A 10 AÑOS DE SU MUERTE

Jazmín De Grazia: su vida, su carrera, sus amores y la crónica de una vida que se apagó demasiado pronto

Nació en Temperley, alcanzó la popularidad en el reality Súper M 20/02 y triunfó como modelo. Intima de Paula Chaves,.se recibió de periodista y trabajó como panelista en Duro de domar. A los 27, fue encontrada muerta en la bañera de su casa. Vivió a mil y esta es su vida, contada por ella misma.

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Diez años pasaron de aquel fatídico domingo 5 de febrero de 2012, día en que el nombre de Jazmín De Grazia ocupó todas las portadas de los diarios, revistas y portales de internet por una noticia tristísima: su novio la había encontrado muerta en la bañera del departamento de Recoleta en el que vivía la modelo. Jazmín tenía 27 años y una prolífica carrera en los medios: se había hecho conocida por participar en el reality Súper M 20/02, exitoso ciclo que le dio el puntapié inicial para cimentar una sólida carrera como modelo gráfica y de pasarela, además de lucirse luego como panelista y periodista en distintos ciclos, como Duro de domar.

Aquel caluroso 5 de febrero de 2012 y tras haber regresado de Punta del Este y de la costa atlántica luego de cumplir con compromisos laborales veraniegos, Jazmín decidió compartir el almuerzo con una amiga y cuando la chica se fue, alrededor de las 17, De Grazia abrió el agua y llenó la tina de su departamento de la calle Las Heras 1703, en Recoleta, para tomar un baño de inmersión. Pero algo salió mal: a la media hora comenzó a sentirse mal y como su familia vivía lejos, en la zona sur del conurbano, le mandó un mensaje de texto a su novio desde hacía un año: Leandro Cabo Guillot.

El muchacho vivía a solo 15 minutos de auto del departamento de la modelo y se acercó raudo para ver qué le pasaba y asistirla en caso de que necesitara ir a una guardia. A las 18, Cabo Guillot llegó al domicilio de su novia, golpeó la puerta del departamento con insistencia pero no obtuvo respuesta. Llamó a un cerrajero y al encargado del edificio, Richard, con quien la modelo tenía buena onda, y cuando lograron destrabar la puerta e ingresar a la vivienda, se encontraron con el peor cuadro: Jazmín yacía muerta en la bañadera.

En un primer momento, no se dieron a conocer los motivos del deceso pero luego la autopsia reveló que la causa de la muerte de la modelo se debió a una "asfixia por inmersión". Se dijo que la joven se habría desvanecido por consumir drogas y ansiolíticos y, a raíz del desmayo, se habría provocado la asfixia en el agua. De cualquier manera, lo concreto es que ese tristísimo 5 de febrero de 2012 se apagaba la vida de una chica que hacía ruido en los medios y que había logrado su espacio a fuerza de carisma, desfachatez y belleza.

¿Sus últimos mensajes? A las 15.19 de esa tarde había publicado su último tuit (“Este fin de semana fue variadito, variadito. Casi tanto como un tenedor libre con chinos como dueños”), y en el espejo de su baño encontraron escrito: “Vos no tenés la culpa de que el mundo sea tan feo”.

Su vida y sus logros

En este aniversario tan particular, a una década de su partida física, vale la pena homenajear a Jazmín y repasar su vida. Hija de una familia tradicional de Temperley, en la zona sur del Gran Buenos Aires, Jazmín nació el 4 de julio de 1984. Se crió en un ambiente de total libertad, corriendo las calles de su localidad. “Toda la vida fui muy varonera y tengo el cuerpo lleno de cortes y cicatrices. De chica jugaba al fútbol y me trepaba a los árboles; me divertía más haciendo líos que jugando a los Pinypon. Ahora soy igual: no sigo trepándome a las plantas pero me divierto más escuchando chistes e historias de vida de hombres que cualquier otra cosa”, contó en una entrevista a Pronto.

A pesar de que reconoció haber sido varonera, a la vez le gustaba estar linda y bien vestida. Ya a los cinco años tenía fuertes discusiones con su mamá por la ropa, por ejemplo. “Ser machona no tiene nada que ver con la parte estética, eso va por otro lado. Siempre fui pilchera”, reconoció. En el colegio no se destacó por ser una alumna brillante, pero tampoco tuvo grandes problemas porque jamás se llevó una materia. Amante de los idiomas, manejaba el portugués, el inglés y el alemán a la perfección puesto que en su familia tenía ascendencia alemana. Lo que sí le fascinaba era hacer deportes, sobre todo tenis. Era común verla por las mañanas entrenando en el Vilas Club, donde conoció y se hizo amiga de Gastón Gaudio.

