De un tiempo a esta parte, Santi Maratea se convirtió en uno de los referentes de las causas sociales. Pareciera que no hay monto que se interponga en su camino. La gente confía en él y cuando le da inicio a un tema solidario, no descansa hasta no cumplir el objetivo.
Sin embargo, y más allá de disfrutar de lo que hace, en su paso por LAM aclaró que el compromiso social no se interpone con sus cuestiones personales. Aclaró que tiene una vida acomodada gracias a su trabajo y que no va a renunciar a eso para demostrar algo que no es.
En un momento de la charla, Ángel de Brito le preguntó si le gusta la plata, y no dudó con su respuesta. No intentó ser políticamente correcto, sino que fue sincero. Tal vez, eso es lo que lo hace creíble y confiable para todos los soldados que se alistan detrás de él cada vez que tiene que ayudar a alguien.
Ante eso, comentó: “Mi máximo objetivo es una casa que de a un lago. Y después sí, me gusta mucho la ropa, pero jodo con eso en redes sociales. Y, cada vez que termino una colecta solidaria, por así decirlo, hago una colecta para mí para comprar algo que no tenga ningún sentido y que sea totalmente frívolo, como una cartera de Louis Vuitton. Y la gente se copa, mucho”.
“Es un poco para provocar, y un poco para instalar esta idea de que a mí no me agarren con esto de que si quiero llevar un beneficio a otras personas, tengo unas zapatillas caras. Porque las voy a tener, me va a ir muy bien en la vida y voy a darme esos lujos. Así que ya me atajo desde ahora, no me rompan las pelotas y no confundan una cosa con la otra”, agregó.