Moria Casán supo construir un personaje icónico, de esos que quedan para siempre en la memoria colectiva. Con una carrera cargada de éxitos tanto en cine como en teatro, supo llegar a un lugar al que no acuden muchas figuras: el de diva. Sin ir más lejos, en nuestro país, tan solo tenemos a ella a Susana Giménez y Mirtha Legrand. Ahí se termina la lista.
Claro, además de lo mencionado, lo que también lo convierte en un emblema es su capacidad de opinión y lo que genera a través de la palabra. Cada vez de la Casán habla, sus dichos se replican en todos los medios y se magnifican. Pero detrás de todo esto hay una persona normal y corriente, que tiene familia y disfruta de ella.
Sin ir más lejos, en las últimas horas habló de sus nietos –Helena (13) a la que presentó meses atrás y Dante (7)-los hijos de Sofía Gala Castiglione. Ahí deja el personaje de lado y responde desde lo más profundo de su corazón. De alguna ella siempre estuvo muy presente, sobre todo con la más grande en una época compleja de Sofía que afortunadamente ya quedó atrás.
Pero en una charla con Intratables, el programa de El Nueve, le consultaron cómo es como abuela, y fue sincera, no se guardó nada. “Más o menos”, comenzó, como dando a entender que todo no es color de rosas, y dio un ejemplo: “La otra vez la fui a buscar a Helena a una fiesta de adolescentes. No estaba muy chocha”.
“Le exijo mucho, no le doy tantos permisos. No soy la abuela permisiva, tengo que tener del lugar al que va el teléfono, dirección, análisis de sangre...”, dijo y, para finalizar, explicó: “Con Sofía fui libre, pero controlada. Yo sabía siempre dónde estaba”.