ENTREVISTA

Ana Acosta: "El teatro lo único que puede contagiar es alegría y buen humor"

La actriz se presenta con la obra Casa matriz, los domingos a las 20 en el Picadilly, junto a su hija Talía. Cómo es hacer teatro en plena pandemia y por qué la gente tiene que seguir yendo a las salas. Su palabra a Pronto.

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A 28 años de haber hecho por primera vez la obra Casa matriz, Ana Acosta volvió al teatro con la misma pieza pero en distinto rol: antes le tocó ser la hija, hoy le da vida a la madre de esta joya de la escritora y dramaturga Diana Raznovich. Se presenta los domingos a las 20 en el Teatro Picadilly (Corrientes 1524) junto a su hija en la vida real, la también actriz Talía Acosta, a quien le toca ser su hija sobre las tablas. ¿Cómo es trabajar en el arte en tiempos de pandemia? Ana reflexiona sobre el presente y cuenta sus sensaciones a Pronto.

-¿Cómo surgió reponer Casa matriz?

-Glorioso. La obra es una pieza de Diana Raznovich, una autora argentina reconocida en el mundo, y es una obra que hice en el siglo pasado. Siempre hago el mismo chiste pero es real: la hice en 1993 con Lidia Catalano. Yo hacía de hija y ella de madre, dirigidas por Tina Serrano en el Bauen. Siempre me quedó en la cabeza porque es una obra fantástica que trata sobre una chica que al cumplir sus 30 años, decide alquilarse una madre por hora para festejar su cumpleaños número 30. Con tanta mala suerte que cuando llega a la institución Casa matriz, la madre sustituta que ella había contratado, se equivoca y comienza a hacerle otras madres que no tienen nada que ver con la que ella había ya estipulado por contrato que necesitaba. Ahí empiezan los encuentros y desencuentros.

-¿Cómo se dio que trabajes con tu hija?

-Estábamos en plena pandemia, era el día de mi cumpleaños y le dije que por favor ese día viniera a casa. Era 4 de julio, con la pandemia muy cerrada y se vino caminando. Ese día aprovechamos para leer la obra porque nosotras siempre decíamos que queríamos laburar juntas y Fabián, mi marido, siempre dijo: “La obra es Casa matriz”. En cuanto terminamos de leerla, la miré a mi hija y ella estaba con los ojos llorosos. Le pregunté si le había gustado y me dijo: “Esto es lo que quiero hacer”. Así fue cómo surgió.

-En plena cuarentena estricta.

-Sí. Empezamos con los ensayos por zoom durante todo agosto y septiembre, y a mediados de octubre nos reunimos con el director, Nicolás Pérez Costa, porque ahí se había habilitado la posibilidad de reunirse hasta cinco personas. Obviamente estuvo en los ensayos por zoom y luego un día nos citó en persona. La música es maravillosa porque hay cinco feliz cumpleaños de diferentes nacionalidades: el judío, el parisino, el neoyorkino, hay un trap en medio de la obra… ¡Es fantástica!

-¿Cómo es compartir el escenario con tu hija?

-Maravilloso. Era una asignatura pendiente que teníamos las dos de trabajar juntas. Habíamos compartido el escenario en Entretelones cuando a mi hija le tocó reemplazar a Vanesa Butera y ahí hizo un toro. Trató de hacer lo mismo que hacía la actriz anterior para no jorobar al resto. Y esta vez arrancamos las dos de cero. Para mí también fue arrancar de cero porque anteriormente había hecho a la hija y ahora soy la madre. Fue maravilloso hacer Casa matriz en el 93 y ahora también es fantástico porque la obra es un caño.

-¿Cómo se llevan trabajando?

-Muy bien. Yo lo que trato y por suerte lo logro es no pensar que es mi hija la que está arriba del escenario conmigo. ¡Porque sino me pongo a llorar! Me emociona mucho. Nos llevamos muy bien de verdad. Ella es del estilo de las actrices con las cuales me gusta trabajar: cuando termina la función siempre hay algún comentario sobre lo que pasó, qué estuvo mejor, qué peor. A mí me encanta hacer esas cosas y con mi hija nos encerramos en el camarín a debatir y compartir nuestros pareceres. Me encanta la previa y la post de la función.

-¿Cómo sobrellevás este momento de pandemia?

-Lo vivo horroroso. Ahora con las nuevas restricciones mucho más y con mucho más miedo. Con temores pero tratando todas las noches que me subo al escenario de tranquilizar a la poca gente que viene. Siempre digo lo mismo y es real: el teatro lo único que puede contagiar es alegría, buen humor, lindos momentos, emociones. Porque ya está comprobado que no hay ni un solo contagio que se haya dado dentro de un teatro. Sí, por ahí, dentro de los elencos si son numerosos. Nosotros, gracias a Dios, somos pocos y no se ha dado ningún caso.

-Dijiste que tenés miedo.

-Sí, por un lado tengo mucho miedo. Y por el otro tengo mucha valentía porque considero que no hay que dejar de hacer teatro. Sabemos que la gente que viene al teatro tiene de 50 años para arriba y son las personas que están más guardadas en este momento. Entonces, hay que seguir haciendo teatro para que la gente más joven se anime y asista al teatro a ver un buen espectáculo, como es el caso de Casa matriz. Ojalá a los jóvenes se le haga costumbre ir al teatro.

-Tuviste que cambiar el horario de la función.

 -Sí. En el teatro nos pidieron ir más temprano porque empezábamos los viernes a las 19.30, que ya era un horario muy difícil, y ahora vamos los domingos a las 20. Preferí pasarnos de día porque un viernes a las 18.30 iba a ser imposible. Así que quedamos en los domingos a las 20. La mayoría de los teatros se están acomodando los horarios para comenzar más temprano los primeros espectáculos y así a las 11 de la noche todo el mundo terminó la función.