“Cuando nació Marta, durante unos segundos en el parto, no le llegó oxígeno al cerebro y eso le provocó la muerte de algunas células madre. La consecuencia fue una leve hemiparesia, del lado derecho del cuerpo. Es una parálisis, pero quiero recalcar que es leve porque tenés que mirarla con detenimiento para notarla. Desde que nació está tratada por kinesiólogos en el Fleni, en Belgrano. Si bien le dolió, yo la llamaba por teléfono y le decía que aguantara, porque era por su su bien”. Así le contaba Ricardo Fort a la Revista Pronto en 2011 el viaje de su hija a China para su tratamiento de salud..
¿Con quién viajó la niña de apenas 7 años? Con Marisa, su niñera, y con Gustavo Martínez, que falleció trágicamente el 17 de febrero y cuyo rol como tutor de los niños hoy es cuestionado hasta por los propios hijos de Fort. Pero algo está claro: durante muchos años en los que Marta y Felipe eran niños que necesitaban de la supervisión y el cuidado de un adulto, Gustavo Martínez estuvo ahí. Incluso, como en este caso en el viaje a China, ocupando el lugar que Ricardo Fort dejó vacante por sus compromisos laborales.
"En la mano y pierna derechas tenía menos movilidad que en las izquierdas, pero podía escribir y todo. Por eso nunca nadie se dio cuenta. Quiero aclarar que lo que padece Marta es un problema motriz, no psicológico ni mental. Un domingo, viendo el programa de Mauro Viale en América, descubrí a una chiquita ciega, Micaela Cortizo (6), cuyo papá contaba que necesitaba dinero para viajar a China para tratarla. No bien vi el caso, hace 3 meses, me sensibilicé, llamé al canal y pedí hablar con Lucas, el papá de Mica. Los invité a venir a mi casa y me comprometí a ayudarlos. Ver a esa nena hermosa y a su papá llorando desesperado, me tocó el corazón y me nació ayudarlos. Les pagué el viaje y el costo del tratamiento con células madre en China. Me hice muy amigo del papá, seguí el tratamiento y hablábamos todo el tiempo sobre las mejorías de Mica. La nena era ciega de nacimiento, y ya en la primera aplicación de células madre, empezó a ver luz. Le ponías una linterna y la agarraba. Le hicieron seis aplicaciones durante 20 días, y cuando volvió al país, Micaela ya veía bultos. Ahí fue cuando Lucas me aconsejó mandarla a Martita a China para tratar su hemiparesia, y me hizo un click. “Tenés razón, le dije. Quizá se pueda curar con esto", contó Fort sobre cómo surgió la idea del viaje a China.
El tratamiento que Martita realizó consistía en que una vez por semana le inyectaban células madre en distintas partes
del cuerpo, y por diferentes vías: algunas intravenosas, otras en la espina dorsal. Sobre la experiencia en China, Ricardo dijo que su hija le contó que "no le gustaba el lugar, que odiaba la comida, que no les entendía nada cuando le hablaban... ¡Pobrecita! Estaba cansada de estar en China, pero también sabía que era por su bien. Como la comida era rara, se la pasó en McDonald’s. Le parecía todo súper extraño, no se adaptó" y también que se compró muchos juguetes: "Gustavo me contó que en China se compró muchos juguetes típicos de allá, y una cantidad enorme de Barbies. Martita
colecciona Barbies, y se dio el gusto de comprarse todas las que se le antojaron."
En cuanto al éxito del tratamiento, Ricardo Fort fue contundente: "Los resultados son excelentes. Su hemiparesia era muy leve,
entonces no era tan grave. Donde más se nota mejoría es en su forma de hablar. Tiene mucha fluidez para dialogar, cosa que antes no sucedía. El resto de los avances se irán viendo con el correr de los días, ya que el tratamiento va a ir actuando cada vez más. Con la primera aplicación de células madre ya se notaba la diferencia. Cuando hablamos por teléfono, me dijo “Hola” en
un tono más agudo del que tenía, y me empezó a hablar de corrido. ¡Me dejó atónito! Igual, según me explicaron los especialistas,
al mes se va a notar más. Y a los seis meses va a ser mejor aún el avance".
El reencuentro fue un mes y medio después en Miami. “Martita, su padrino y su niñera, llegaron el domingo a Miami, y yo me vine el lunes a encontrarme con ellos. Viajé con Felipe, y lo primero que hizo Marta fue ir y darle un abrazo a su hermano. Después me abrazó a mí y nos pusimos re contentos todos. Fue un momento muy lindo, emotivo", agregó.
En cuanto a por qué viajó Gustavo y no él explicó: "Yo no podía esperar hasta diciembre para comenzar con su tratamiento porque la quería ver bien cuanto antes. Por eso no viajé a China con ella. Como tenía que seguir con la obra de teatro y no podía bajarme ya que hay más de 60 personas que dependen de mí, opté por mandarla a Beijing con su padrino y su niñera. Ellos la criaron desde que nació, viven con nosotros en casa y son de nuestra familia. No me arrepiento de nada de lo que hice, porque hoy la veo muy bien a Marta y sé que todo valió la pena".
Fort por esos días estaba protagonizando la obra Fortuna 2, una revista musical. No se trata de juzgarlo por las prioridades que eligió, ya que si bien se puede pensar que su hija es más importante, suspender un mes y medio la obra era romper con muchos contratos y dejar sin trabajo a mucha gente. Pero esto demuestra el grado de confianza que tenía en Gustavo Martínez y Marisa López.
Cuando le preguntaron -mientras Marta estaba en China- si era difícil tener a su hija a 19 mil kilómetros de distancia respondió. "No fue fácil, pero estoy tranquilo porque con su padrino y su nanny está súper cuidada. Gustavo es una persona que vive en casa, la vio nacer y la lleva al colegio todos los días. El tiene todo el poder sobre mis hijos, y mi absoluta confianza. Estoy feliz y orgulloso de haber tomado la decisión porque no podía esperar hasta fin de año. Sé que Marta extraña, yo también la extraño un montón, pero entiendo que es lo mejor para ella. Hoy, durante la función, canté una canción, elevé la cabeza y sentí que la veía a mi hija. Tuve que cambiar rápido el pensamiento, porque era capaz de largarme a llorar y no iba a poder seguir cantando"
Sobre si sus hermanos se involucraron en el problema de salud de Marta también fue claro. "De mis hermanos no me calienta nada. Son perfectos desconocidos para mí. Uno elige a su familia, y la mía son mi madre, mis hijos, Gustavo, Marisa, y mis amigos". Todo dicho.