El 8 de septiembre de 2012, Pampita y Benjamín Vicuña atravesaron por el dolor más grande que puede vivir un padre: la muerte de un hijo. El fallecimiento de Blanca, a los 6 años de edad, fue una herida que nunca cerrará. De alguna manera aprendieron a vivir con eso, volver a sonreír, pero eso está ahí, en el pecho, presente en cada una de las cosas que hacen o dejan de hacer.
Por supuesto, esto se traslada a sus abuelos, a Isabel Luco Morandé, la mamá de Vicuña, que cada tanto da entrevistas y se refiere al tema. Ella también tiene la cicatriz. Sin ir más lejos, en su propiedad de Chile, nunca desarmó la habitación que era de Blanquita. La tiene como la dejó la nena y no permite que nadie se meta allí. Es su lugar cuando necesita sentirse cerca.
En estos días, Luco Morandé habló de varios temas con Cecilia Bolocco. Confirmó que Benjamín se casó con la China Suárez, y también tuvo lugar su recordada nieta. “Siempre le digo a Benjamín: esa vida hay que honrarla”, fue una de las primeras frases que lanzó la señora.
Luego, con lágrimas recorriendo sus mejillas, habló de su nieta y la fortaleza que encontró su hijo. “Ha sido una cosa maravillosa con lo de Blanquita cómo ha podido levantarse, cómo ha podido volver a creer en el amor, volver a apostar por la vida. Yo hubiera sido incapaz”, comentó la señora.
“Creo que los seres humanos cuando tienen esas pérdidas tan profundas y tan grandes, hacen una apuesta de nuevo por la vida. Porque tienes dos posiciones: sumirte en la amargura más profunda o salir fortalecido, volver a amar”, agregó.
En un momento de la charla se unió Benjamín, que también todo el tema: “En estos 10 años ha sido un viaje, como familia, de amor, donde la ausencia se transforma en presencia. Si aprendés a encariñarte con esa figura que te acompaña siempre, como un ángel, una sombra o una figura abstracta”.