ENTREVISTA A FONDO

Tomás Dente y una picante opinión: "Rodrigo Lussich es el mejor conductor de espectáculos de su generación"

El conductor de Vino para vos y panelista de Editando tele analiza la televisión, lo que está pasando con Marcelo Tinelli, el nuevo Intrusos y qué es lo que menos le gusta del medio. Y en el plano personal, deja una fuerte revelación: "Tengo el fantasma de la muerte que me está soplando la nuca"

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Yo tengo muy claro que mi rol es otro. El periodista tiene una función de puente entre la noticia y la gente, y cuando se entremezclan cosas de índole más privada, ahí cada uno elige hasta donde abre la puerta”. Por circunstancias de la vida o exigencias de una televisión ávida de confesiones íntimas, alguna vez para Tomás Dente esa puerta se ha entornado y no sin cierta incomodidad se vio forzado a hablar de algún tema personal, como de la distancia con sus hermanos, en especial con el otro Dente famoso, el actor Fernando. Como contracara de ese celo a revelar emociones propias, bien sabe convocar las ajenas. En su rol de periodista que ejerce desde el 2005 -y que plasmó en una sólida carrera que incluye programas como Los profesionales, Los unos y los otros, Todo en uno,  Mauro 360, Nosotros a la mañana-  hoy se lo ve en Vino para vos por KZO, donde apelando a su empatía y cordialidad para entrevistar no hay invitado que se resista a abrir su corazón, a emocionarse con el saludo de un familiar o a abismarse en el relato de algún drama personal. “A mí me pone muy feliz cuando la gente viene y desnuda su alma. Me emocionan mucho las historias de vida de mis entrevistados. Pero yo no me siento tan cómodo de ese lado del mostrador”, reconoce. 

La cuarentena más estricta que impuso la pandemia, como a tantos, le ralentizó su ritmo de vida. Escenario propicio para una introspección que lo llevó a plantearse nuevos rumbos. Algún peso que iba sintiendo en ese camino y ya quería soltar.Tomé decisiones que no me animaba, para las que no había tenido la valentía suficiente. Yo no estaba siendo feliz en ese presente”, asegura. Salió de la zona de confort de un programa como Nosotros a la mañana y de la seguridad de un canal grande como El Trece para aventurarse a otros proyectos en emisoras más pequeñas pero que se ajustaran más a lo que el corazón le pedía. Y además de su ciclo de entrevistas se sumó a Editando tele, el programa conducido por Diego Korol en Net TV y en el que Tomi comparte panel con Angie Balbiani y Luis Piñeyro. “Nos va super bien y estoy muy contento haciendo el programa porque me permite mantenerme un poco al margen de los chimentos. El laburo que hacemos es más de contemplar y evaluar la tele, no estar tan desde adentro y eso a mí me da como cierto alivio. Todo me sirvió para tomar distancia de lo que venía haciendo. Me siento muy cómodo con lo que estoy haciendo, más tranquilo, más en paz conmigo mismo y con mi norte bien en claro”, explica.

 Y si contemplar la tele y opinar es lo suyo, entonces abramos es puerta.  

-¿Te sorprendió que El Trece haya vuelto a poner Nosotros a la mañana después de tres meses de haberlo levantado?

-Son decisiones de los canales, yo tengo muchos amigos trabajando ahí. A mí me encanta que haya laburo para todos; me encanta cuando aparecen nuevos programas en tele y se activa la industria televisiva. No me gusta que a un programa le vaya mal y lo levanten. Ojalá la tele estuviera llena de programas en vivo, periodísticos, programas de entretenimiento. Eso implicaría una reactivación muy fuerte de la industria a la que pertenezco, la que me da laburo y de la que vivo.   

-¿Y cómo ves el cambio de Intrusos con la salida de Jorge Rial y la conducción de Rodrigo Lussich y Adrián Pallares?

-¡Me encanta Rodrigo! Me parece el mejor conductor de espectáculos de su generación. Es el número uno, me fascina esa vuelta de tuerca que le encontró, de desdramatizar la noticia, de darle un tinte humorístico y divertido. Y la gente está acompañando. Intrusos está haciendo números muy buenos para la tarde de América. Le supieron dar la vuelta de tuerca que necesitaba el programa. Me gusta mucho la dupla de Rodrigo y Adrián. Más allá de que son amigos y se llevan muy bien, entiendo que entre ellos hay un lenguaje en el que se identifican. Es muy ameno mirar Intrusos mientras hacés las cosas en tu casa. Te informás y te divertís, tienen una cualidad muy importante los dos que es que en este contexto de pandemia le sacan una sonrisa a la gente. 

