“Primero, antes de arrancar, te quiero agradecer por esta nota porque la gente piensa que estoy muerta. Como estoy viviendo acá en Carlos Paz y con un muy bajo perfil, la gente cree que desaparecí”, lanza sin preámbulo Sandra Callejón (56), la mujer que en los 80 provocó todos los ratones habidos y por haber en las cabezas de los argentinos. Fue una de las bombas sexys de fines de los 80 y comienzos de los 90 y junto con su hermana, María Fernanda Callejón, cimentaron una sólida carrera en el mundo del espectáculo.
Sandra hizo de todo: fue actriz de comedia en teatro y televisión, se puso los brillos para debutar como vedette en el teatro de revista y se lució al lado de capocómicos de la talla de Jorge Porcel y Jorge Guinzburg. Pero un día se cansó del ruido mediático, armó su valijita y se volvió a su Carlos Paz natal, donde actualmente vive con su papá. En los últimos años, la artista trabajó como actriz de teatro independiente y también comercial en la villa serrana y hoy por hoy hace radio.
“En eso soy una caradura porque soy una actriz que hago de locutora radial en la Míster Pop. Salimos de 12 a 15 por redes sociales, por YouTube y no sé por cuántos lados más”, tira Sandra con su desparpajo habitual. El ciclo se llama Callejón con salida, va por su quinta temporada y sale desde Córdoba Capital, lo cual la obliga a viajar a la ciudad todos los días. “Aparte de eso, por supuesto, que estoy siempre con obras de teatro aunque ahora estoy medio amargada porque me quedé sin sala para este verano”, comenta.
-¿Por qué no tenés sala?
-Mirá, me estoy dedicando al teatro independiente hace un tiempo largo ya y es lo que hago durante el año, aunque mucha gente por ahí no lo sabe. Apoyo a todos los artistas mega talentosos que tenemos a nivel local y que no tienen una gran oportunidad de mostrarse en los medios masivos. Resulta que un día, Omar Suárez de Cocodrilo nos convocó a las hermanas Callejón después de tantos años para trabajar juntas pero yo no podía hacer dos funciones diarias. Después Fernanda tampoco arregló, quedó ahí y Fer ahora vino con la obra Los vecinos de arriba.
-¿Y vos?
-Yo me quedé haciendo una obra de teatro independiente pero no sé por qué, cosa de Mandinga, nos quedamos sin sala. El espectáculo se llama El muerto bien muerto está y creo que le vamos a tener que cambiar el nombre porque hace cuatro años se nos pincha. Por una cosa o por otra, siempre se suspende: primero fue la pandemia, antes yo había terminado de hacer Acaloradas y Fiesta de casamiento, con la pandemia retomé la radio y la obra siempre fue posponiéndose. Julio Méndez, el director, estaba empecinado en hacer esta obra y cuando arrancó el tema del covid, le dije que no daba hacer un espectáculo con el nombre El muerto bien muerto está.
-¿Entonces en qué quedó?
-En veremos. Si bien le cambiaría el nombre, la obra es copada. Es una comedia muy divertida, obviamente que es teatro independiente y eso cuesta mucho sobre todo en el verano que es cuando vienen los monstruos de Buenos Aires. Igual, bienvenidos a todos y me hace feliz porque me reencuentro con mis compañeros de siempre.
-Vas a poder pasar tiempo con tu sobrina Giovanna.
-¡Ay, sííí! Vamos a compartir mucho tiempo en el verano y voy a poder estar con Giovanna, mi sobrina que la amo. Gracias a Dios, la vamos a poder disfrutar y compartir mucho. Fernanda viene a trabajar a Carlos Paz después de tantos años y eso es muy loco porque después de que las dos nos fuimos de esta ciudad, Fer nunca más vino a trabajar acá. Es su primera temporada importante en la villa. Yo hace ya un tiempo que regresé y estoy viviendo con mi papá.
-¿Cómo está el señor Callejón?
