ENTREVISTA

Hernán Caire habló de la muerte de su madre: "Estoy destrozado y lo peor fue decírselo a mi hija"

El conductor rompió el silencio y contó a Pronto cómo se desencadenó el triste final de Dorita, su mamá. Su palabra en exclusiva.

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Nadie está preparado para la muerte de un ser querido y mucho menos cuando se trata de la madre. Hernán Caire está transitando horas muy difíciles por la repentina partida de Dorita, su mamá, con quien tenía un vínculo muy cercano y de mucha complicidad. "Dorita, te amo, te amé y te voy a amar por siempre mamá", escribió Hernán en su cuenta de Twitter, donde compartió una foto que reza: "Mi corazón está de luto, mi alma está de duelo, hay llanto en mis ojos, no se si pueda superar tu partida".

Pronto se comunicó con el conductor radial y televisivo, quien a pesar de estar transitando las horas más tristes de su vida, accedió a dialogar con este portal para homenajear a su madre. "No hablé con nadie porque estoy muy mal pero a vos no te podría decir que no -reconoce Caire al periodista Nicolás Peralta- porque mi mamá te miraba todas las tardes en la tele en Cortá por Lozano y era fanática de las notas que me hacías a mí en Pronto".

-Cómo transitás este momento tan doloroso?

-Es imposible sobrellevar la partida de una madre. Me aferro mucho a mi familia, mis amigos, los seres queridos y a mi hija Valentina, que no sabés cómo lloró cuando le conté. Su llanto desgarrador me partió al medio. Se acercó hasta el Hospital Naval, donde estaba internada mi mamá y el viernes 23, que fue el día que murió Dorita, los médicos me dijeron que eran horas críticas. Le pedí a mi ex, Valeria, que trajera a Valentina y yo llamé a mi papá y a mis hermanos para citarlos en el hospital.

-Qué triste, Hernán.

-Muy doloroso. Nos quedamos todos al pie de la cama acompañando a mi mamá Un amigo mío me decía que mi mamá es una privilegiada porque los que parten de este mundo acompañados alrededor de la cama por sus seres queridos solo son las reinas. "Tu mamá se fue como una reina", me dijo. Mi papá la tomaba de un brazo, mi hermano del otro, yo de un pie, mi hermano del otro pie y ella nos miraba con sus ojitos... (Hernan se emociona y se larga a llorar). Fue tremendo. Lo único que sé es que no sufrió ningún dolor, partió en paz y con toda su familia dándole amor. Así fue la despedida, con todos juntos como ella quería.

-Por suerte, pudieron estar todos.

-Sí, y le cumplimos ese deseo a mamá. Su último suspiro fue muy sentido, el viernes 23 a las 15.19 exactas. No me lo olvido más, como tampoco me olvidaré de mi mamá en lo que reste de mi vida. En cada lugar o cada cosa que hago está mi mamá, y más presente que nunca en Valentina; ¡mi hija es una mini Dorita! Te lo dice toda la familia: una parte de mi mamá se quedó en mí y otra en Valentina.

-Tu hija llegó a despedirse de su abuela?

-Lamentablemente, cuando su mamá la trajo al hospital, Dorita ya había fallecido. Valeria subió al cuarto piso, le contamos, se largó a llorar, abrazó a mi papá y yo salí corriendo por las escaleras a buscar a mi hija, que estaba abajo con su otra abuela. La vi a Valentina llorando en medio de la confitería del hospital, la agarré a upa y me la llevé para contarle en la capilla. Nos abrazamos y le expliqué, como le podía explicar a una nena de 10 años que acababa de perder a su abuela que era el amor de su vida.

-¿Cómo reaccionó Valentina?

-Gritaba y me pregunta por qué,y yo le dije: "Dios se lleva con él a las personas que sufren mucho porque la va a cuidar". Me decía que quería ver a su abuela y le dije: "Tu abuela va a ser la estrella más brillante del cielo. Vos cuando quieras acordarte de Dorita, mirá el cielo y la estrella más brillante va a ser tu abuela". Mientras lloraba, mi hija me dijo: "Tenés razón papá, a esa estrella le voy a rezar". Imaginate el abrazo y la emoción que teníamos adentro de esa capilla. Le quiero agradecer infinitamente a todo el personal del Hospital Naval, desde el director hasta la gente de ordenanza, pasando por las enfermeras, médicos y todo el personal.

-¿Qué te sostiene?

-Hoy, mi hija, mi familia y los recuerdos. Me aferro a los momentos lindos que compartimos y todo lo que mi mamá nos dejó: la crianza, las enseñanzas, mi mamá fue una maestra de la vida para mí y para mis hermanos. Un ejemplo de mujer, una excelente mujer, muy querida en el barrio, por mis amigos y hasta en el medio donde trabajo. He recibimos miles de mensajes, todos la conocían y al living de Susana Giménez hemos ido miles de veces. Susana también la adoraba. Tengo que apuntalar a mi papá, Oscarcito, que se le fue su compañera de 60 años. ¿Sabés lo que son 60 años? ¡Una locura!

-¿Te permitís llorar?

-Cuando estoy con mi papá y mis hermanos, no. Estoy fuerte para apuntalarlos a ellos pero después, cuando me quedo solo, me invaden los recuerdos y no paro de llorar. Los recuerdos con mi mamá son todos lindos, me emociono, aparecen sensaciones encontradas, me pregunto por qué. Es muy triste despedirla.

-¿Tuvo que ver el COVID?

-No, nada. Mi mamá entró al hospital por un problema estomacal, que ya venía acarreando, y entró con un cuadro muy grave de peritonitis aguda. Se le había reventado adentro del estómago. Los médicos me dijeron que solo el 10 por ciente resiste la operación. Mi vieja fue una guerrera, pasó la operación muy bien pero tenía todo infectado adentro. Tuvo complicaciones, focos infecciosos por otro lado, le tuvieron que punzar el pulmón para sacarle líquido y es como una casa que se va cayendo. Le faltaba el aire, no podía respirar, tuvieron que ponerle un respirador y así fue durante 15 días. Mamá no tenía fuerzas para comer, nos miraba como diciendo: "Ya está, ya luché bastante, no puedo más".

-¿Podría haberse recuperado?

-No, estaba grave. Tuvo una mejoría tremenda el jueves, yo llamé a mi papá contento y a mis hermanos Diego y Daniel pero el viernes recibo un mensaje del médico que me decía: "Andate urgente al hospital que está muy crítica; está con máscara de oxígeno y está con problemas para respirar". Cuando llegué, no era mi mamá, era otro ser, sin fuerza, sin ganas. Nos quedamos los cuatro alrededor de la cama hasta su último suspiro, que fue a las 15.19.

-¿Cómo lo lleva tu papá?

-Es muy complicado. Son 60 años al lado de un amor incondicional... Se preparaban el desayuno, eran compañeros en todo y por suerte les pudo cumplir el sueño de ir a México y que los mariachis le toquen una serenata. Les regalé el viaje y fueron muy felices. Era fanática de Julio Iglesias y le hice firmar un libro por Julio cuando vino a la Argentina. Participó de un musical de Jugate conmigo, seguía mi carrera muy de cerca, me apoyaba y cuando tenía que criticarme, lo hacía. Una gran maestra de vida. Mi papá está desgarrado del dolor porque es inmenso lo que uno sufre pero se queda en paz de que hicimos lo posible para que mamá no sufriera. Los que sufrimos y la extrañamos somos los que quedamos.