Lautaro Coronel, mejor conocido como "El Noba", falleció el pasado 3 de junio a sus 25 años. El músico sufrió un accidente automovilístico que lo dejó en coma por varios días y dolorosamente, murió. Vanesa Aranda, su madre, sufre su pérdida desde entonces y siempre lo recuerda con mucho amor.
“Yo hasta el día de hoy tengo esa sensación de que en cualquier momento entra por la puerta diciéndome ´hola viejita´, como me decía él pero yo todavía no lo soñé. Hay amigos y primos que me dicen que lo soñaron y que está bien, me dicen eso, me escriben y me dicen que lo soñaron y que estaba re lindo. Yo todavía no lo soñé y tengo esa sensación que en cualquier momento aparece en mi casa y por más que me digan que estoy loca yo siento eso igual que con el celular y sus mensajes”, expresó unas semanas atrás.
Ahora, la mujer fue invitada al programa "La tarde del nueve" y se emocionó hablando con Tomás Dente: "Tengo mis días de estar feliz porque él quería que yo esté feliz. A veces le hablo en situaciones que ya no aguanto. Le pregunto por qué. Para mí, mi hijo sigue conmigo, siempre lo voy a tener en mi corazón".
"A la noche, antes de irme a dormir, el único pensamiento que tengo es '¿por qué a mi hijo?'. Siempre reconocí y dije cómo era mi hijo, le gustaba la velocidad y la adrenalina. Le encantaban las motos. No dije que era un santo. Él siempre usaba casco y a lo último, cuando ya su fama fue creciendo, se lo ponía obligadamente para que no lo reconozcan. Pero ese día no se lo puso y no sé qué le pasó por la mente", agregó.
Luego, Vanesa contó cómo fue el día del trágico accidente: "Estábamos en mi casa, preparando el cumpleaños de mi nieto. Él vino de dormir la siesta y se iba a ir a cortar el pelo porque a la noche tenía show. Me dijo 'ma, me voy a cortar el pelo y cuando vengo tomamos unos mates'. Me dio un beso en la mejilla y me dijo 'en 10 minutos vengo'. Yo le pegué el grito y le dije que se ponga el casco. Eso fue 17.30, a las 17.50 me llama el manager para avisarme que había tenido el accidente. Desde ahí, no me moví más de su lado".
"Yo creía que él iba a salir. Me puse en la cabeza y en mi mente que yo iba a sacar a mi hijo de ahí. Por eso todos me decían 'qué fuerte que estás'. Delante de él, a mí no se me caía una lágrima. Después salía de la clínica y era otra persona", finalizó, entre lágrimas.