Va muy rápido. Eso dicen los que vienen observando la exposición mediática de Felipe Fort y, por supuesto, lo ven de afuera. El heredero del clan chocolatero e hijo de Ricardo vive a “mil”, es cierto, pero en esta oportunidad la velocidad no tuvo que ver con los negocios ni con sus continuas ostentaciones. Fue producto, igualmente, de otro de los lujos que se viene dando por voluntad personal desde que cumplió la mayoría de edad.
El hermano de Marta, se sabe, viajó a Estados Unidos a festejar sus 18 años. Además de familiares y allegados, lo acompañaron sus asesores financieros e inmobiliarios, quienes si bien se dijo que se ocuparon del papelerío previo a la reciente adquisición de un departamento top en una de las zonas más caras de Miami, Felipe desmintió la operación. “No me compré ningún departamento”, señaló, contundente. En las redes del jovencito se difundieron imágenes de un recorrido suyo por el inmueble en cuestión, que por lo que se vio, cuenta con una vista aérea espléndida hacia el mar, entre otras cualidades que de alguna manera explican la altísima tasación que le habían atribuido. Se trató de un lujoso penthouse con ubicación en el condomio Regalia, ubicado en Sunny Isles Beach.
Ahora bien, por si faltaba algo, Felipe pudo hacer realidad otro de los gustos que únicamente un millonario es capaz de lograr: manejar el coche más veloz del planeta. El propio mellizo lo contó en su instagram, con una historia y con mensajes escritos contando la experiencia: “Probando el auto más rápido del mundo”, expresó, para más tarde, con el pedal más a fondo, agregar: “Acá se nota más la aceleración”. No se sabe a cuántos kilómetros por hora andaba. Pero seguramente, como más de uno asevera, Felipe iba muy rápido.