Luli Fernández se fue de viaje con su hijo, Indalecio y su marido Cristian Cúneo Libarona, tomaron la ruta hacia su casa que queda cerca del mar. Y en el viaje en auto, como estaba aburrida se puso a degustar unas famosos chocolates cubiertos con azúcar de colores, y compartió con sus seguidores lo que sentía: "Pregúntame qué es la felicidad que tengo la respuesta". Qué bueno que la panelista de Socios del Espectáculo haya encontrado la felicidad en un tamaño pocket.
Pero luego, la modelo mostró el paquete casi vacío y confesó un secreto: "Qué mina, que no manejo grises. ¿Es necesario comerlos todos? Obvio ya me duele la panza y obviamente mañana tengo que salir a conseguir un paquete porque mi marido, que se quedó dormido, desconoce mi nivel de egoísmo. No puedo detenerme. Los M&M y las papitas saladas sacan mi lado menos generoso. No comparto y como, como si el mundo se terminara en 30 minutos", enfatizó Luli. Evidentemente a la mamá de Indalecio, le ganó la culpa por devorarse todas las golosinas.
Por su actitud entendió que algo debía cambiar: "Intentaré modificarlo en el 2023". Pero luego se arrepintió: "Todos sabemos que la gente no cambia, empeora con el tiempo, así que, no pasará. No habrá evolución en este aspecto. Sorry not Sorry".
Ahora ya conocemos el lado más egoísta, si de comida hablamos, de Luli Fernández.