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ANIVERSARIO

A 10 años de la muerte de la querida Olga Zubarry, la actriz que realizó el primer desnudo en cine para un papel que rechazó Mirtha Legrand

Talentosa como actriz, generosa como persona, fue una gloria el cine argentino. Falleció un 15 de diciembre de 2012 a los 83 años. Así quisimos recordarla

Por Redacción Pronto
Escrito en ESPECTÁCULOS el 15/12/2022 · 15:17 hs
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“Tuve una linda vida al lado de un compañero muy cariñoso y protector. Ahora estoy contenta con mis nietos y la carrera de mis hijas. Tengo amigos con los que me encuentro y charlo por teléfono. ¿Qué más puedo pedir?”, afirmó alguna vez en una entrevista la maravillosa Olga Zubarry, “La Vasca”, como se la apodaba cariñosamente. Hoy se cumplen 10 años de su muerte.

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Tenía 82 años aquel sábado 15 de diciembre de 2012 cuando falleció en una clínica de Capital, donde se hallaba internada desde 40 días antes por complicaciones de la diabetes que padecía. Ese mismo día, sus restos fueron velados en una casa de servicios fúnebres de la zona de Palermo. El domingo 16 fueron trasladados al Cementerio de la Chacarita, para ser cremados. La despidieron colegas y amigos como Duilio Marzio, Ana María Picchio, Marta Bianchi, Anna Beiza de von Engels e integrantes de M.A.M.A, el investigador de cine Roberto Blanco Pazos, los directores José Martínez Suárez y Clara Zappettini, y los periodistas Adela Montes y Guillermo Álamo. Mirtha Legrand expresó en una entrevista que le efectuaron para Radio 10: “Estoy muy triste. Se ha ido una amiga, una persona extraordinaria, una actriz dramática. Ya no se encuentran personas como ella”. 

Junto a dos grandes: Mirtha Legrand y Libertad Lamarque

Con el nombre de Olga Adela Zubarriaín, había nacido el 30 de octubre de 1930, en el barrio porteño de Parque Patricios. Sin duda, su destino era la actuación. “Siempre pienso en la mano de Dios- explicaba al respecto-. Empecé en el cine por admiración a María Duval, a quien quería conocer porque fue ídolo de las jovencitas. Yo le insistía a Juan Carlos Thorry (en ese entonces, casado con su hermana, María Zubarriaín) para que me llevara a los estudios a conocerla. El se negaba porque yo estudiaba en el Liceo Nacional Nº 1 de Señoritas. Hasta que un día, me dijo: ‘Mañana vamos’. En los estudios se rodaba una escena de la película 16 años (1943), con María Duval. Era una fiesta de fin de curso con las chicas disfrazadas, y justo había faltado una. Yo me sentía como divertida espectadora en un mundo de fantasía. En un momento dado, se acerca el director, Carlos Hugo Christensen, y me pregunta: “Olguita, ¿te animarías a decir dos frasecitas?”. Le respondí que no tenía problema. Me dieron el disfraz ahí mismo, filmé y quedó. Nunca pensé que podía seguir en eso”.

En 1946, tras algunos papeles de mayor lucimiento en títulos como Las seis suegras de Barba Azul, No salgas esta noche y Adán y la serpiente, se produjo su consagración gracias a El ángel desnudo, de Christensen, un icono erótico de la cinematografía argentina. Olga encarnaba a una adolescente que le pedía dinero a un escultor libidinoso (interpretado por Guillermo Battaglia) para pagar una deuda de juego de su padre, a cambio de posar “desnuda como una lágrima”. “La gente todavía sigue recordando esa película por un supuesto desnudo que no era tal -evocaba la actriz-. Usé una malla color carne, con la espalda descubierta hasta la cintura. Yo tenía 15 años cuando la rodé; se estrenó cuando cumplí los 16. Eso podía haber dado batalla en un juicio, el estudio (Lumiton) hubiese perdido mucho. Por otra parte, Mirtha Legrand no la quiso hacer por el libro en sí. Cuando me invita a sus almuerzos, sale a colación el tema. ‘Pensar que esa película la tenía que haber hecho yo…’, me dice siempre. Y yo le contesto que no la hizo porque no leyó la novela, que no tenía nada que pudiera intimidar”.

Una escena de El ángel desnudo

Luego de ese mítico título -que le valió el Premio a la Revelación Femenina del Año-, vinieron otros papeles de envergadura en filmes como Los pulpos, La muerte camina en la lluvia, Yo no elegí mi vida, Concierto para una lágrima, Ellos nos hicieron así, Abuso de confianza, El honorable inquilino, La simuladora, Valentina y El candidato. Sus intensos roles en El vampiro negro y Marianela le depararon sendos galardones como Mejor Actriz Principal, de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.

