ENTREVISTA DESDE MIAMI

Andrea Estévez: "Mi papá se murió en mis brazos y cuando sufro ataques de pánico siento que revivo su muerte"

La modelo y conductora sufrió hace días un episodio de salud en un supermercado de Miami. Secuelas de tres años de afrontar con fortaleza primero la traición del hombre con el que soñó una familia y después la muerte de su padre, el ejemplo de vida que hoy la guía

Por
Escrito en ESPECTÁCULOS el

“Mamá, me muero… cuidáme a Hannah”. Las lágrimas le empezaban a bajar por el rostro. Andrea Estévez estacionó como pudo el auto en el parking de un supermercado en la zona de Aventura, norte de Miami. Adriana, su mamá, ya buscaba en su billetera el teléfono para llamar a la ambulancia que la modelo un día le confió para estos casos. Andrea ya había tenido otros ataques de pánico durante el año pasado pero este de hace unos días en Miami “fue de los más fuertes que tuve hasta ahora”, dice. Se bajó rápido del auto, primero para que su hija Hannah, de dos años y medio, no la viera en ese estado de angustia, y además porque aún en plena crisis tuvo la lucidez para seguir el consejo que le había dado la psicóloga.  “Me dijo que en una situación de pánico fuerte corriera a buscar hielo y me pusiera en las manos y en la cara porque te alivia el sistema nervioso. Por eso me metí corriendo al supermercado, así llorando como estaba, fui a una heladera de las que tenían jugos, saqué hielo y me puse en las manos…De a poco me fui calmando”, relata. Un rato después manejó hasta lo de una amiga que estaba a cuatro minutos de ahí, donde se terminó de relajar. “Necesitaba saber que estaba con alguien que me ayudara con mi mamá y mi nena si a mí me pasaba algo”, dice. Y agrega sobre los ataques: “Todo eso lo hace la cabeza. Los síntomas existen pero es la cabeza la que empieza a programar la muerte. Y lo que a mí me pasó es que mi viejo murió tomado de mi mano y me quedó la forma en que murió… Cuando tengo un ataque de pánico siento que lo revivo”.

Alfredo falleció en febrero del año pasado. Cuando Andrea habla de su padre es inevitable que su voz se quiebre. “Yo tuve un ejemplo de viejo… Tengo la vara tan alta con lo que fue mi papá. Yo sabía que en cualquier parte del mundo que estuviera si yo tenía un problema de la forma que fuera él iba a llegar. Mi papá y mi mamá me dieron valores de familia, de buena actitud, de no mentir, de no engañar, de ser buena gente, de no lastimar. Mi mamá me dice a veces ‘sos de entregarte mucho´ y yo le digo ´ustedes me enseñaron así, no tenían para comer y yo comía, siempre me dieron la mejor habitación de la casa, siempre buscaron lo mejor para mi”. 

La muerte de su papá no solo significó un gran vacío de amor en la vida de Andrea, sino también de liderazgo familiar. “Me quedé sin la pata masculina de mi vida. Mi mamá siempre fue muy compañera de mi papá, pero para ella lo que él decidiera era lo correcto. Yo siempre sabía que tenía el nido de mamá y papá al que podía volver si me pasaba algo y hoy no está más. Ahora soy la cabeza de la familia, tengo que tomar todas las decisiones, Hannah depende de mí, mi mamá también. Es otro lugar que me toca en la vida. Y el año pasado exploté con los ataques de pánico. Viví un estrés postraumático por la muerte de mi papá, de las responsabilidades y de todo lo que cargué durante todo este tiempo”.

 

Junto a Alfredo, su papá

“Todo lo que cargué durante este tiempo” se refiere en especial al calvario que vivió por culpa de Juan Manuel García, el padre de su hija, de quien se separó a mediados de 2018. Si bien estuvo presente en el parto de Hannah -que fue en Miami porque los médicos no la habían autorizado a volar de regreso por su embarazo avanzado-, la modelo ya había descubierto varias mentiras e infidelidades de su parte. Vencida su visa de turista, Andrea tuvo que regresar a Buenos Aires junto a su beba. “Andá tranquila a la Argentina que en unos días voy y nos vemos allá, yo tengo que resolver algunas cosas acá”, le dijo García. Nunca volvió. Estévez pasó del sueño de criar a una hija deseada con el hombre que amaba, a estar sola con Hannah sumiéndose lentamente en una pesadilla de excusas, engaños y mentiras que recibía por teléfono. Y sin que García le pasara un peso.

