VALIENTE TESTIMONIO

Germán Barceló, el ex actor de Montaña Rusa, y su camino para superar su adicción a las drogas: "Llegué a dejar el testamento para mis hijos sobre la barra"

Expareja Denise Dumas con quien tiene dos hijos, actualmente está en pareja con una psicóloga con quien tiene otros dos hijos. En diáologo con Gastón Pauls, reveló un infierno de alcohol y drogas que padeció durante años, y cómo lo enfrentó

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Tal vez algunos recuerden a Germán Barceló (su verdadero apellido es Curto) por su carrera de músico y de actor. Al fin y al cabo estuvo en ficciones muy famosas como Montaña Rusa o Los Roldán. Muchos, por supuesto, lo recuerdan como ex pareja de Denise Dumas, con quien tuvo una relación de tal importancia que es el padre de los dos hijos mayores de la conductora: Isabella (20) y Santino (18). Se habían casado en 1999 y se separaron en 2005. 

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Actualmente el músico está en pareja con la psicóloga Mavi Cerain, con quien tiene dos hijos. Lo que no era tan conocido fue el infierno personal que atravesó Germán y que describió con detalles muy profundos en su visita a Seres libres, el programa que conduce Germán Pauls. Incluso el conductor explicó que en su propia recuperación de las drogas tuvo a Barceló como un punto de apoyo. "Cuando yo presente a la persona a la que voy a presentar ahora que es Germán Barceló, no puedo no decir que este actor, músico, hermosa persona, además es parte fundamental de mí recuperación. Yo estoy haciendo este programa que se llama Seres libres, en gran parte también, gracias a Germán. Compañero, colega, guía, padrino, un montón de cosas es hoy Germán en mi vida. Así que la vida, Dios, el poder superior y nuestra recuperación nos encuentre en este espacio después de haber sufrido tanto él como yo los desastres, la oscuridad y el infierno de las drogas, encontrarnos en la recuperación y poder pasar el mensaje y escuchen bien lo que dice Germán en esta entrevista que tuvimos. Germán pasa el mensaje de que otra vida es posible con un nivel de claridad y de amor para mí conmovedor", afirmó Pauls.

Barceló arrancó su relato explicando la importancia de compartir su experiencia con los demás. "Creo que quedarse uno con la historia, sea buena, mala o todo lo que la historia trae, es un acto medio de egoísmo. Podría hacerlo, pero decido venir a compartir, a contar. No se trata de mí hoy, si no se trata del que esté del otro lado."

Cuando Pauls le preguntó en qué momento sintió que perdía su libertad, Germán dijo una frase reveladora: "Es muy loco, porque en el momento que más la perdía, es cuando más libre creí que era." Y se explayó: "Fue un tiempo desenfreno total y de búsqueda. Y el famoso 'yo hago lo que quiero', 'a mí nadie me va a decir lo que tengo que hacer'. Esa rebeldía que andá a saber ante quien, me imagino que ante un padre, ante la autoridad. Y en ese momento me empecé a perder, me empecé a esclavizar, a perder la libertad cuando creí que más libre".

El músico también profundizó acerca de cuáles creía que eran las angustias que lo llevaron a sus adicciones. "La necesidad de reconocimiento en mi fue quizás el motor más potente, más allá de todo el desastre de sustancias, de alcohol, de violencia. Fue esa necesidad desenfrenada de que alguien me venga a ver, que me mire. Que me diga 'existís'. Elegí caminos extremadamente de dolor y de sufrimiento. Y detrás de toda gran necesidad de reconocimiento, a lo cual yo me considero un adicto que tiene que cuidarse todos los días. Laburando conmigo y tratando de conocerme entendí que había nacido en un rechazo. Y que la herida de ese rechazo produjo una necesidad furiosa de llenarlo con reconocimiento". 

Después contó cuál fue la primera vez que empezó a meterse en el infierno del alcohol. "Recuerdo a las personas que tenía al lado en el auto. Y destaparon una botella de mariposa, de alcohol, fuerte. Yo no había tomado nunca, es más, para mí todo lo que tomaran eran giles y me diferenciaba de ellos de una manera bastante soberbia, sin saber que después iba a estar en el mismo club muchos años. Y tendría 17 años, me acuerdo que me pasaron la botella y tuve la posibilidad de decidir. Pero quería ser parte del grupo. Quería ser parte de ese club de giles. Inmediatamente pasaron a ser mis mejores amigos y 'te quiero mucho' ,la del borracho. Ahora lo primero que sentí, y esto es muy loco y lo recuerdo como si fuera hoy, fue 'wow, no lo odio más a mi viejo. No le tengo más bronca." Se metió y anestesió un dolor que estaba ahí. Que era muy profundo y que ni siquiera yo sabía que sentía. Siempre me pegó mal. Ya esa noche terminé tirado, vomitando y echado del boliche."  

Las drogas llegarían después, mucho después. "Fue 15 años después -dice Barceló-, aparece la cocaína". Pauls le preguntó si en esos 15 años había sido un adicto al alcohol y Germán respondió que no se reconocía para nada como un adicto en aquel momento pero hoy en retrospectiva sabe que lo era desde el día 1. "Podría decir que desde antes. Después se despertó la adicción a la sustancia, al alcohol, al hecho de no poder bancar la vida tal cual es entre suceso y suceso."  

