Si bien se bajó de la revista Cobra K antes del estreno, Ingrid Grudke brilla en televisión con Los 8 escalones del millón, el programa de entretenimientos que conduce Guido Kaczka por Eltrece. La modelo está contenta con esta gran oportunidad laboral en tele pero haber aceptado el trabajo le provocó un gran cambio en su vida personal: ya no puede convivir con su pareja desde hace 4 años, Martín Colantonio.
"Yo me fui a pasar la cuarentena con mi novio a Misiones, en pleno contacto con la naturaleza y estaba allá cuando Guido me propuso quedarme todo el año en Los 8 escalones. Por eso me volví a Buenos Aires. Lo dejé a mi novio en Misiones con un negocio montado y me vine a Buenos Aires hasta fin de año. Si todo sigue bien, estaré con Los 8 escalones hasta diciembre. Me siento bien y me encanta", relató Ingrid a Pronto.
-¿O sea que ahora tenés una relación a distancia con tu novio?
-Sí pero no. No es tanta distancia y voy yo seguido o sino viene él a verme. Vamos y venimos todo el tiempo. Ahora estamos como al principio, cuando él vivía en Mar del Plata y yo acá en Buenos Aires. Como Martín sabe que amo Misiones y que todos mis amigos de la infancia y mi familia están ahí, en cuarentena nos fuimos a vivir a Misiones y ahí pusimos un negocio.
-¿En cuarentena se instalaron en Misiones?
-Sí. Por un problema de salud de mi papá y otras cuestiones, nos mudamos a mi provincia natal y vivimos en la chacra en la que me crie. Queda en Los Helechos, a 14 kilómetros de Oberá. Es un pueblo tipo colonia, con chacras de 25 o 30 hectáreas. Mis padres son productores de yerba mate y té y me crié en esa chacra. La usamos tipo casa de fin de semana. Como en Buenos Aires no podía hacer nada durante la pandemia, nos instalamos en la chacra y tuvimos el privilegio de poder quedarnos allí.
-¿Cómo eran tus días en el campo?
-Hermosos y en pleno contacto con la naturaleza. Imagínate que a la mañana me levantaba e iba a ver qué palta se había caído y estaba madura para comer en el desayuno. O iba a buscar los huevos de las gallinas de la granja para comer. Lo mismo con las mandarinas y la huerta ciento por ciento orgánica.
-¿Te volviste a conectar con la Ingrid de la infancia?
-Siempre estuve conectada; jamás me desconecté de eso. Tuve una infancia muy linda, muy natural, de saber observar el clima, los animales y comer las frutas de estación. Se aprovecha la fruta de estación y ahora se come berenjena así como en octubre se aprovecha la frutilla porque es la época. En febrero están las uvas y todo eso lo aprendí en la chacra con mis padres. Eso mismo vivimos con Martín cuando volvimos en la cuarentena y a él le fascinó la vida en pleno contacto con la naturaleza. Salía en bicicleta por los caminos de tierra y si tenía calor se tiraba al arroyo a nadar. Como es guardavidas, nadaba contra la corriente y así entrenaba. Usamos la naturaleza para hacer actividad física porque ni gimnasio había en la cuarentena.
-¿Qué negocio puso en Misiones?
-Martín abrió una franquicia de helados Luccianos. Como es de Mar del Plata, al igual que los dueños de la marca, acordaron abrir una franquicia en la costanera de Posadas. Como es comerciante y muy emprendedor, en Mardel tiene la franquicia de la marca de ropa femenina Ayres y en Misiones puso esa heladería. Martín es un amante del deporte y la naturaleza y se la pasó haciendo natación en el río Paraná.
La entrevista completa con Ingrid Grudke está en la edición digital de mayo de revista Pronto y se puede descargar y leer de forma gratuita haciendo click en este link