Con Ana Rosenfeld

En noviembre de 2018 le terminó de caer la ficha de hasta donde la habían engañado. “Me llamó no sé si fue Pablo Layús o Ale Guatti y me dice ‘mirá tenemos toda la data de que tu ex estuvo en la playa con una mina, y le sacaron fotos, y la mina es ésta’. Yo me acuerdo que ese domingo 25 de noviembre había estado limpiando un departamentito que tengo que alquilo para turistas -ahora con la cuarentena también se frenó- y no llamé a la mujer de la limpieza para limpiar yo y ahorrar 500 pesos más porque él me había dicho “bancáme con la plata, que ya vor a arreglar todo”. A mí no se me caen los anillos por hacerlo, pero cuando me entero de que yo había estado limpiando mientras él estaba en la playa con una mina, ese lunes mismo le escribí a las dos de la mañana a mi amiga la Dra. Rosenfeld, que creo que estaba en Cancún o Aruba, y le dije: “Ana, presentemos todo”. 

Han pasado más de dos años y la lucha de Andrea para que el padre de su hija pague alimentos continúa.  “Los gastos de mi hija en estos primeros dos años y medio de vida se producen en la Argentina, y además es lugar de nacimiento del padre y donde yo sé que tiene su residencia, por lo menos a partir del momento que yo presento la demanda que es en noviembre 2018. Y donde radiqué a Hannah ni bien regresé. Por eso la presenté en mi país y lo hice recién en ese momento porque desde agosto hasta noviembre que estaba en contacto con él, seguía creyendo que volvería…. Al menos por su hija, porque lo nuestro ya estaba terminado. El 26 de noviembre fue el detonante para que todo se terminara, y eso que todavía no sabía que se había casado con una mujer cuatro días después de que me fui de Miami”, cuenta.

Parece un guion inverosímil de un mala telenovela pero es la cruda realidad que le tocó vivir a Estévez. “La Dra. Rosenfeld tiene la partida de casamiento. No sé nada sobre esa relación, pero sí sé que yo viajé el 17 de agosto de 2018 con un pedido de él de “te amo, por favor volvamos a ser una familia, yo en cuatro días estoy en la Argentina” y el casamiento de él con esa mujer tiene fecha el 24 de agosto. No comprendo en qué momento, se puede haber armado la confianza, la relación, porque acá cuando uno se casa tenés que conocer mucho a la otra persona, si no estás haciendo un fraude. No sé en qué momento sucedió porque prácticamente estábamos todo el día juntos… Discutiendo, peleando, enojados por la situación, pero juntos,” recuerda.

- ¿Y nada pagó de alimentos hasta el día de hoy?

-En todos estos años no recibí nada hasta hace cinco o seis meses que empezó a pagar. Si divido el dinero que me dio por los años de deuda, me da unos $5000 por mes. Con eso tendría que alquilar una vivienda y pagar todos los gastos. Porque yo no tengo la tenencia compartida, ni la posibilidad de ir a trabajar cuatro horas porque mi hija se queda con el padre. Amo estar con Hannah, pero la tengo 24 horas, entonces tendría que depender de una persona que la cuide mientras yo trabajo. Está mi mamá que me ayuda todo el día y yo la ayudo a ella con sus gastos porque si no ella tendría que ir a trabajar y no podría cuidar a la nena. La deuda de alimentos en el juzgado en Argentina es muy grande, son muchos meses. Empezó siendo una cuota de 25 mil pesos más la cobertura médica y se actualizó en marzo o abril de 2020 a creo que 60 mil pesos más la prepaga. No se está cumpliendo.

-Ahora viniste a presentar la denuncia también a Miami.

-Llegué acá el 21 de diciembre, es un viaje que teníamos pendiente desde que falleció mi papá. Se dijo que vine a vacunar a mi mamá pero no es cierto. Aunque si tuviera la posibilidad lo haría. Mis padres tenían acá unos unos temas que resolver pero por la pandemia el año pasado, como mi mamá es persona riesgo, decidimos no viajar. Primero pensamos venir en enero pero preferimos no pasar las fiestas en Buenos Aires porque estábamos viviendo en la casa donde falleció mi papá y ya no podíamos más, necesitamos salir. Así que viajamos el 21 dejando definitivamente la casa donde vivimos con papá. Vinimos para resolver esos trámites de mi mamá y también por los derechos de Hannah. El juez me estaba solicitando presentar un exhorto vía Estados Unidos para presentar la demanda de alimentos allá donde nació mi hija y dónde vive el padre, y tiene sus ingresos. Requiere enviar todo el material, pero un abogado en Estados Unidos te cobra por hora - aproximadamente 300 dólares la hora- lo cual sería imposible de afrontar para mí.