-Está divino. Anda porque lo mantengo hermoso y me ocupo de todo. No lo dejo solo nunca, eso me demanda mucho tiempo y te diría 24 por 7, como si fuera un pibe. Lo tengo en la casa de familia de toda la vida y salvo que no me reconozca, él se va a quedar siempre conmigo y con sus perritos. No quiero llevarlo a ningún geriátrico. Tiene 84 años pero ese es un dilema que tenemos con Fernanda porque papá nos miente siempre con la edad así que no sabemos a ciencia cierta cuántos años tiene. Creemos que entre 84 y 87 y él siempre fue bellísimo. De joven era una mezcla de James Dean con el mejor galán que se te ocurra. Mamá también era hermosísima y con Fernanda cuando los miramos, decimos: “Nosotras somos dos cagadas al lado de estos tipos”.
-¿Anda bien él?
-Sí y se maneja por todo el pueblo sin problema. Omar Suárez lo conoce, entonces lo va a saludar al teatro. Papá es como el Cu-cú, creador de las excursiones de Villa Carlos Paz de toda la vida y siempre hemos tenido empresas de turismo. Mi familia es pionera de la villa, tuvimos los primeros hoteles y desarrollamos muchísimo acá.
-¿Por qué dejaste todo y te volviste a Córdoba?
-Me retobé cuando fue todo el despelote de Diego Maradona y nosotras con Fernanda estuvimos muchos años al lado de Guillermo Coppola, a quien quiero un montón. Ahí me retobé y cuando empezó todo el despelote mediático, dije: “No sé si esto me gusta tanto”. Era otra época, dejé todo y en ese interín mi madre se enfermó y me vine. Tenía mis hijas adolescentes, iba y venía y cuando mi madre se enfermó, me volví a Carlos Paz para atenderla. Y me puse a trabajar en un circo con el tiempo. Tenía que tomar trabajos esporádicos porque tenía que estar libre si mi mamá me necesitaba.
-¿Y en el medio volviste a Buenos Aires?
-Sí porque me convocó Marcelo Tinelli para el Patinando por un sueño y a Fernanda para el Bailando ese mismo año. Fer llegó hasta la final con Pampita y yo a la mitad del certamen me lesioné y dejé. Quedé afuera, iba a apoyar a Fernanda en su Bailando y desde Ideas del Sur se portaron muy bien conmigo. Regresé a Córdoba hasta que mamá falleció. Fueron días tremendos porque murió mamá y nació mi nieto Nicolás casi al mismo tiempo.
-¿Cómo fue eso?
-Durísimo. Mi madre falleció y a los dos días mi hija iba a tener familia en Necochea. Recuerdo que le dije a mi vieja: “Mamá, quedate acá que voy a Necochea y vuelvo”, pero no quiero hablar mucho de eso porque fue un episodio horrible. Dios sabe por qué hace las cosas, mamá partió, dejé a papá ubicado y viajé a Necochea para recibir a mi nieto. En la puerta del sanatorio me encontré con Fernanda, que estaba haciendo temporada en Mar del Plata. Y yo viajé con el dolor de la muerte de mamá a conocer a mi segundo nieto. ¡Estaba tan flaca que parecía un fideo!
-¿Extrañás a tu mamá?
-Muchísimo. Fue una madre muy presente y no sé cómo será el caso de cada uno, pero el tiempo no cura nada. La extraño horrores, cada vez más. Está presente en nosotras y nos trajo a Giovanna, que fue tan deseada.
-¿Cuántos nietos tenés?
-Dos que viven en Necochea y dos que viven en Barcelona. Mi hija Sabrina vive en España y tiene a Lluna y Valentina; son catalanas y las veo por videollamada. Entrenan en el mismo club de Piqué y viven en Lloret del Mar, atrás de la casa de los abuelos de Gerard Piqué. Mi otra hija, Karina, vive en Necochea con su marido, es alta repostera y tiene a Nicolás y Martina. Hace poco los fui a visitar porque mi nieta terminó el secundario y estuve en el acto.
-¿Te costó pasar de la cresta de la ola a vivir en Carlos Paz con un bajo perfil?
-No me costó al principio pero después lo fui padeciendo. La pandemia me dio la oportunidad de estar encerrada en casa y de pensar en cosas que nunca antes había tenido el tiempo de pensar. Eso me tiró bastante para abajo. Pero se sigue adelante. Hace bien encontrarse con uno mismo pero no deja de ser fuerte. Igual así de enterita como me ves estoy: ¡hay Callejón para rato!
Nicolás Peralta / Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con Sandra Callejón y muchas más están en la edición digital de enero de revista Pronto, que se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este enlace