La historia de Adabel Guerrero con su papá, Eduardo, es conocida: el hombre desapareció con ella era chica, por lo que la crió su mamá en La Plata y a los 17 años, la bailarina se quedó sola tras la muerte de su madre. Con el tiempo y ya de adulta, Adabel buscó a su papá, que había estado viviendo en el exterior, y logró mantener un vínculo con él, aunque no del todo fluido como ella hubiera deseado.
Mamá de Lola, de cinco años, la artista que brilla en el espectáculo Sex, entró en crisis cuando su progenitor volvió a desaparecer y no le interesó siquiera tener relación con su nieta, que lo llama y lo pide todo el tiempo. En diálogo con el periodista Nico Peralta para Pronto, Guerrero confió: "Lo último que pasó con mi papá fue que él venía a casa no con la frecuencia que esperaba o me hubiese gustado y eso desencadenó lo peor".
-¿Qué pasó?
-Me decía que tenía miedo de enfermarse de covid, luego empezó a poner otras excusas, me decía que era mucho viaje para ir y venir en el día, a lo que le ofrecía quedarse a dormir pero me respondía que su pareja lo esperaba en su casa y qué se yo qué más. Entonces, venía solo dos horitas, charlábamos a las chapas y ni siquiera veía a su nieta porque se iba a las 15.30 y Lola sale a las 16 del jardín. “Viejo, esperá para ver a la nena”, le pedía yo y él no quería saber nada porque se le hacía tarde. No notaba interés ni amor por tener un vínculo con su nieta, que en definitiva era lo que yo quería en este último encuentro, y eso me partía el alma. El 20 de octubre festejaron el Día del Abuelo en el jardín y mi nena quiso faltar porque no tenía al abuelo. Te lo cuento y lloro porque me mata.
-Te quebraste.
-Es que es triste, me pone muy mal. Mi hija me pide que lo llame al abuelo para que la venga a visitar y no sé cómo explicarle que el amor no se mendiga. Cuando me di cuenta de que no nacía de él el amor por su nieta, bajé los brazos. La última vez que hablamos, le aclaré: “Mirá, pa, cuando te contacto es porque quiero que Lola tenga un abuelo y que vos la ames. Pero si vas a venir solo por mí y no te va a importar la nena, por mí no vengas más”. Es duro pero real. Las puertas de mi casa siempre estuvieron abiertas para él en caso de que quisiera tener relación con su nieta. ¿Sabés qué me contestó? Me puso: “Dios nos perdone”. Y no me escribió nunca más.
-Qué triste.
-Ni me lo digas. Entonces, ¿qué tengo que hacer ahora? ¿Qué tengo que pensar? No puedo forzar algo que no surge, que no nace. ¿Qué le digo a Lola ahora o el día de mañana? No le puedo decir: “Mirá, a tu abuelo no le interesa tener una relación con vos”. Ahora le mentí, le dije que el abuelo vive muy lejos, lo cual es verdad porque está en Berisso, y que se le complica. “Es muy viejito, está medio enfermito y no puede venir”, le expliqué. Me sentí re mal encima porque ella vuela, es inteligente y me pidió llamarlo por teléfono para escucharlo y ver cómo se siente. Me quiero morir porque me parte el alma. La voy piloteando como puedo.
-Al margen de esto, ¿cómo está Lola?
-Tiene 5 años y medio y está hecha un avión. Este año termina el jardín y el año que viene ya arranca primer grado. Está hermosa, es buena y lo más hermoso que tengo en la vida. Se parece muchísimo a mí, ¡la amo tanto! Físicamente está más parecida a mí y en la personalidad no es como yo, es mucho mejor. Me supera ampliamente. Es segura aunque un poquito tímida. Su personalidad está buenísima, va al frente y es decidida. Yo no era así: era súper retraída y pedía permiso para todo. Bueno, nos tocaron diferentes vidas.
La entrevista completa con Adabel Guerrero está en la edición digital de octubre de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link