Es, para el jurado de los Premios Carlos, el mejor actor de la temporada 2022 en Villa Carlos Paz. Elogiado por su impecable trabajo en la comedia Mi mujer se llama Mauricio, donde tiene el desafío de componer dos personajes y no se baja del escenario en la hora y media que dura la obra, Alejandro Müller (62) define a esta temporada como un “veranazo”.
Pero reconoce que al comienzo fue extraño cómo se fueron desarrollando los primeros días. “Arrancó todo raro porque teníamos muchas expectativas, pero no bien comenzamos, a los pocos días tuvimos que cortar la obra porque algunos de nosotros nos contagiamos coronavirus”, repasa.
Antes de regresar a Buenos Aires, el actor conversó de todo con Pronto y reveló que la pandemia lo obligó a cambiar de casa y de barrio. "Me mudé de Palermo a San Antonio de Padua, producto de la pandemia. Me volví a mi barrio porque la pandemia me complicó bastante en lo económico y tuve que volver a mi lugar de origen. Estoy bien donde estoy y vivía en Palermo básicamente porque me quedaba más cómodo por la ubicación", confió.
-¿Te afectó mucho en lo económico la pandemia?
-Sí, mucho. No trabajé y tuve que comerme mis ahorros. No estaba sobrado y había invertido plata en unos negocios que también dejaron de funcionar. Tengo un salón de fiesta y me complicó mucho porque mis dos actividades se cerraron y fueron las últimas en abrirse. Los salones de fiesta fueron lo último de lo último.
-¿Seguís teniendo ese salón?
-Sí, lo tengo y ahora lo reabrimos. Empezamos a trabajar por suerte y estamos devolviendo fiestas ya que teníamos eventos y fiestas pagas para 2020 y 2021 pero no se pudieron hacer en ese momento. Entonces, se están haciendo ahora y estamos devolviendo con creces las fiestas que debemos. Conozco infinidad de lugares que cerraron y por suerte pudimos sobrevivir con mis socios. También se reactivó la actuación y si bien no estoy del todo acomodado, al menos no estoy a los saltos, como el último año y medio.
-¿Llegaste a pasar necesidades?
-No, no. Te explico: comía todos los días, me podía duchar a diario y lo básico no me faltó. Tenía comida y mi casa pero me tuve que achicar en muchas cuestiones: dejé el departamento de Palermo, me volví a Padua, no usé más la moto y el auto por un tiempo para no pagar seguro y usamos un solo auto de la familia. En todo eso tuve que achicarme dada la emergencia.
-¿Te afectó en lo emocional?
-No. Pasé muchas crisis en mi vida económica. Cuando tenía mi empresa, en 2001 casi me fundo, después me agarró el corralito y me quedó la guita adentro. Las pasé todas y aprendí que el dinero no es un problema para mí mientras tenga lo básico para comer. No te voy a decir que estaba feliz de la vida pero no me amargó ni nada. Tenemos una gran unión familiar con mis hijas y mi ex mujer y nos bancamos mucho. Eso es fundamental.
-¿Conservás buen vínculo con la mamá de tus hijas?
-Sí, extraordinario. Es más, hoy se volvió para Buenos Aires después de pasar unos días en Carlos Paz en mi casa. Estuvo acá pasando unos días con mi hija y mi yerno. Siempre viene cuando puede y es mi familia, obvio. Nos separamos hace veintipico de años y nosotros seguimos siendo familia. Tenemos un vínculo excelente con mi ex. Es una mujer maravillosa, eso ayuda mucho y es la persona que elegí para tener a mis hijas.
Por Nico Peralta
Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con Alejandro Müller está en la edición digital de Pronto del mes de marzo y se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este enlace