Con su hija y su mamá

- ¿Podés sacar a tu hija del país sin problemas o necesitás tener la autorización del padre?

-Para venir acá yo podía pedirle al juez un permiso de salida de viaje, pero una vez que había ido a Uruguay tuve que ir con Hannah al juzgado y a los tres días volver con ella para certificar que volvió y quedarme dos horas ahí. No me gustó ver a Hannah en esa situación, no es justo que le pase por tener un padre ausente que no se ocupa ni se preocupa por ella. Entonces decidí romper el hielo y buscar hablar con su papá para pedirle el permiso. Me costó más de un mes, pero finalmente fue a firmar el permiso aunque me dejó claro en un mensaje que él no iba a pagar ningún gasto, ni siquiera el costo del trámite que tenía que firmar. ¡Encima que debe una fortuna de alimentos yo le tuve que transferir el dinero para pagar el trámite! Gracias a eso Hannah hoy está acá en Miami y tuvo un encuentro con el papá. Y fue uno solo porque así lo quiso el padre, porque a disposición estuvo siempre. Por eso duele que, si bien mucha gente en Argentina me apoya, no falta el que me dice “eh, no le prohíbas a tu hija ver al padre”. Jamás lo hice. Desde el 21 de diciembre estoy acá y la puede visitar. Hasta ahora quiso solo una vez y hablamos ayer para una segunda visita… No lo puedo entender. Yo estoy una hora separada de Hannah y la extraño, y hablo con mi mamá a ver si comió, le digo mandáme una foto…

-¿Y cómo afrontás el gasto de estar en Miami pagando en dólares? Encima después de un año de pandemia que te limitó mucho laboralmente.

-Cuando empezó la cuarentena los dos primeros meses realmente me asusté muchísimo porque estaba al aire con dos programas, Celebrity Cars en Garage TV y Distendidos, y se congeló todo. Y lo publicitario también porque yo trabajo mucho con publicidad a través de las redes. Pero lo que fue sucediendo mucho en la cuarentena, es que uno se va reinventando y esta era más digital que nunca me permitió trabajar con marcas y conseguir sponsors. Sigo teniendo mis ingresos en Argentina, incluso trabajando acá, porque lo genero a través de las redes sociales. Es difícil vivir en Estados Unidos ganando pesos argentinos, lo pasas a dólares y la diferencia es abismal. Por ahí trabajas un montón y ganaste 30 dólares. Por suerte tengo alojamiento. Una amiga uruguaya me dijo, “me estoy yendo hasta mayo, te dejo mi departamento, me encantaría que puedas venir, disfrutar, que el departamento tenga vida.”  A través de mis sponsor conseguí auto porque acá sin movilidad no podés estar. Después es solo comer. No es que estamos restringiéndonos pero sabemos el presupuesto que tenemos para el mes.

-Decías que Hannah recibió la visita del papá. ¿Cómo fueron esos encuentros? Porque para ella es casi un extraño.

-Ese es uno de los puntos muy importantes que estoy viendo con la psicopedagoga de mi hija: cómo incorporar a una persona en su vida a la que ella no conoce. Porque si bien es el papá, lo había visto por última vez antes de cumplir los tres meses. No forma parte de su día a día ni es parte de su vida y por eso jamás preguntó. Antes de ese primer encuentro, tuve una charla con ella y le conté que iba a venir su papá a conocerla. Le expliqué que nosotros antes vivíamos en Miami, por qué volvimos a la Argentina y que ahora habíamos vuelto e iba a reencontrarse con él. Claro que cuando lo vio, fue una persona extraña para ella; él le trajo unos regalos y Hannah fue directamente a abrirlos. Yo después intenté incorporar juegos, les traje una pelota y jugaron, pero obvio que no tiene confianza, si la quiere subir a upa, Hannah se quiere bajar. Eso se genera con tiempo, con dedicación y con mucho amor.  

-Todas cosas que hasta ahora de parte del padre casi no recibió. ¿Nunca durante esos años quiso verla, preguntaba por ella, pedía fotos?

