Sandra Domínguez es una de las figuras que deslumbraron en los ‘90 con su belleza y su talento televisión y teatro. La actriz de “Matrimonios y algo más”, entre tantos otros éxitos, siempre cuidó su imagen para ella misma, no por gustarle a los demás. Fue por eso que decidió ingresar al quirófano cuando consideró que era necesario verse “mejor” y ahí tuvo buenas y malas experiencias con las cirugías estéticas.
Estuvo a punto de morir varias veces por las operaciones que pasó con Aníbal Lotocki y en una ocasión la salvó su gran amiga, Carmen Barbieri.
Este año, y tras la muerte de Silvina Luna, decidió presentarse ante la Justicia como una víctima más en la larga lista de acusaciones contra Lotocki. La vedette padece en la actualidad trombocitosis y sigue con estudios constantes para cuidar que en su salud no se presenten más complicaciones de las que ya tuvo y que le provocaron vivir “una pesadilla”.
En diálogo con REVISTA PRONTO, narró el calvario que transita por este caso que logró la condena del médico polémico tras las denuncias unificadas de las actrices Silvina Luna, Pamela Sosa, Stefy Xipolitakis y Gabriela Trenchi.
¿Cómo está hoy tu causa contra Aníbal Lotocki y cómo estás de salud?
El 18 de septiembre hice la presentación judicial luego de asesorarme con (Roberto) Casorla. Está grave la cosa, están diciendo que hay que sacárselo (el producto) sí o sí. Yo ya tengo la parte inmunológica afectada ahora, está baja, y tengo altas las plaquetas hasta ahora esto no me había saltado, es reciente.
¿Cuándo te operaste con Lotocki?
Yo me operé hace 14 años, en 2009. Desde que empezó este caso, todo lo que expresé ahora, lo sabía desde siempre. Lo padecí siempre y estuve a punto de morirme muchas veces. Lo seguí viendo a Lotocki hasta el año pasado que llevé a mi mamá porque nadie quería ponerle bótox y abrirle los ojos por tema de salud. La llevaba a él y me atendía y me cobraba. Y yo pensaba pensar que este hombre me estuvo a punto de matar y no tiene la gentileza de decirme ‘por favor, le hago una atención a tu mamá’. Ella le tomó cariño porque él es una persona campechana, tranquila, seductora, como los psicópatas que tienen esa característica. Él no tiene empatía, él cree que está bien lo que hace.
¿Por qué nunca te animaste a contar lo que estabas pasando?
No salí antes a hablar porque él decía que todas queríamos prensa. Era muy triste todo, denunciarlo o que opinen de vos. Pero pasó algo horrible con la muerte de Silvina (Luna). Fue mágico, como que su alma tenía una misión espantosa que era trascender lo físico para que esto terminara como está terminado. No le deseo mal a nadie, pero me indigna la sorna de María José (Favarón), su esposa, cuando me ninguneó con todo lo que viví, la mala cara con la que me recibía... Ella decía que yo seducía a su marido. Pero su marido se hacía cargo de los desastres que él había hecho, por eso siempre fui a tratar de restaurar porque ningún cirujano toca lo que él hizo, no se pueden comprometer y está bien porque si no él dice que son los otros cirujanos los que arruinaron el cuerpo y la salud de las personas y no se hace cargo que fue él. Silvina tuvo una misión, mi ser recibe eso, y en esa misión quise colaborar siendo testigo de Burlando. Casorla me dijo que yo también tenía que hacer una demanda, me explicó la causa de envenenamiento y por eso mi causa es por intento de homicidio.
¿Crees que con cada denuncia pueda prosperar en la causa? Rechazaron la que hizo el actor uruguayo, Raphael Dufort.
La lleva el mismo abogado. El rechazo fue del juez suplente (Edmundo Rabbione). No porque no corresponda sino porque no corresponde la detención, sí la investigación. Como Lotocki se ajustó a derecho en tiempo y forma no da indicios de profugar, llega sonriente a su casa, es porque tiene contactos judiciales. Fue una de las causas por las cuales yo no denuncié, él tenía protección. Preferí tener una buena relación con él y que se hiciera cargo de sus malas praxis, ayudándome a salir de la situación espantosa en que estaba. La pasé muy mal, pero por lo menos no tengo la cantidad de fibrolomas que tenía. Tengo 3 intentos de homicidio en mi cuerpo, es la causa con más casos de esos y la lleva el abogado como que él nos envenenó sabiendo que nos hacía mal.
