo telefónico. Con el tiempo se empezó a llevar bien con mamá, sanaron las heridas y él se empezó a enfermar porque era alcohólico y obeso.

-¿Heredaste la gordura de tu papá?

-No, yo era normal y a los 20 empecé a comer mucho y a subir de peso. Me gustaba comer, era ansioso y cuando volví del viaje de egresados y no sabía qué hacer, canalicé la ansiedad en la comida.

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(El año pasado en el Presidente Bar junto a Lizy, Mauro Szeta y su mujer, Clarisa Antonini, Nicole Neumann, el Dr Diego Martínez, Paola Juárez, Nicolás Peralta -autor de esta entrevista- y Floppy.)    

-¿No estudiaste ninguna carrera?

-Sí: cursé dos años en Monte Grande para ser maestra jardinera pero dejé porque necesitaba trabajar y entré en una fábrica de productos eléctricos que había puesto mi hermana con su marido. Ahí trabajé siete años y luego entré en la compañía telefónica.

-¿Sufriste bullying de chica?

-Ay, sí, me han recagado a trompadas a la salida del colegio por ser gay. Hace 20 años no era como ahora. Un día, estaba yendo a la clase de educación física y un pibe de quinto me esperó en la esquina y me dio una paliza tremenda. “No te conozco, jamás te dije nada”, me excusé y él me respondió: “Lo sé pero te la doy por puto”. Tuvo que socorrerme la portera del colegio. Extraño a mi papá porque si tenía un problema, por más de que a él no le gustaran mis formas, me defendía a muerte. Al segundo estaba en el colegio o en la casa de quien fuera aplaudiendo las manos. Era horrible lo que me pasaba porque odio la violencia y yo jamás maté un mosquito.

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-¿Tuviste pareja alguna vez?

-Nunca. Pero a los 18 me enamoré de un compañero del colegio. Si bien no fuimos novios, estuvimos tres meses saliendo. Me enamoré muy fuerte y sentía que era el amor de mi vida. Fui correspondido pero él tenía novia y cuando me enteré, lo dejé. No quería ser el segundo, no me interesaba. Estuvo un mes buscándome y si bien nunca dejé de hablarle, no volvimos a estar. Con él tuve mi primera vez y sufrí un año la separación. Eramos compañeros de curso, nos sentábamos juntos y nadie sabía nada.

-¿Te gustaría estar de novia?

-No, en este momento no estoy preparado para una relación. Salgo, me divierto, voy a bailar con mis amigos y me encaran pero todo es vía redes sociales, casi nunca en persona. Por Instagram me mandan fotos desnudos y nada me gusta menos que ver fotos de miembros masculinos. No me llama la atención porque trabajo de noche y estoy acostumbrado a ver strippers. No me interesa y así como las recibo, las borro.

Nicolás Peralta