 

Si algo deseó de niña fue trabajar como modelo. Durante la adolescencia hizo algunas campañas publicitarias y luego entró en la agencia de Ricardo Piñeiro. “Estaba haciendo el curso de modelos en la agencia cuando vi por tele el aviso para el reality Súper M 20/02. Ni lo dudé, porque siempre quise ser modelo. Era la típica chiquita que se probaba la ropa de mamá y le robaba los maquillajes a mis hermanas mayores”, confesó. Incentivada por un amigo, se presentó en el concurso televisivo que buscaba a la modelo del año, sin imaginar jamás que iba a quedar seleccionada. No sólo eso: se coronó tercera entre las miles de chicas que pasaron por Súper M.

“Tenía sólo 17 años cuando salí del reality y me llegó todo de golpe. Fue muy fuerte porque no sabía cómo manejarlo. Estaba recién salida de la casa y capaz iba al Unicenter un domingo, ¡una locura! Hoy, si me vienen a pedir un autógrafo o una foto ya lo tengo asumido pero antes me costaba”, comentó Jazmín en una nota con Pronto. No sólo la popularidad le llegó de un día para el otro: como vivía en Temperley y perdía mucho tiempo viajando a la Capital, decidió mudarse sola. “A los 19 me independicé pero antes viajé tres meses a Milán; ahí crecí mucho”, sostuvo.

Desde entonces, no paró de trabajar como modelo: participó en múltiples desfiles de moda, campañas gráficas y comerciales televisivos tanto nacionales como internacionales. Admiraba a Kate Moss –“me parece una reina, pero su estilo de vida no me convence”-, a Gisele Bündchen y Tyra Banks –“que hizo de su nombre una marca”-. Sin embargo, pronto sintió que no la llenaba del todo ser sólo una mannequin y se interesó por la pantalla chica. Condujo especiales de moda para las señales E! Entertainment, FTV, MTV, Motorockers Bands en Fox, 100%Polo en Fox Sports y la oportunidad para lucirse le llegó con Princesas, el ciclo que condujo con su íntima amiga Paula Chaves para la pantalla de El Trece, en 2005.

Aunque disfrutaba de hacer tele, De Grazia sentía que le faltaban herramientas para estar más desenvuelta. ¿Qué hizo? Se anotó en la escuela de periodismo TEA. “Siempre me gustaron los medios, sobre todo la radio y la tele. Hacía conducciones pero me ponía nerviosa porque soy muy perfeccionista con mi trabajo. No me gustaba no saber llevar una entrevista y me molestaba que me editaran cuando había algún bache, sentía que estaba haciendo las cosas mal. Estudiar me pareció una buena manera de aprender a comunicar”, aseguró. Con María Laura Santillán y Magdalena Ruiz Guiñazú como modelos a seguir, cursó los tres años de la carrera y se recibió con el título de Técnico Superior en Periodismo.

¿Anécdotas de su paso por la facultad? “Hay miles. En una clase hablaban sobre el prócer del periodismo asesinado por los militares, Rodolfo Walsh, y yo pregunté cuándo sería la conferencia de ese señor. Todos cuchichearon y se rieron, pero me hice cargo del error. ´Nadie nace sabiendo, y si no sé algo lo menos que tienen que hacer es enseñarme´, desafié”. No se resultó fácil a De Grazia tener que sortear las cargadas y los prejuicios de sus compañeros y profesores, que la juzgaban por ser rubia, linda y encima modelo. Pero así y todo, terminó la carrera en 2009 y al año siguiente se anotó para cursar Sociología en la Universidad Del Salvador. Al mismo tiempo, condujo la columna de rock de Radio Uno 103.1 en Los number one, y comenzó a escribir entrevistas de fondo para la revista Las Rosas, donde entrevistó a personajes tan distintos como Charly García, Mercedes Morán y Pablo Lezcano.

Diego Gvirtz la sumó al equipo de Duro de domar y Jazmín estaba muy contenta porque podía opinar de política, pero a los dos meses fue desvinculada, en medio de un escándalo. “No me dieron motivos pero pienso que me echaron por mis opiniones contrarias al gobierno. El programa es bastante oficialista. Un día llamó Aníbal Fernández y parecía que tenía línea directa con la producción”, sostuvo sin vacilar la muchacha de zona sur. Quienes la conocieron de cerca coinciden en que la rubia tenía carácter fuerte y era muy frontal y sincera, dos adjetivos que escasean en el ambiente artístico local. “Te decía lo que no querías escuchar; por eso era única y por eso la quería tanto. ¡Así era Jaz!”, la recordó en Twitter su amiga Magalí Montoro.

