Miguel Romano fue durante años, el peinador exclusivo de las grandes estrellas. Sin embargo, Susana se adueñó de su corazón y terminó convirtiéndose no sólo en su clienta más importante sino que además era su hermana y amiga. Sin embargo, la pandemia marcó un quiebre en el vínculo y eso al estilista lo indignó.
"Hace dos años que vino por última vez, se colocó las extensiones y se fue a Punta del Este. No la he visto, hablé por teléfono alguna vez pero nada más. No sé que ha pasado". Según dijo, se enteró por otras personas que la Diva le había pedido a otro peinador, que solía trabajar para Romano, que fuera a Punta a ocuparse de su pelo.
"Si lo hizo para cuidarme o porque sintió que era viejo... no sé, me tendría que haber dicho la verdad. Me da rabia de los dos porque me enteré por otra persona. A ver: el problema no es que elija a otro el problema sino, que no me llame para decirme el motivo después de 52 años a su lado. Me sentí mal... Mirtha me llamó y me dijo que iba a ponerse en manos de otro peinador por un negocio y todo perfecto. Susana no lo hizo".
"Me cayó muy mal, me siento triste. No sé qué mierda le hice. Fue mi hermana, mi hija, todo... una vida juntos. Era de Bahía Blanca, parecía un desgraciado y se quedó acá, como un idiota lo dejé. Se fue metiendo... ibamos a peinar a Susana y él se metía en el camarín... pobrecito. Un traidor, un sinvergüenza".
Y como lo cortés no quita lo valiente, sumó: "Ella es muy ingenua, es un ser humano maravilloso y la quiero pero esto me dolió".