Cuando Luciana Salazar anunció que iba a convertirse en mamá, supo inmediatamente que Marcelo Polino sería el padrino de su hija. Los años de amistad y las actitudes que él había tenido para con ella durante tantos años, le dieron la pauta de que cumpliría su rol con creces, y no se equivocó.
A pesar de tener mucho trabajo y estar ocupado la mayor parte del tiempo, el periodista siempre se hace el tiempo para disfrutar a su ahijada y compartir momentos con ella. Este domingo, por ejemplo, fue con Matilda Salazar y con su mamá a tomar el té a un lugar muy coqueto donde aprovecharon para charlar muchísimo. Marcelo escuchó las aventuras de la nena en su nuevo colegio (cambió hace muy poco) y también le preguntó el nombre de sus nuevos amigos y otras cuestiones que a él le fascina oir.
Además, aprovechó para regalarle una muñeca y se divirtió junto a Luciana al descubrir todas las maravillas de ese juguete que él desconocía por completo. Una tarde más que agradable, llena de anécdotas y buenos momentos.