-Sorprende lo que destacás de Lussich porque hay cierto consenso instalado de que Angel de Brito es el periodista de espectáculos más importante del presente. 

-Rodrigo tiene unos condimentos de showman que son maravillosos. Es super completo. De esta generación es el mejor. 

-Trabajaste muchos años con Mauro Viale. ¿Cómo te pegó su muerte, qué recuerdos tenés de él?

-Mauro era hermoso. Estuve con su mujer Leonor, en Vino para vos hace poco. Los quiero mucho a los Viale. Mauro vivió una vida muy intensa, ha hecho cosas que le dieron mucha felicidad. Él moría de amor por sus hijos, sus nietos, su señora. Les dio todo el amor que pudo, pudo realizarse profesionalmente, ha tenido una vida maravillosa. Siempre está en mi corazón y ha sido un gran referente profesional para mi. Y más, un referente humano. Aquellos que tuvimos la posibilidad de trabajar con Mauro y conocerlo, nos dimos cuenta que esa imagen que un poco construía y vendía en televisión distaba por completo de su calidad humana.  

-¿Qué otros referentes profesionales reconocés en tu formación?

-Toda la gente con la que laburé para mi han sido grandes profesionales. Después con algunos he forjado una amistad, como con Viviana (Canosa), la amo, no puedo ser objetivo con ella. Fabián Doman, Paula Trapani… He trabajado con mucha gente y de todos he tomado lo bueno y también lo malo, que me sirvió para entender cómo yo no tenía que ser el día de mañana. Pero todas las experiencias laborales que tuve me dieron herramientas para manejarme. Todos, Andrea del Boca, Andrea Pollitti, Beto Casella, Nico Repetto, Rolando Graña en América…. 

 -¿Cuáles son esas cosas malas que viste y no querrías hacer vos?

-El ego. Y lo he visto en muchas personas y lo sigo viendo. Es un medio con mucha  vanidad. Y es lo que intento manejar todo el tiempo y le pido a Dios que me ancle. Y si algún día me la llego a creer un poquito por favor sopapeame, volvéme a poner los pies sobre la tierra. De todas maneras creo que es más fácil manejar el ego cuando te vas haciendo de a poco. Yo a veces pienso en los chicos de los reality shows que pasan del anonimato a la fama de un momento a otro y es fácil marearse y perder el eje. Cuando uno se va construyendo de a poquito y vas subiendo peldaño tras peldaño todo es más natural, con otra fluidez. Me ha pasado de pensar que yo no quiero el ego y la inseguridad de algunas personas del medio.

 -Bajaron un poco esos egos dentro de un medio que ya no tiene los ratings de antes, ni los ingresos que tenía y que ha perdido protagonismo frente a las redes sociales y a otras plataformas? ¿O en el micromundo de la tele sigue todo igual?

-Pasa que el ego no te deja ver todo eso que estás mencionando. Cuando el público le dice que no a una persona, el ego no le permite ver con claridad que ya la gente no lo quiere consumir más, como que intenta atribuirle la responsabilidad a otras personas, otros productos, otros formatos o al canal. Esto pasó históricamente con las personas con mucho ego. Lo que nosotros vemos desde el sentido común, el tipo que está tan mimetizado, que tiene el ego tan impregnado, no lo puede ver con tanta claridad. Yo creo que la vida es sabia, que Dios es sabio y a la larga las experiencias y lo que te va pasando te tienen que hacer ver que todos somos falibles, que todos nos podemos equivocar y que el éxito no es perenne. Llega un momento en el que las cosas decaen, languidecen, es una cuestión natural. Detrás de nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestras ganas de vivir es lógico que la gente no te pueda comprar durante 20 años, 30, 40 años.  Por eso creo que hay que disfrutar mucho el presente y entender que si tenés un presente abundante, pletórico, lleno de laburo, eso no va a durar toda la vida.  

-¿Pensás que esta descripción encaja en el fenómeno que está viviendo Tinelli? Un rating esquivo como nunca antes, y por ahí el otro día se enojó con el piso que le dejó el programa anterior, con el canal, cambió el horario...