-En estos dos años y medio en la Argentina yo las fotos se las mandaba a los padres de él, los abuelos de Hannah. Es la comunicación que pedí tener. Imagináte que yo me separé a los diez días de que naciera mi hija cuando descubrí infidelidades y cantidad de mentiras. En ese momento una mujer está emocionalmente revolucionada, no dormís, tenés las hormonas que se van para todos lados, todo en pleno puerperio. Es hermoso ser mamá, pero también tenés lo otro, hay que vivir un montón de situaciones que no son fáciles. Y en mi caso más difícil porque era cerrar una historia que era proyecto familiar, volver a la Argentina, a un punto de partida que no era el que imaginé porque yo había proyectado una familia. Todo fue muy distinto a lo que yo me imaginaba. Puedo sumar tantas cosas… Cuando yo me separé y volví a la Argentina me fui a la casa de mis papás y le dije “mirá, yo me tengo que alquilar un lugar para estar con Hannah, aunque sea un departamento chiquito y voy a tener estos gastos”. Me acuerdo que en una de las charlas que tuve la contestación de él fue “ay, sí Hannah toma teta y usa cinco pañales por día nada más”. Otra de las contestaciones de él fue “ay basta, no me cuentes más que le crecen los dientes o el pelo, cuando tenga 4 años caigo con regalos y ni va a saber que no estuve cuando era chiquita”. Si te ponés a ver lo que pasó, fue exactamente así: su cuota de alimentos dividida en todos estos meses fue como para que tome teta y use cinco pañales por día. Y el otro día cuando vino con los regalos fue como si no hubiera pasado nada en estos 2 años y 8 meses. Y fue porque yo traje a Hannah a Estados Unidos porque si no tampoco la veía.  

-Pudiste alguna vez tener una charla franca con el padre de tu hija para preguntarle la verdad de lo que pasó, por qué se fue días después de nacer su hija, el casamiento con otra mujer…

-No sentí ningún tipo de necesidad de preguntarle nada porque sé que cualquier respuesta que vaya a tener no va a ser una respuesta sincera y de corazón, así que no. No vine a buscar una respuesta a nada de lo sucedido en lo personal. Gracias a Dios sé que él ya no me puede dañar más a mí porque no hay un sentimiento de mi parte. Lo único que pido y que me gustaría es que Hannah pueda tener un papá, pero eso ya está en sus manos. Cuando volvimos a hablar hace un tiempo, hubo un pedido de su parte diciendo “yo deseo lo mejor para Hannah, te pido que seamos los mejores padres para ella”. Yo le contesté, “me alegro mucho que vos quieras tomar esta decisión ahora, yo soy lo mejor para Hannah desde el día que nació. Porque le doy mi vida entera las 24 horas, no necesito ser lo mejor para Hannah ahora. Si vos decidiste serlo ahora, bienvenido sea". Y le dije que si él quería lo mejor para su hija sería bueno que deje de jugar a las escondidas con la justicia y se presente a las mediaciones. Porque para eso hay un juez, para que nos pongamos de acuerdo en qué es lo mejor para Hannah. Ok me dijo y hasta ahora no hubo novedades sobre su presentación en la justicia. De hecho, hubo cinco audiencias, porque estamos en la etapa pre-juicio, donde la responsabilidad de la cuota de alimentos ya pasa a los abuelos paternos, porque hay una ley desde el 2015 que cuando el padre no está en al Argentina, la responsabilidad pasa a los abuelos. Hay gente que me dice “pobre los abuelos”. Yo les digo “pobre Hannah”, porque yo no eduqué un hijo así, ni voy a educar a mi hija así. Por algo existe la ley y hay que hacerla cumplir. Se trata del bienestar de Hannah.

-¿Después de todo lo que pasó, te sentís preparada para enamorarte, para confiar en un hombre?

-Tengo sentimientos encontrados con ese tema. Yo disfruto mucho de estar en pareja, me gusta estar acompañada. Si hay algo que siempre le tuve miedo es a la soledad, yo disfruto estando sola pero sabiendo que en mi casa tengo mi nido. Me encanta estar en pareja, tener un compañero de vida, un compañero de aventuras.  O sea que siento que en algún momento me voy a volver a dar esa oportunidad pero también sé que ahora tengo que tener muy en cuenta que tengo una hija. La persona que esté a mi lado va a ser el referente para Hannah, no va a ser el papá porque ella tiene uno, pero podrá ser una persona que la quiera mucho, que la incorpore como una hija más, si Dios quiere. Lo deseo, tengo amigas que lo han logrado y sé que se puede. Tengo que estar seguro de que sea una buena persona porque va a convivir con mi hija, pero sí, sigo creyendo, sigo apostando por el amor.