Santi Maratea sigue dando que hablar a través de las recaudaciones. El influencer generó una confianza tal en la sociedad, que cada vez se propone una meta llega sin demasiadas dificultades. La última incursión lo llevó a recadar 25 millones de pesos para reconstruir el Hotel Gondolín.
El inmueble, ubicado en el barrio de Villa Crespo, en Capital Federal, le brinda alojamiento a 50 personas travestis desde hace unos 50 años. Pero no hace mucho sufrió un incendio intencional, un episodio conocido como ataque transodiante, y Maratea estuvo ahí para dar una mano desde el lugar que mejor lo hace: recaudando fondos.
En más de una oportunidad contó que esto le genera mucho estrés, sobre todo cuando se pone como meta un número alto en particular. Eso lo hace estar más enfocado, dedicarle horas, y descuidar su vida. Por eso, cuando finaliza, “pasa la gorra”. Nada es gratis y él no tiene problemas en decirlo. ¿Qué hace? Otra colecta para comprarse algo caro para él. Se da un gustito.
Pero en esta oportunidad llamó mucho la atención el destino. Primero, para aquellos que no saben, aclaró: “Ya saben, cuando termino una colecta paso la gorra, el que quiere pone, el que no, no... Uno cobra por el servicio así ad honorem y la plata que recaudo la uso para comprar cosas boludas, frívolas que nada tienen que ver con la solidaridad”.
Luego, y porque todo tiene que ver con todo, fue al hueso: “En este caso, le quiero comprar a mis perros collares y correas de Gucci. Porque ahora Gucci sacó cosas para perros y dije ‘¿mis perros van a andar con un collar de una veterinaria?’ Obvio que no. Un poco de respeto. Van a tener su collar Gucci”.