-Yo digo que en términos generales el ego te cega. No le pondría un nombre y apellido porque sería manejarme con un sesgo y mencionar a una persona y dejar un montón afuera que se comportan de la misma manera. Quiero rescatar que Marcelo ha sido un icono de la televisión y que dentro de 10, 15 años se lo va a estudiar como un engranaje fundamental de la tele, que le ha dado laburo a un montón de gente, que ha sabido cambiarla, que ha logrado un formato que se eternizó durante 20 años, que le ha sacado una sonrisa a la gente noche tras noche. Entiendo que hay un recambio generacional y que las exigencias del público son otras. Y tal vez las cosas que la gente hoy consume como La Voz, MasterChef o Bake off, dentro de 10 o 15 años también queden anacrónicos y sean formatos que queden afuera. Los intereses de las personas van cambiando y es natural. No me quiero quedar con esto que mencionan algunos del ocaso de Tinelli, quiero quedarme con las cosas buenas que ha hecho, el tipo... “chapeau” , ha sido un prodigio de la tele. Lo que le está pasando ahora tiene que ver con algo natural que les ha pasado a todos. Salvo aquellos que se han muerto en la cresta de la ola todos han visto que la fama nace, crece, se desarrolla y empieza a decaer y morir. Es normal, es un ciclo de la vida.

-No hay dudas del ejemplo de permanencia de Tinelli y si buscas al número uno de la historia de la televisión argentina sin duda está en la mesa de la discusión y como principal candidato, pero es cierto que hoy algo pasa.

- Algo pasa o no. Somos una sociedad muy exigente que cuando alguien está en su apogeo lo adoramos y lo deificamos, y cuando empiezan a mermar en el rating los condenamos directamente. Tal vez no pase nada malo con él sino simplemente la gente quiere ver otra cosa, hay otro formato que despierta más interés en el público que consume tele o que mira Netflix, Amazon o Flow. Que la gente prenda a la noche cada vez más esas plataformas y menos tele abierta tiene que ver con que encuentra ahí cosas que le llaman más la atención. Uno se puede replantear si los contenidos de la tele están buenos o no, si la tele va a desaparecer o no, si van a cambiar la forma de la comunicación que creo que están cambiando. La gente está encontrando más ahí su placebo, su bienestar, su forma de abstraerse del mundo y la realidad.

-Hablabas del tema del ego, llevás años en el medio y conociste distintas etapas de la televisión. Creés que en los canales mejoraron diversos aspectos vinculados al trato, a ciertos abusos que existían? Hoy hay más conciencia de los derechos y también formas de visibilizar esos maltratos.

-Si y no. Creo que algunas formas están empezando a cambiar pero al trasfondo todavía le falta. Cambiamos para el afuera, el cambio es como cosmético, siguen existiendo todavía injusticias, destratos. Hay como una cosa selectiva de la tele que está subyacente. Los cambios se van dando muy de a poco, estamos en un período de transformación en el que los viejos paradigmas que regían a la tele están empezando a desmoronarse para dar paso a los nuevos, pero eso lleva tiempo. Lo positivo es que de acá a 20 o 25 años los conceptos, las formas y los modos van hacer otros. Estamos transitando la bisagra.

-Siempre son cambios graduales  que a veces se dan primero en parte la sociedad, genera cierta disrupción, después se va trasladando a distintos ámbitos, hay sectores que son más resistentes a esos cambios y finalmente se instalan. Por ejemplo, tenemos en la TV pública una conductora de noticiero que es una mujer trans, y está perfecto pero hace unos años, o unas décadas, tal vez no era posible. Hay un avance ahí.

- Vamos hacia una tele más inclusiva y eso me encanta. Diana (Zurco) es una laburante y me encanta que esté, hace un laburo impecable. Una luchadora de toda la vida que se merece ese lugar. Que sea trans es circunstancial, es una persona que buscó su lugar, la luchó, la peleó y está, como cualquiera de nosotros.    

-Claro, el tema es que podría ser un motivo para que no esté y eso es lo que pasaba antes y no tiene que pasar.

Absolutamente.

