INESPERADA CONFESIÓN

¡Una mujer diferente! Ingrid Grudke sorprendió al contar qué usaba de golosina cuando era chica

La modelo, que sorprendió al presentarse a un concurso internacional de fit model, reveló a Pronto el curioso hábito que adquirió cuando era una niña en su Misiones natal. Qué dijo.

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Espléndida a los 45, Ingrid Gruke tiene un cuerpo y una genética privilegiados. Pero también es consciente de los cuidados físicos necesarios para estar en forma y ella se cuida con mucha consciencia. El año pasado se presentó en Letonia en un concurso internacional de fit model, llegó a la final y fue noticia en todos lados por esa faceta desconocida de su vida.

En charla íntima con Pronto, la rubia contó cómo fue su entrenamiento en plena pandemia y en su Misiones natal, adonde se mudó con su novio Martín Colantonio para pasar la cuarentena. "¿Cómo eran mis días en el campo? Hermosos y en pleno contacto con la naturaleza. Imagínate que a la mañana me levantaba e iba a ver qué palta se había caído y estaba madura para comer en el desayuno. O iba a buscar los huevos de las gallinas de la granja para comer. Lo mismo con las mandarinas y la huerta ciento por ciento orgánica", confió a Nico Peralta para Pronto.

-¿Te volviste a conectar con la Ingrid de la infancia?

-Siempre estuve conectada; jamás me desconecté de eso. Tuve una infancia muy linda, muy natural, de saber observar el clima, los animales y comer las frutas de estación. Se aprovecha la fruta de estación y ahora se come berenjena así como en octubre se aprovecha la frutilla porque es la época. En febrero están las uvas y todo eso lo aprendí en la chacra con mis padres. Eso mismo vivimos con Martín cuando volvimos en la cuarentena y a él le fascinó la vida en pleno contacto con la naturaleza. Salía en bicicleta por los caminos de tierra y si tenía calor se tiraba al arroyo a nadar. Como es guardavidas, nadaba contra la corriente y así entrenaba. Usamos la naturaleza para hacer actividad física porque ni gimnasio había en la cuarentena.

-Mientras tu novio entrenaba, ¿vos también te preparabas para el concurso de fit model?

-Sí, sí. Lo mío era más localizado porque mi forma de entrenar es de pesas y definir los músculos. O sea: fit model es una categoría que está dentro del fisicoculturismo. Hay cuatro categorías: body fure es lo que conocemos todos que es la hipertrofia muscular y lo exagerado del músculo, luego están bikini, wellness que son las chicas con más pierna y cola y en 2015 agregaron fit model tanto para hombre como para mujer. Tiene que ver con el músculo marcado y definido pero estilizado, sin usar la hipertrofia muscular ni la suplementación. Como empecé a entrenar por videollamada con mi entrenadora que está en Mar del Plata y fue la distancia, ella me dijo que tenía que hacer fit model. “Tenés la simetría y las características para esta categoría”, me sugirió. Y ahí es donde me empecé a interiorizar y ella me fue mostrando videos y me fue contando de qué se trataba.

-¿Te costó entrar en ese mundo?

-Quise verlo, lo investigué y me encantó meterme. En el último tramo antes de viajar a Letonia, entrené en Misiones con una nutricionista a la par porque la comida es muy importante. Y entrenaba todos los días en el gimnasio, más una rigidez en la alimentación de cumplir seis veces al día con la comida. Finalmente fui a Letonia y llegué a la final del concurso internacional de fit model.

-¿Imaginaste que ibas a llegar tan lejos?

-No. Nunca pensé eso. El marido de Analía, mi entrenadora, me dijo: “Nunca vi un deportista que debute en un mundial de fit model”. Estaba sorprendido y yo también. Fue mi primera presentación, directo en el mundial en Letonia y llegué a la final. Lo viví con felicidad y confié mucho en Analía y su marido, que también es entrenador. Como era algo nuevo, me generaba adrenalina y más en un país donde nadie me conoce. Eso me dio un sabor diferente y competí con finlandesas, rusas, ucranianas y dos chicas españolas. Fue un gran desafío personal y me gustaba ver adónde podía llegar con mis propios límites.

-¿Qué aprendiste?

-Que uno no se da cuenta de la capacidad que tiene el ser humano hasta que decide desafiarse y hacerlo. Eso me pasó. En un momento pensé: “¿Cómo es que a los 45 años me estoy yendo a un concurso internacional de una exhibición muscular frente a un jurado que no me conoce?”. ¡Todo era una locura! Fui, llegué a la final con gente que no conocía y todo eso me hizo saber que somos mucho más capaces de lo que creemos. Solo nos tenemos que disponer a hacerlo. Para eso hay que estudiar, focalizarse, pensar y estar convencido de lo que querés hacer. Para eso no necesitás pisar ninguna cabeza: solo tenés que confiar en tu propia capacidad.

-¿Tuviste que cambiar mucho tu alimentación?

-No porque siempre comí muy sano, desde chica. Por eso no me costó hacer la dieta para el entrenamiento de fit model. A los 6 años no comía golosinas sino que iba a la huerta, arrancaba una zanahoria y esa era mi golosina. O las frutas. Nunca tomé gaseosas, no me gusta el vino, no tomo alcohol y no me llaman la atención los postres o las tortas. No me gustan las galletitas ni las harinas procesadas.

-¿Qué merendás?

-Mi merienda es un yogurt con avena o frutas o me hago panqueques o tostada con dulce y queso. O sino huevos revueltos, un omelette o tostadas con palta. Me gusta mucho más lo salado que lo dulce. Si bien es todo proteico, también necesito hidratos para tener energía y ahí es cuando consumo papa, arroz, fideos. Siempre hay pan en el desayuno y la merienda. La base de mi alimentación es la carne, legumbres, frutas y verduras. Si como algo muy elaborado, como un pedazo de torta, me siento pesada y mi estómago ya se acostumbró a otra forma de alimentarme, que llevo desde chica.

La entrevista completa con Ingrid Grudke está en la edición digital de mayo de revista Pronto y se puede descargar y leer de forma gratuita haciendo click en este link