El 7 de septiembre de 1996, en un trágico accidente en la Ruta 12 moría Miriam Alejandra Bianchi, Gilda para la gente. Un camión embistió el micro en el que la cantante viajaba con su familia y sus músicos en el kilómetro 129 dejando sin vida a la artista de 34 años, a su hija Muriel, a su madre Tita, al chofer del micro y 3 de los miembros de la banda.
Pero mucho antes de su partida, la cantante había dado algunos indicios que con los años, se asociaron con una suerte de premonición de lo que sucedería más tarde. Ejemplo de ello es el nombre que le dio a su último disco (Entre el cielo y la tierra) y la canción "No es mi despedida".
Lo cierto es que sus fanáticos levantaron un santuario en el lugar del accidente y también en el cementerio de la Chacarita, donde descansan sus restos. Ambos lugares son considerados 'sagrados' por ellos que se acercan allí a pedirle favores. Hay quienes aseguran que Gilda ha obrado milagros: situaciones resueltas, enfermedades curadas, operaciones exitosas... miles de historias que sólo podrán entender y aceptar aquellos que tienen fe.
Una de las historias más conocidas, que incluso fue reflejada en la película sobre su vida que protagonizó Natalia Oreiro, ocurió 2 años antes de la tragedia, en 1994. Dicen que la cantante vio entre la gente que la escuchaba, había una nena que no paraba de llorar. Al final del show, se acercó a ella y ésta le contó que su mamá había estado al borde de la muerte pero que se había salvado por escuchar una y otra vez una de sus canciones. Ahí mismo, le pidió que le tocara la cabeza porque estaba convencida de que así podría curarse de su diabetes... algo a lo que ella accedió después de mucho insistirle y con bastante reticencia.
Ese fue el disparador pero hay muchísimos otros testimonios de hechos y situaciones que se le atribuyen a los 'milagros de Gilda' aunque ninguno fue reconocido de manera oficial.