Se cierra la puerta de la televisión y abrimos la de las revelaciones personales. Para entrar en un tema sobre el que Tomás tiene una mirada muy particular. Alguna vez en una entrevista con Clarín, afirmó que le gustaría “morir a los 55 años”.  Lo explica: “Ya de chico sabía que no quería vivir mucho . Por diferentes cuestiones. Primero porque siento que no encajo con muchas cosas del mundo de hoy, lo padezco mucho. Y segundo porque me da un poco de miedo la vejez, por momentos siento que es ingrata, a nivel físico, que el cuerpo se va deteriorando, se resiente. Y no me refiero a lo estético. A mí no me molestaría tener arrugas, menos pelo, la barba llena de canas. El paso del tiempo hace que uno en ciertas cosas se tenga que restringir. Hay muchas cosas que tenés que dejar de hacer porque el cuerpo te lo impide. Yo estoy mucho más cansado que hace 20 años. Si no duermo lo suficiente se reducen significativamente mis capacidades cognitivas y motrices. Y eso me frustra bastante. Por supuesto que admiro la vejez y la sabiduría de la gente más grande. Pero si yo pudiera escoger me gustaría irme… no sé, de última lo elige Dios, pero diciendo “el último día pude hacer todo lo que quería hacer.” Me parecería muy ingrato si alguien el día de mañana me tiene que internar en un geriátrico, bañarme, lavarme... Preferiría no tener que pasar por algo así. Igual eso lo determina Dios y hay un plan divino. No hay que pararse en esa omnipotencia de pensar que uno decide cuando nace, cuando muere y cuando suceden las cosas. Yo creo mucho en Dios y me dejo reposar en sus brazos. Pero si pudiera elegir me gustaría morir no sé si decir joven, pero con 55, 60 años… 60 años viviendo en un mundo de tanta inequidad, tan injusto, tan adverso… Yo padezco mucho las cosas que pasan en el mundo, en mi vida…Me pegan fuerte, tengo como esa faceta emocional, hay otras personas que son más impermeables, a mi todo me repercute mucho, en la salud, en las emociones, en la cabeza. No sé si puedo aguantarlo 20, 25 años más.

Que mencione los 55 años puede estar relacionado con que traza ahí un momento en el que la decadencia física empieza a evidenciarse. Aunque hace ruido porque a esa edad murieron sus padres, Ada (en 2009) y José (en 2014). "Es cierto, mis papás murieron a esa edad más o menos... Seguramente tenga algo que ver, aunque sea desde lo inconsciente, pero no lo he racionalizado todavía. Yo digo esto ahora teniendo 40 y pico, por ahí dentro de diez años te digo ‘hasta los 75 va a estar bien”, afirma. 

En su mirada ante la muerte uno no puede evitar remitirse al pensamiento del filósofo Martin Heidegger, que decía que desde que nacemos somos “seres para la muerte”, que de todas las posibilidades de nuestra existencia la muerte es la única inevitable. Y que para ser verdaderamente libres era necesario asumir esa finitud como parte de la vida. "Soy un tipo que no le tengo miedo a la muerte... Pienso en la muerte todo el tiempo. Todo el tiempo soy consciente de que me puedo morir, tengo el fantasma de la muerte que me está soplando la nuca, y eso hace que valore más la vida. En la pandemia también lo desarrollé, eso de sentir que somos finitos, que hoy estamos y mañana dejamos de estar, y que hay que agradecer cada día vivido. Y cuando vos traés al presente y naturalizás la noción de muerte, le perdés cierto miedo. Más allá de que yo a nivel religioso tengo una concepción de la muerte que es maravillosa, que es redención, liberación; que es estar en la eterna presencia de Cristo y por algo no volvemos porque es el lugar al que todas las personas buenas anhelamos ir. Le empecé a perder miedo a la muerte, lo entiendo como parte de un recambio, como algo necesario. como algo inexorable. Y me pasa que se va muriendo padres de mis amigos, gente cercana y a mi no me pega tan fuerte como a otros que les afecta y se plantean cosas, que les duele y les da miedo. A mi no, es algo que nos va a pasar, a todos, afortunadamente. Cada vez que hablo de muerte es como hablar de algo natural ,de nacimiento, de la vida misma. No le tengo esa reticencia a hablar ni ese respeto reverencial que le tienen algunos que ni siquiera la nombran.  Es muy natural a la sociedad occidental darle la espalda a la muerte. En ese sentido tengo claro que vivo y que muero, que nacemos y morimos todo el tiempo. que nada es estático, que todo está en constante movimiento. La muerte nos rodea, nos contornea, nos abraza en forma constante.

 

 

-¿Esta mirada ante la muerte que es como un fantasma que está ahí pero no te angustia, se facilita porque no tenés hijos ni planeás de tenerlos? Porque es una forma de ir más liviano.

-Si, igual siempre pensé que si hubiera tenido hijos o si el día de mañana llegara a tenerlos, intentaría inculcarles este mensaje respecto de la muerte, trataría de sacarle esa carga negativa. De hecho trato de hacerlo con mis sobrinos, naturalizo mucho la muerte delante de ellos, incluso me pongo contento si alguien se muere si era una buena persona porque sé que se va a a un buen lugar y tarde o temprano nos vamos a morir todos. Es una cuestión muy interna, que no tienen tanto que ver con lo de afuera. Siento que si hubiera tenido hijos, esposa , una familia igual me hubiera mantenido firme en esta ley.