Si algo se sabe de Marcelo Polino es su pasión por el trabajo y el tiempo abnegado que le dedica a su carrera. Actualmente forma parte del jurado del Bailando 2023 y se prepara para irse de temporada con Fátima Florez a Mar del Plata. Dueño de una trayectoria de más de 30 años en el mundo del espectáculo, de su vida íntima se sabe poco y nada.
Y él mismo, en diálogo con el periodista Nico Peralta, contó por qué siempre optó por resguardar su intimidad. "De mi vida amorosa tampoco se sabe nada pero no porque yo oculte nada; se fue dando así", lanzó. Y ahondó: "Hago un chiste en el show donde digo, de manera irónica: ´No tengo hijos, no tengo pareja y soy huérfano. ¿Hay alguien más solo que yo en la sala? ¡Que levante la mano!´. Hago prender la luz y se hace un silencio y luego llega la risa. Se dio así. Tengo la familia de amigos que elegí y estoy bien así".
-¿No te pesa estar solo y sin hijos?
-No porque en la vida no se puede tener todo. Después de 17 años de psicoanálisis, aprendí que todo no te toca en la vida. Hay que aprender a jugar con las cartas que nos tocaron. En mi caso, me llegaron un montón de cosas que jamás pensé. Y soy feliz con este que soy.
-¿Desertaste tu lucha por adoptar?
-Sí. Para estar en lista de espera para una adopción, tenés que hacer una carpeta que es renovable cada dos años. En mi caso, hice tres y ya después no quise más. Me venció el sistema. Ya no quiero intentarlo más. No lo renové más.
-¿Qué sensación te quedó?
-Fue muy frustrante y lo trabajé en terapia. Toda esa cosa paternal que tengo la canalizo a través del hogar al que ayudo y el merendero que está a mi cargo. Ahora estoy dedicado a niños con problemas de salud, que son varios. Valu es el más conocido y hace unos días lo operaron por tercera vez de la columna. Tiene 5 años y es de Tandil. Viaja todo el tiempo a Buenos Aires y lo asisto con lo que necesita.
-Qué emocionante lo que contás.
-Me ocupo de varios niños: tengo otro en Córdoba, que tuvo una mala praxis, y una niña también. Los acompaño y ayudo en todo lo que puedo e intervengo contra las obras sociales, que son un desastre. No se conmueven con nada, ni siquiera con un niño que necesita una operación. En el caso de Valentín, necesitaba un tornillo para la columna, otros necesitan medicación y hay que pelearla mucho. Luchamos y de a poco se van consiguiendo las cosas.