MALA EXPERIENCIA

Fiorella Vitelli recordó su paso por Buenos días América: "Los gritos eran moneda corriente"

La nutricionista aseguró que recibió maltrato por parte del conductor y de la producción del programa.

Por
Escrito en ESPECTÁCULOS el

La salida de María Belén Ludueña de Buenos días América destapó una serie de denuncias sobre maltrato laboral hacia Antonio Laje y a parte de la producción del programa.

Además de la conductora, la nutricionista Fiorella Vitelli, quien fue parte del noticiero entre 2018 y 2020, contó en sus redes sociales que la salida de su excompañera le removió situaciones angustiantes que vivió ella misma. 

Este martes en diálogo con Reinaldo Sietecase en La inmensa minoría, la médica se refirió a lo sucedido en los últimos días con las diversas denuncias que salieron a la luz. "Por una cuestión emocional yo decidí abstraerme un poquito, me van informado desde Periodistas Argentinas, pero siento que después de la de Belén pude ponerle un poco de nombre a la situación y contar mi experiencia, que no era solo Antonio Laje sino la producción, las personas de recursos humanos...Hay nuevas generaciones que ya no vamos a tolerar las cosas de la televisión antigua", aseguró. 

"Uno adelante de cámara está a flor de piel, entonces si un segundo antes de salir al aire te dicen 'estás horrible', probablemente te impacte el rendimiento. Y si después te hacen un ajuste o una llamada de atención por tu rendimiento que está afectado por tu estado emocional...hay cosas en las que hay que hacer un replanteo", consideró. 

Con respecto a lo que sucedió con el canal, Fiorella admitió que "pensé que el lunes iba a pasar otra cosa. No pensé que se iba a prender la pantalla y todo iba a ser como si nada. No hubo nada, ni un comunicado. Con respecto a lo de Liliana Parodi, se dijo que renunció, pero ni siquiera es así, están negociando su salida".

Además, la nutricionista recordó su paso por el programa: "No quiero hablar mucho del tema, pero que había gritos, por supuesto, eso era moneda corriente. Y el acoso también estaba. Todo eso estaba totalmente naturalizado, entonces uno se lo bancaba y no decía nada. Pero hay que estar todos los días en un lugar donde permanentemente te dicen que no servís para nada. Si te lo dicen sistemáticamente durante un año y medio hay una parte de tu cerebro que lo termina creyendo, y eso no es exigencia, es un atentado emocional".

"A mí al principio de la pandemia me dejaron sin laburo. Yo no tenía posibilidades de conseguir otro trabajo en ese momento, y nadie me llamó para ver si necesitaba algo", concluyó.