Estuvo más de 20 años peleado con su hermano pero en algún momento pudieron reencontrarse y salvar esas diferencias, recuperando el vínculo que fue entrañable hasta el día de su muerte. Por circunstancias de la vida (vive en Italia actualmente) no pudo estar presente en el último adiós a Diego pero a su modo, siente que puede despedirlo cada noche.
"Cuando lo sueño siempre está hablándome, preguntándome cómo estoy. Es más, hay noches que me despierto y me encuentro que Diego me está hablando...Es fuerte, pero son cosas que pasan en la vida", reveló en una nota para Radio Villa Trinidad.
Hugo agregó: "Para ustedes se fue el futbolista, un ídolo pero a mi se me fue un hermano... es mi sangre. Él vivió como vivió porque tenía mucha responsabilidad sobre él. No podía ir a comprar el diario, no podía llevar las chicas al colegio, no podía cenar. El momento más tranquilo para Diego fue en La Paternal".
Y cerró: "Diego nunca se creyó ídolo. Lo que él hacía adentro de la cancha, para él, era normal. Le salía espontáneo, como nosotros cuando agarramos un cubierto, comemos un asado o cortamos una milanesa. Él con la pelota hacía lo que quería y con ella, no le quedó ningún sueño por cumplir".