A lo largo de sus más de 35 años de actividad profesional, a Marcela Feudale no se le conoció públicamente ningún romance y ella misma se encargó de guardar bajo siete llaves todo lo relacionado a su vida amorosa, familiar y personal. Días atrás, por primera vez contó que tuvo dos grandes amores. Y hasta reveló las agresiones que recibe por no hablar de su intimidad en la tele.
"Como no hablo de mi vida amorosa, me agreden por mi sexualidad y me dicen torta, como si fuese una ofensa", expresó la locutora en diálogo exclusivo con Pronto. Ahora, Feudale fue por más y por primera vez se animó a hablar de su gran amor, que le cambió la vida por completo.
Entrevistada por el periodista Nico Peralta, Marcela contó que vive con su mamá, Susana, en su casa de toda la vida de Villa Urquiza. Y que no están solas: con ellas viven una perrita llamada Gina y una gatita, Lola. "Gina es una de las mejores amigas que me dejó la pandemia. ¡La amo! Tenía otra perrita, Mía, que murió en septiembre del 2020 y fue un bajón porque empezó con problemas en el estómago y se murió adentro de casa; todo espantoso", relató.
"Extrañábamos mucho tener perro y más estando encerradas con mamá, Susana. Vi a Gina en Twitter, que la habían recogido y estaba con otros hermanitos pero la vi a ella y me enamoré", aseguró la locutora del Bailando 2023. ¿Cómo llegó Gina a su vida? Ella lo contó así: "La llamé a la señora, que la conozco porque es rescatista de perros, y le pregunté si era hembra o macho. ´¿Me la traés?´, le pregunté y así fue como Gina llegó a nuestra casa".
Y continuó: "Tenía 45 días, era re bebé, recién destetada y creció encerrada con nosotros. Fue amorosa y nos cambió la vibra. Ella jugaba todo el tiempo, había que cuidarla y para dos personas grandes fue una energía positiva enorme. Está moviendo la cola todo el día y tiene una alegría inmensa. Es un animal feliz, juega, trae sus chiches, no para. Tiene dos años y ella sigue moviendo su cola las 24 horas. Es una bebé hermosa".
-¿Son ustedes tres en tu casa?
-No, somos cuatro: estamos Susana, Gina, yo y está también la gata Lola. Tiene cinco años, es un poco más grande y no le da bola a Gina. La mira de reojo y las tenemos medio separaditas porque Gina es muy bruta y tengo miedo de que la aplaste a Lola porque es muy chiquita de tamaño. Se llevan bien pero a veces las separamos porque la perra es atropellada y la puede lastimar en un movimiento.
La entrevista completa con Marcela Feudale está en la edición digital de octubre de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link