Germán con Denise cuando nació Isabella.  

Cuando llegó la cocaína todo iba a empeorar. Aunque al principio una engañosa sensación de éxtasis le hiciera pensar que no.  "Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que tomé, no estaba más borracho. Dije chau, no estoy más en pedo y ahora soy Superman. (...) Arranqué como si hubiera estado tomando hacía 10 años. Todo como si fuera la última vez, como si no existiera el próximo minuto".  No tardó en empezar la debacle. "En muy poco tiempo perdí el eje completo de mi vida, y todo lo que fui logrando, lo hice a puro milagro y a pura fuerza de voluntad. Desde la Montaña rusa, otra vuelta en adelante fue todo un sufrimiento. La forma de conseguirlo, la forma de desearlo, el sentirme diferente, el sentir que la felicidad iba a venir cuando consiga tal cosa, cuando pase tal otra, y mientras tanto de botella en botella. Me iba muriendo a niveles... hasta desear la muerte. Haber dejado el testamento arriba de la barra para mis hijos, escribirlo y decir 'bueno, ustedes no tienen la culpa..." Pero darme cuenta que tenía que terminar esto y desearlo toda la noche. Después fueron dos años de no poder salir del departamento."

El peor momento, la idea de no querer vivir más lo empezó a sobrevolar.  "Pero también me había dicho "bueno, si hasta acá no fui feliz, si hasta acá probé con todo, si hasta acá cumplí todos los sueños que yo me había propuesto, porque también en ese aspecto nos identificamos mucho porque tenemos  esa gracia de poder ir a la meta y decir 'bueno, a ver, a ver si es acá, a ver si es allá y no había sido en ninguna de esas. Había decidido por mí mismo que ya el cuento estaba terminado, que valía más la pena estar acá, para qué voy a seguir acá. Recuerdo los días, tres, cuatro días sin dormir, girando caminando alrededor de una alfombra de un tigre. Y preguntándome, '¿cuándo termina esto? Y el trabajo se fue acabando, no podía sostenerlo, no llegaba o llegaba y llegaba drogado".

Como toda persona famosa, en medio de su angustia también tenía que lidiar con los medios y la exposición. "Con los medios fue un tiempo de locura, un tiempo de búsqueda, de razón. ¿Viste que algunas veces se dice 'esto que hice fue para el olvido'? Lo último que tengo que hacer con mi último tiempo de consumo, los medios, la novela que no pude llegar, no pude grabar, de quedarme en el camarín encerrado y venían a golpearme la puerta y no podía salir, es olvidármelo. Nunca olvidarme de dónde vengo porque el riesgo es creerme, que tal vez, hoy podría. De que es posible un consumo con éxito. Y nunca pude hacerlo con éxito. Todo lo contrario, es la debacle total, es todo perdida. Pérdida de laburos, de la dignidad, de la autoestima, de los sueños que se empiezan a esfumar. Te vas muriendo y lo único que se achica es la mirada. La adicción es perder la familia, perder la relación con los hijos".

 

Hasta que al fin pudo salir del infierno. Así lo cuenta. "Te voy a ser sincero yo hasta el día que paré, no sabía que tenía un problema con drogas. Y fueron 18 años de negación pura; el problema estaba afuera. El productor que me llamaba, aquella que se fue, aquel que me engañó, a aquel amigo traicionero. El mundo contra mí. Hasta ese momento no tenía la menor idea de que el problema era el consumo, esencialmente en primera instancia. Fue un rapto de conciencia, fue muy loco, sentí una voz dentro mío, me dijo 'che tu problema está en lo que tomás todos los días".  Me acuerdo que estaba en el departamento ese del cual no podía salir y me fui un ciber , porque era época de ciber, y empecé a googlear y puse "recuperación de drogas, cómo salir" en el buscador."

"No tenía ni la menor idea, pero tenía un miedo. Pedí ayuda y me llamaron, y aparecí en un hermoso lugar en donde me dijeron que esto era una enfermedad, que no era un tema moral, ni si sos bueno o malo. Es una enfermedad que portás, que es de autodiagnóstico, nadie te puede decir 'vos sos un adicto', sino que vos mismo lo tenés que admitir. ¿Por qué lo tengo que admitir yo? Por esto que te estoy diciendo, porque yo sé un segundo atrás no lo sabía y si me lo venías a decir te echaba literalmente de mi vida. Todo lo que podía amenazar mi consumo lo hacía desaparecer de mi vida. Me pude recuperar a mi. Me banco, hoy me amo, me miro al espejo y digo 'te amo, te quiero, te banco'. Recuperarme a mí y la relación conmigo, hace que después yo pueda ver al otro con amor, con pasión, con esto de 'te podés equivocar loco, no pasa nada'. Pero no te drogues".  

-¿Mirando atrás qué fue el alcohol y qué es la cocaína?", le preguntó Pauls. 

-Fue la forma de anestesiar el dolor de ser yo mismo.

-¿Y qué es la libertad?

-La libertad es poder ir hoy como fui a la reunión de padres del jardín de Cata. Porque vengo de no llegar hace 20 años. Y de que la directora del colegio de de mi hija más grande me mire con cara como diciendo, qué lástima que le tocaste vos de papá. Y hoy poder emocionarme, viendo el vídeo Cata de que tiene dos años jugando. Eso es la libertad.