La historia de vida de Romina Uhrig, quien se hizo conocida tras su paso por Gran Hermano y hoy es una de las figuras del Bailando 2023, parece salida de un culebrón. Se crió con una madre soltera que tuvo que salir a trabajar en la calle para sostener un hogar de cinco hijos de distintos padres y, en medio del caos familiar, de grande Romina empezó a buscar a su papá.
En diálogo con Pronto, contó con lujo de detalle su capítulo más triste y dio detalles reveladores de una historia que ni siquiera contó cuando estaba con las cámaras prendidas las 24 horas adentro de la casa más famosa del país. "Mi mamá, Lidia, crió a cinco hijos sola y fue muy difícil nuestra vida. Somos hijos de padres distintos. En su primer matrimonio, mi mamá tuvo a Abel, Vanina y Noelia; y luego nací yo, y el más chico de todos se llama Julio, de la tercera relación de mi mamá. A mí me tuvo con mi papá, Osvaldo, con quien estuvo una sola vez y quedó embarazada. Mi viejo era muy amigo de un tío mío, que se llamaba Cacho", comenzó contando.
Y continuó: "Mi mamá estuvo recontra enamorada de Osvaldo, una vez estuvieron y quedó embarazada pero nunca terminaron de estar juntos. Durante mi primer año me veía pero era siempre mi vieja la que me tenía que llevar porque a él no le nacía venir a verme. Luego nos mudamos de Villa Adelina a Grand Bourg y no lo vi más", relató.
-¿Nunca más?
-Cuando crecí, a los 25 años lo fui a buscar yo. Me crié sin la figura paterna y eso me marcó mucho. Tener un papá al lado te da seguridad y te termina de completar como persona. Al no tenerlo, me dañó mucho como mujer, desconfío de las personas y tiendo a pensar que los hombres son todos iguales. Sin querer, eso afectó mucho mi cabeza.
-¿Lo sanaste?
-Pude sanar mucho pero no del todo. Me cuesta mucho la seguridad. Soy muy insegura y todo me afecta. Se ve que tengo un problema de aceptación mío, que tengo que resolver. Al sentir el rechazo de mi papá, me marcó muchísimo.
-¿Tenés vínculo con tu papá?
-Ya no porque cuando lo conocí, estaba en la cama con cáncer y a punto de morirse. Lo fui a ver al hospital, haciéndome pasar por una amiga de la hija de él. Porque él ya tenía una hija más grande que yo, Analía, de su primera pareja. Tiene 45 años, por ahí. Me comuniqué con ella por Facebook, le dije quién era, me respondió y me contó que le quedaban horas de vida. Fui a verlo a la clínica, jamás le dije que era la hija y como soy cristiana evangelista desde los 10 años, ese día hice ayuno y oré desde temprano con los pastores. Lo fui a ver y milagrosamente mi papá vivió tres años más.
-¿Ahí lo empezaste a ver?
-Sí. Lo pude disfrutar durante tres años. Al día siguiente de que lo fui a ver a la clínica, dejó de drenar y empezó a curarse. Tenía cáncer de páncreas. Ni los médicos podían creerlo. Se fue sanando y cuando salió del coma, en la clínica, lo fui a ver y me comentó que se había dado cuenta de que era su hija. Vivió tres años hasta que el cáncer lo volvió a tomar todo y murió a los 59 años.
-¿Lo perdonaste?
-Sí y me quedé en paz. Desde que conocí a Dios, aprendí a perdonar. Te sana, te libera y para eso hay que orar y conocer mucho a Dios. Nunca fui a reprocharle nada sino a conocerlo y cerrar ese capítulo en mi vida. Me ayudó un montón. Lástima que quedé en el medio de la separación de mis padres, pagué los platos rotos de ellos y sé que si lo hubiera tenido a él, yo hubiese sido otra Romina. Y no la Romina que no confía en ella. Me faltó la figura paterna y siempre desconfié mucho de los hombres.
-¿Tu mamá los crió a todos sola?
-Sí, siempre sola. Su historia es muy difícil y en mi caso, me crió mi tía Fabiana, que era una chica trans. En la casa de Gran Hermano hablé de ella. Mi tía Fabi me crió y cuando crecí, salía con ella. Por eso para mí es tan natural el mundo gay y trans.
La entrevista completa con Romina Uhrig está en la edición digital de octubre de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link