 

Olga con sus compañeros de reparto de la película ¡Qué hermanita! (1952) : Amelita Vargas, Juan Carlos Mareco y Nélida Romero 

Por su vibrante personaje en la coproducción argentino-española Hijo de hombre (1961), de Lucas Demare, fue distinguida con la Perla del Cantábrico en el IX Festival Internacional de Cine de San Sebastián y con el Puma de Oro del Círculo de Periodistas Cinematográficos de la Argentina.

Olga, Pepe Parada y Susana Giménez

Participó en Invasión (1969), de Hugo Santiago, particular título que es proyectado en universidades estadounidenses para la enseñanza de cine. Otras labores dignas de mención las realizó en Los pasajeros del jardín, Crecer de golpe, Desde el abismo, Contar hasta diez y La Mary. En el exterior, rodó Yo quiero una mujer así (Venezuela), La sangre y la semilla (Paraguay) y A hierro muere (España). Su última intervención en la pantalla de plata se concretó en Plaza de almas (1998), por la cual recibió los premios Cóndor de Plata y ACE. 

Con Duilio Marzio en El candidato, película de Fernando Ayala de 1959

Amiga del alma de colegas como Aída y Jorge Luz, Delia Garcés o Silvia Legrand, se solidarizó con Tita Merello cuando la protagonista de Los isleros y Amorina, no pudo trabajar durante el gobierno de la Revolución Libertadora: “Eramos muy amigas. Su prohibición me pareció algo tan injusto… ¡Qué menos podía hacer yo! Primero, por admiración, porque nos conocíamos de la época que ella filmó Filomena Marturano. Era una mujer maravillosa, conmigo era de una ternura y una cosa de cariño especial. La fui a visitar cuando ella estaba viviendo en la Fundación Favaloro. Siempre la recuerdo”.

En 1961 se casó con el abogado Juan Carlos Garate -productor cinematográfico e integrante del directorio de Argentina Sono Film-, del que enviudó en 2007. El matrimonio tuvo dos hijas: Mariana, residente en los Estados Unidos, y Valeria. La primera la hizo abuela de Federico, mientras que la segunda de Facundo y de Lucía. 

Olga con dos de sus nietos, Federico y Facundo

En radio, encabezó algunos ciclos como Radio Cine Lux. Mario Medrano fue uno de sus galanes en ese medio. En cuanto al teatro, solamente hizo una obra: Madame 13 (1945), comedia musical estrenada en el Maipo. La acompañaron Elena Lucena, Alberto Closas, Homero Cárpena, Francisco Charmiello, Nelly Daren y Tato Bores.

Desde los inicios de la década del ‘70, apareció en programas televisivos como Matrimonios y algo más, Narciso Ibáñez Menta presenta, Nosotros y los miedos, Estación Retiro, Situación límite, El sillón de Rivadavia (Premio Santa Clara de Asís), Hombre de mar, Tu rebelde ternura, La posada del sol, Nuestro encuentro, Propiedad horizontal, Atreverse, Alta comedia y De fulanas y menganas (por estos dos últimos, ganó el Martín Fierro). Además, fue distinguida con los premios San Gabriel, Podestá, Konex y Cámara Pathé del Museo del Cine “Pablo C. Ducrós Hicken”. A modo de homenaje, una sala cinematográfica de la localidad de San Jorge, en la provincia de Santa Fe, lleva su nombre.  

Olga fue madrina de MAMA (Mis lumnos más amigos), una entidad para chicos de la calle en la que colabaraba activamente y a la que ayudó a poder armar su propia panificadora.

Olga Zubarry también se destacó por su filantropía. Desde 1983, era madrina de M.A.M.A. (Mis Alumnos Más Amigos), una institución que atiende a niños huérfanos y/o abandonados, y que fue fundada por Juan von Engels -fallecido en 1999- y su esposa, Anna Bieza. “Juan siempre me decía: ‘Nosotros haremos mucho por los chicos, pero lo que ellos nos dan a nosotros es algo extraordinario’. Yo estoy desde que se inauguró el primer hogar. Después, se concretó lo de la panificadora. Salimos a pedir recursos y a ofrecer productos. Es una tarea bastante ardua, pero muy beneficiosa para todos”, manifestó una vez. 

 

Como corolario de esta nota, valga una frase suya para los que la admiraron: “Mi eterno agradecimiento por todo lo que me demostraron y me apoyaron. Fue una suerte poder regalarles mis trabajos”.

(Nota publicada en la Revista Pronto , edición 855)

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