Vos priorizabas tu salud tras cada operación y las consecuencias que padeciste...
Sí, esos son intentos de homicidio.
¿Conocés casos de otras famosas que no se animan a denunciar?
No hay más denuncias de famosas, si hay más famosas q se operaron. Varias que no hablaron aún.
¿Estás preocupada por tu salud hoy?
No está bien. Tengo un diagnóstico de trombocitosis, que puede ser por el veneno este. Estoy preocupada haciéndome exámenes que son carísimos. No tengo obra social, estoy en esa. Mi causa tiene rectificación. Ahora salió una chica a defender a Lotocki, de memoria, entrenada por ellos donde dijo “hay cuatro denuncias nomás, las otras son denuncias televisivas”. Esa información se la dieron ellos y la chica repitió. En total hay como 50 denuncias hechas en la Justicia entre Burlando y Casorla.
¿Qué te dicen los médicos respecto a tu cuadro de salud? ¿Qué cuidados tenés que tener?
Que tengo que hacerme muchos exámenes, ecodoppler para saber si sigue el producto ahí, que estaba en el 2015. Tengo el producto detrás de la rodilla, como lo tenía Silvina Luna. En ese año casi me muero por esa trombosis y la infección en la pierna. Este año empecé a entrenar y me volvió a pasar esto. Puede ser que el producto se haya hinchado en ese bodoque y no esté circulando mi sangre. Los exámenes son para ver qué medicación me dan porque la trombosis puede generarme un coágulo e ir a la cabeza y al corazón o pulmones y matarme.
¿Qué sentiste estos días tras contar tu experiencia con Lotocki?
Hice 15 notas en una semana, fue complicado. En medio, la ratificación de la denuncia que llevó 3 horas y media donde tuve que recordar minuciosamente cada detalle, explicarlo. Es difícil que la gente entienda la gravedad de lo que estoy contando, es tan fuerte que parece inentendible incluso para la fiscalía. Eso me desgastó mucho emocionalmente. Terminé agotada. Estoy relajándome con la exposición mediática porque me destruye. Y viendo si lo que tengo, la trombocitosis, es debido al producto. Cada examen es carísimo, estoy viendo cuándo los hago. Es un momento de estrés.
¿Qué sentís cuando escuchas que hay gente que lo defiende?
La única manera de defenderlo, si son sinceros, es que se hayan operado hace poco y no tengan los primeros síntomas que son los fibrolomas. Yo me operé hace 14 años y ya tengo síntomas complicados en la sangre. Este es un veneno que va corriendo de a poco y va intoxicando el organismo y a lo largo que pasan los años son los problemas más graves, como le pasó a Silvina Luna, que le llevó 10 años el tema renal. Primero salen los fibrolomas, durezas horribles al tacto. María José Favarón dice que nunca le pasó nada en la cola, pero no dice que tiene las cicatrices de las operaciones que me ofrecía hacer Lotocki a mí el año pasado para sacar cola y durezas. Ella tiene un tatuaje que lo demuestra y le vi la cicatriz. Así que en eso miente. Las denuncias están en suspenso porque ellos apelaron porque sino ya estaba preso por las denuncias de mala praxis de Gaby Trenchi, Silvina Luna, Pamela Sosa y Stefy Xipolitakis. Burlando tiene otras 20 o 30 denuncias y Casorla tiene otras 20 más ante la Justicia. La chica coucheada, su defensa, se cae porque no son inteligentes, dicen cosas que no coinciden con la realidad. Que voy a sentir... nada. Es preferible quedarse callada y no tomar partido, pero no salir a mentir por los ensucian más. Miente la doctora de ellos (Ileana Lombardo) cuando habla de que ANMAT aprobó el polimetilmetacrilato en 2011 y yo fui operada en el 2009, ¿ahí qué me diría la abogada de ellos? Esa aprobación fue por poco tiempo, no cubría los años posteriores que él siguió operando. Eso no lo aclaran.
¿Sentís que la Justicia se demora demasiado?
