De viaje por su Puglia natal, en Italia, adonde fue a visitar a su mamá de 91 años y a reencontrarse con sus raíces, Donato De Santis brindó una entrevista a Pronto donde habló de su presente, repasó su historia de vida, anticipó lo que se vendrá en la tercera temporada de Masterchef Celebrity y hasta soñó en voz alta con participantes que quería estén en el reality éxito de Telefe. "A este viaje no puedo llamarlo vacaciones porque uno aquí entra en una situación de tiempo y espacio muy particular. Para mí vacaciones es ir a Los Angeles, Nueva York, Miami o Londres pero venir a Italia no son vacaciones sino recargar baterías y hacer un reseteo ancestral, con un montón de cosas que van más allá de darse un chapuzón en el mar o tomar sol en una reposera", confió Donato.
"Es muchísimo más que unas vacaciones: hay mucho trabajo de familia y no es que venimos e ignoramos el contexto que nos rodea. Le dedico mucho tiempo a mi mamá, a quien vine a acompañar, y a mis hermanos también. Es una misión muy linda, en un ambiente lindo y con el idioma y la cultura a los que estoy acostumbrado. Es un momento de corte muy anhelado con lo que vengo haciendo en Buenos Aires, después de una temporada larguísima, intensa, exitosa y demandante de Masterchef Celebrity. Es un momento de recupero de energía que considero muy necesario", reflexionó el jurado del programa de cocina que batió todos los récords de audiencia este año.
En medio de la entrevista (que es la tapa de Pronto de agosto y que se puede leer completa haciendo click aquí), Donato habló de su niñez y juventud en Italia y reveló uno de los capítulos más tristes de su vida. "¿Si me quedan amigos de la infancia aquí? No, muy pocos. Se murieron casi todos", lanzó sin anestesia el tano. Y ahondó: "Nosotros venimos de la generación de los 70 y 80, que no fue un momento muy feliz de la juventud. Fueron momentos históricamente donde había mano libre en el uso de estupefacientes y después nos encontramos con la heroína, el hachís y muchos extremos. Luego nos topamos con el sida, o sea que fueron décadas duras para la juventud italiana y del mundo. Yo zafé, no sé, por equis motivo. Pero parte de mis amigos de la infancia no están más".
El relato es dramático y De Santis lo continuó explicando así: "En los 80 yo tenía 16 o 17 años y en aquella época se morían uno tras otro. No era fácil. La madurez de los 16 no es la de los 40 y la muerte de un amigo siempre es dura. Es difícil aceptar la partida de un par y son procesos complicados. Es lo que sucedió y los pocos conocidos que quedamos, aun mantenernos muy buena relación vía WhatsApp o en persona cuando nos vemos. Nos sentimos muy privilegiados de haber pasado esas dos décadas y estar acá para poder contarlo".