El 3 de junio, Agustina Fontenla se fue del mundo terrenal, a la edad de 31 años, pero dejó un legado. Durante su paso por Bake Off 2020, se encargó de dejar en claro que los sueños están para cumplirse y que hay por ellos. Agus era abogada, pero su pasión estaba en la pastelería y fue por ese camino, más allá de lo económico.
Oriunda de San Antonio Oeste, llegó a Buenos Aires con la ilusión acuesta, el de cobrar un protagonismo a base de su sabrosos platos. No solo que consiguió eso, sino que mucho más: el cariño de todos los que la conocieron. Es que ella se mostraba tal cual era, y eso generaba un cariño especial.
A poco más de 4 meses de su muerte, que se produjo en el hospital de Viedma producto del coronavirus, sus padres decidieron realizarle un merecido homenaje. Una manera de cerrar una etapa, hacer borrón y cuenta nueva más allá de que el cariño y recuerdo será permanente por siempre.
Con los sentimientos a flor de piel, se subieron a un embarcación y, mar adentro, tiraron una piedra con el nombre grabado de su hija en color blanco, un corazón y su edad: “La piedra que representa a nuestra hija, ahora reposa en el fondo del mar del golfo de San Matías”, le juntó Julio Fontenla, papá de Agus, a Pronto.
Sobre el lugar elegido, el señor remarcó que era uno de los lugares preferidos de ella. Cada vez que necesitaba tranquilidad, escuchar el mar, o simplemente tomarse unos mates con sus amigos, su novio o la familia, iba ahí, su lugar en el mundo. “Era el lugar que tanto amaba, lejos de las mezquindades políticas y con la compañía de las especies marinas”.