En este país nadie lo controló y dejó que se llenara los bolsillos. Él empezó a tener problemas con todas las pacientes y no paró. Él sabía lo de los fibrolomas porque me lo dijo él como “consecuencia del producto”. Lo de las venas que yo tenía en la cola, que él me sacó, en dos años tenía varices en los dos glúteos y me dijo que era consecuencia de ese producto. Él no lo explicaba previamente, y yo como paciente no elegí tenerlo. Me decía que era reabsorbible, que no traía consecuencias y era de fácil colocación. Que era inoculación con anestesia local. De eso a morirse en 10 años hay una diferencia. No nos advirtió de los fibrolomas ni investigó si las personas tenían tendencias a tener problemas renales, directamente puso cemento de pegamento de huesos.
¿Cómo llegaste a Lotocki y por qué pasaste por el quirófano? ¿Fue por exigencia del medio?
Por un aviso del diario Clarín. Fui para verme mejor. Lo hice por mí. Al principio me operé las lolas para no acostarme con ningún productor y tener un cuerpo determinado para estar en televisión o teatro. Siempre fui actriz, no me había preparado para ser vedette. Tenía buen cuerpo y con lolas y siendo actriz podía hacer lo necesario y que ningún productor me pidiera nada a cambio... No lo hice por los hombres. No me voy a victimizar. No coincido con algunas mujeres que compiten entre ellas, yo compito conmigo misma. A veces ver a una persona que tiene lindo algo hace querer tenerlo también y eso no es una exigencia del medio. Ponerse un talle enorme de lolas es por el gusto personal de cada mujer. Es una línea muy fina, quizá en terapia se podría analizar... La única operación que hice por el medio fueron las lolas. Luego, porque me quería ver mejor, más tonificada. Veía que la cola de Pamela Sosa estaba bien, el esposo era este doctor cirujano y yo le creí que podía tener una cola así, sin gimnasio. Era tenerlo para mí. Pero me quitó trabajo porque me volví muy llamativa y no me llamaban para una novela. No me importó que el medio me evaluara porque me había operado, lo hice porque me gustaba.
¿Volverías a pasar por un quirófano o tenés miedo ahora?
Mi cirujano de cabecera siempre fue Gustavo Sampietro. Con él me volvería a operar si está bien mi salud. No en este momento, por lo de la sangre. Si lo necesitase, sí. El tema no son las cirugías estéticas. Acá pasa que hay un estafador que ejerció ilegalmente la medicina diciendo a todos que nos ponía algo inocuo y reabsorbible y que él era cirujano plástico. El error nuestro es no ser una detective e investigar al médico antes de operarnos, quizá. No tendría por qué estafarnos. No tenemos culpas las víctimas sino los victimarios.
Hay una condena provisoria y nuevas víctimas contando sus casos...
La condena es porque él no advirtió que este producto formaba fibrolomas. Por eso imaginate todo lo que salió después con tantas víctimas. Atrás mío salieron un montón de personas a hablar, las que tenían miedo porque son como una mafia que te amenazan. A mí no me amenazaron, todavía, pero saben que yo enseguida voy a hablar.
A vos te noto firme, sin miedo a las amenazas...
Sabés que pasa, si hubo un error en nosotras fue creerle en su modo bonachón, campechano. Casi que tomás un mate con él, afectuoso, cálido. Los psicópatas hacen eso también. Él tiene una gran necesidad por operar, por eso hace operaciones que no se le piden. Yo tuve una experiencia donde le pedí que me mostrara en la cara algo y me ponía la aguja en otro lado y no le podía sacar la mano donde me quería pinchar a modo de prueba. Sé que tiene una patología. Me decía “esto no hace mal, Silvina (Luna) no tenía ese problema por mi culpa, era hereditario”. Yo le decía por qué no le hiciste un examen ya que no le podías poner este producto. Al parecer este producto le aceleró todo lo que en ella hubiera sido manejable. Sólo está confirmado que este producto provoca en muchas personas calcio en los riñones. No nos conocemos con los denunciantes, entonces ¿cómo nos confabulamos? Yo no tengo problemas renales hoy, gracias a Dios, pero puedo tenerlo con los años. La sangre la tuve bien y ahora la tengo mal, esto es corrosivo. El producto está metido bien adentro de nuestros cuerpos. Él gana mucho dinero ante la desgracia, cobra 8.000 dólares, es un abuso. Se aprovecha de la necesidad, del llanto, de la sensación de “muerte a futuro” que tenemos todos. En las operaciones que me hice con él me pude haber muerto desangrada. En la operación de las piernas se me infectó todo, me dio una trombosis y casi me muero. Me salvó Carmen (Barbieri) con una inyección que le comentó una amiga trans. No me salvó Lotocki. Fue una pesadilla.
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