Leonardo Tusam comenzó a dar conferencias con sus padres, que eran sus maestros mentalistas, a partir de los 16 y dos años más tarde comenzó a explicar sus técnicas con sus profesores desde el público. Tusam recordó en una entrevista el día en el que casi muere en televisión al hacer un acto en el que por primera vez fracasó y nació la famosa frase "puede fallar".
Con Leandro Rud, en La Noche de C5N, el invitado contó su único acto que como no salió bien. "Estaba en un cubo lechero de agua cerrado con candado. Me dieron un martillo por si fallaba. Estuve dos minutos y pico, y terminé internado. Estaba con las rodillas al pecho porque era la única manera de entrar en el tacho de metal. Toda el agua por la boca me entraba. Empecé a golpear con el martillo, cortaron el tacho con una hacha y me llevaron a la clínica", recordó el excelente mentalista que tenía como objetivo llegar a los cinco minutos.
Tusam también explicó como eso lo llevó a un antes y después en su carrera: "Me puse nervioso y ahí nació el 'puede fallar' que terminó siendo el núcleo de mi trabajo. Esa experiencia fue muy transversal para mi vida, me marcó. Ahí descubrí mi resiliencia. Me tuvieron que parar porque yo lo quería hacer al toque. A los seis meses volví al programa e hice 6 minutos 19 segundos. Ahí comprendí que el fallar es parte del camino de cualquiera. Si no pasas por esa experiencia, no estás predispuesto a fallar y no aprendés a fallar, te quedás estático. Te vas a quedar en el lugar", contó motivado.
El hijo de Juan José del Pozo, el primer "Tusam", pasó por actos de distintas dificultades como el anteriormente nombrado, cuando tuvo que estar a 60 metros de altura boca abajo sostenido por el gancho de una grúa, o cuando estuvo más de 20 minutos enterrado bajo mil kilos de tierra. Al hacer este gran recorrido, el conductor le consultó cual fue el acto más extremo que cree haber hecho y sin dudar le recordó uno hecho en el 2009.
"Lo más extremo que hice fue estar por 24 horas en una cabina completamente de hielo a menos 10 grados frente al Obelisco. Lo hicimos en vacaciones de invierno y terminó siendo el día más frío del año. Estuve 24 horas de pie y en ayuno. La cabina de hielo pesaba 7 toneladas, ingrese a esa cabina, la taparon con más hielo y estuve un día entero con menos 10 grados. No dormí porque sino dejo de controlar. El aire en frío no rinde lo mismo", explicó el hipnotizador.
En cuanto a su recuperación, confesó: "En total, después de ese ejercicio, fueron 7 meses de recuperación. En principio estuve en un hotel con médicos cercanos. No terminé arruinado pero era para que todo el organismo vuelva al 100", concluyó sobre el tema.