Amalia Granata tiene la capacidad de meterse en todas las contiendas que aparecen. En este sentido, los medios destacan que no anda con medias tintas. Te puede gustar o no lo que dice, lo que piensa, pero no se puede negar que siempre va a fondo con su idea. Le pone empeño, como a todo lo que hace.
En lo que respeta a su trabajo como diputada, acá también sucede lo mismo. Trabaja, le dedica horas, presenta proyectos en Diputados. Todo esto se puede saber, es público. Pero ser así le está generando complicaciones vinculadas a su salud. A mediados de año atravesó su peor momento, cuando casi pierde la vida en un quirófano.
Ya lo había contado, pero ahora lo volvió a contar en un móvil que le dio a LAM. “A mitad de año casi me muero por la anestesia, y fue un pico de estrés que me dio mientras me operaban”, dijo y agregó: “Yo soy una persona que no voy al médico, simplemente voy al ginecólogo una vez al año, mamografía, ecografía, chequeo general de lo que se hace una mujer, y nada más”.
Además de contar eso, detalló lo que está atravesando ahora: “Ahora me la paso en los médicos, porque tengo retención de líquido, tomo pastillas para la circulación, gastritis, gastroenterocolitis a cada rato, contracturas, dolores de cabeza seguido…Tengo una chica que viene a hacerme reiki para armonizarme. La verdad es que no puedo más”.
Lejos de frenar ahí, continuó: “Pará, porque arranqué con los calores y pensé que era la menopausia. Tengo 41 años. Mirá, estaba cenando el otro día y me empecé a sofocar, pensé que se me prendía fuego el cuerpo. Me dijo el ginecólogo que es estrés. No me amarga, pero me pasó que en los últimos 3 años visité más al médico que en toda mi vida”.