FUERTE TESTIMONIO

Silvina Escudero: "Tuve anorexia en la adolescencia y me rescataron mis amigas y mi familia"

La bailarina y actual panelista de Los Mammones se confesó con Pronto y por primera vez reveló un tema que jamás había tocado públicamente: los desórdenes alimenticios que sufrió a los 14 años y cómo logró recuperarse de la enfermedad.

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En el relanzamiento de de revista Pronto -esta vez la revista será mensual, gratuita y digital y se puede descargar desde la web de Pronto-, Silvina Escudero brindó una entrevista a fondo y habló de todo. Por primera vez, la bailarina y actual panelista de Los Mammones se refirió a un tema que nunca antes había tocado públicamente: la lucha que libró contra la anorexia cuando era una adolescente de apenas 14 años. En un clima de intimidad, Silvina se relajó y abrió so corazón frente a una pregunta relacionada con su físico. "Se te ve muy bien físicamente. ¿Te sentís en tu mejor momento desde lo estético?", fue el disparador que tiró el periodista Nicolás Peralta y la morocha respondió: "¿Sabés que estoy más segura de mí misma? A las mujeres siempre nos han castigado mucho por el tema del cuerpo: si tenés celulitis, flacidez, estrías, un grano, si engordaste o si tenés el pelo más largo o más corto. Siempre nos miran con una lupa y yo pertenecí a esa industria porque trabajo desde los 13 años. Te digo más: yo misma estuve siempre bajo mi propia lupa. Hoy me miro al espejo y me quiero, me gusto y me acepto con mis defectos. Me parezco hasta más atractiva con mis defectos que quizás a los 20 no tenía", sostuvo.

"Por defectos me refiero a la celulitis, por ejemplo. Todas las mujeres tenemos celulitis y más cuando vamos creciendo. Capaz no a los 20 pero después de los 30, ya sí. La verdad es que me quiero y me siento bien con mi cuerpo porque me acepto. Estoy en actividad, me siento saludable, me gusta lookerarme y sentirme linda. Estuve todo un año encerrada sin ponerme rímel así que me pone súper contenta poder lookearme todos los días de manera diferente para trabajar en la tele", continuó la morocha que ratonea a los argentinos.

Y se puso reflexiva a la hora de hablar sobre lo exigente que siempre consigo misma. "Me gusta mucho mi pelo, no tengo extensiones, es todo natural. ¿Sabés que por primera vez en la vida me siento muy libre de poder decir que me gusta algo mío? Lo digo de verdad. Realmente siempre fuimos muy castigadas, al punto de que hasta teníamos que criticarnos a nosotras mismas. Como que estaba mal decir que tenemos algo lindo. Este es un aprendizaje de vida y todas las mujeres deberíamos mirarnos al espejo y decirnos cuánto nos queremos. Porque todas tenemos atractivos, sea cual fuere. Todas las bailarinas somos muy autoexigentes. Eso lleva a una obsesión y a una perfección que no es real y que no es compatible con la vida porque la vida es completamente imperfecta", continuó.

-¿Caíste en desórdenes alimenticios?

-Sí. Cuando era muy chiquitita tuve un tema heavy ahí. A los 14 años estuve mucho tiempo casi sin comer, comiendo muy poquito. Por suerte, mis padres rápidamente se dieron cuenta. Hacía mucha actividad física, con tres clases diarias de dos o tres horas cada una, solo comía una manzana y eso el cuerpo no lo puede sostener. No era sano y hoy me parece que es el momento ideal para poder visualizar esta problemática. Las que crecimos y vivimos esta experiencia, podemos decir que todo lo que se ve como perfecto no es real. Todas y todos tenemos imperfecciones y tenemos que querernos como somos.

-¿Tuviste anorexia?

-Nunca le puse ese nombre pero hoy, viéndolo a la distancia, entiendo que sí. Jamás lo diagnostiqué de esa manera pero sí, claramente fue anorexia. ¿Cómo salí? Gracias al apoyo de mi familia y de mis amigas. Cualquiera que me conoce, sabe que tengo una red de amistades muy fuerte. De chica, me decían Roberto Carlos porque tenía y tengo un millón de amigos, que conservo hasta el día de hoy y que son los mismos de siempre. Mis amigos son mi familia y recuerdo que en aquel momento, una de mis amigas llamó a mi mamá para decirle que en el recreo había comido solo una manzana. Pensá que iba a un colegio de doble escolaridad, de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde y de ahí me iba a ballet, zapateo americano, tenis. Entonces, fue un proceso duro el que viví pero por suerte bastante acotado. No lo sufrí por años porque mi familia y mis amigas me rescataron.