Entre sus grandes pasiones figuraban ir a la cancha a alentar a Los Andes, el club de sus amores, y seguir la carrera del Indio Solari, su máximo ídolo. Amante de la música y del rock en particular, era una fan confesa de Joy Division y The Cure. Alguna vez declaró que le hubiese encantado escuchar tocar en vivo a Los Redonditos de Ricota, pero por una cuestión de edad se conformó con seguir la carrera solista de su cantante, Carlos Alberto “Indio” Solari. Viajó a Tandil para estar en su show y también fue al que se hizo en el Estadio Único de La Plata. “Me disfrazo para ir a los recitales del Indio. Me pongo el pantalón más viejo que tengo, uno que era azul y que con el tiempo se hizo lila. Me visto como un pibe chorro y hago pogo con todo el mundo”, se rió.

Aunque tuvo una vida agitada y no paró un segundo, en lo personal no se le conocieron muchos hombres. Su gran amor, con quien estuvo en pareja por casi cinco años, fue el empresario y promotor de música electrónica Cruz Pereyra Lucena, ex de Verónica Lozano, Natalia Graziano y Leonora Balcarce. El hombre le llevaba 11 años pero para ella diferencia de edad no significaba nada. “Nos conocimos en una fiesta por un amigo en común y al toque nos fuimos a vivir juntos. Crecí y maduré a su lado, Cruz es el amor de mi vida”, confesó en más de una ocasión. Antes, había tenido una historia con Eric Engfeld, ex de Rocío Guirao Díaz, y su última pareja estable fue el empresario Leando Cabo Guillot.

“Me puede faltar cualquier cosa menos el sexo”, le reveló a Pronto el verano anterior a su muerte. Más allá de sus novios, el hombre más importante de su vida era su papá, Ricardo, con quien era muy pegota. Jazmín reconoció tener “un amor idílico por papá”. El hombre es dueño de la confitería Miguel, ubicada en el centro de Temperley y en 2011 no había dudado en dejar a un encargado en el local para irse de vacaciones al sur con su hija mimada. “Me voy unos días al sur con mi papá. Hace mucho que no paso un tiempo con él y tenemos una relación muy especial. No somos amigos porque ahí se perdería la relación padre-hija, pero tenemos mucha confianza y somos compinches”, aseguraba la modelo. “Jaz tenía un desparpajo hermoso con la vida. Fue transparente, loca, linda y franca”, expresó el hombre, desconsolado, el día del velorio.

De Grazia tenía definido que quería dedicarse de lleno al periodismo y el último año había conducido el ciclo radial Acqua blondie. Su próximo proyecto era debutar como actriz en una ficción para internet, Twitt fictions, de Leo Bechini, con Ximena Fassi, Guillermo Marcos, Esteban Coletti y Diego Alfonso. Sus compañeros la habían notado muy entusiasmada con la ficción que ya estaba venida al exterior y en la que ella era la protagonista. ¿Cuál era la máxima aspiración de Jazmín? “Muero por hacer un programa periodístico y de actualidad en tele, al estilo Kaos. Obvio que no me comparo con él pero me gustaría seguir esa línea que abrió Juan Castro. Tenía de todo: una columna de sexo, a Ronnie Arias en el papel del gay gracioso, bajaban línea, hacían investigaciones copadas. Falta en la tele un ciclo así, que te entretenga y te haga pensar”, soñaba en voz alta.

Su pasatiempo favorito era buscar música nueva en la computadora. “Soy una adicta a la música, me encanta descubrir bandas raras y me siento orgullosa cuando tres meses más tarde lo publican en la Rolling Stone porque lo descubrí primero. En algún momento, me gustaría dedicarme al periodismo de música. Muero por escribir en Los Inrokuptibles”, expresaba la bella Jazmín. “Si tuviera que emparentar mi vida con un ritmo musical seguro no sería pop ni melódico y mucho menos tango. Mi vida es puro rock’n roll”, sostuvo sin dudarlo. Sencilla y sofisticada, varonera y femenina, sensible y avasalladora. Así era Jazmín De Grazia, una mujer que vivó intensos 27 años y que dejó marcada a fuego una huella de la que hoy, a diez años de su partida, se sigue hablando y recordando.

Nicolás Peralta