"Antes de ser una persona pública yo ya trabajaba e intentaba ganarme un lugar en los medios y entre todas las cosas que hacía, honestas y dignas, animaba eventos eventos sociales. Entonces terminaba en el living de una casa para 20, 40, 50, los que sean en la fiesta. Me pasó una vez que fui a un evento que no había chequeado ni sonido ni nada, o sea confié en lo que me decían. Pregunté, '¿hay sonido?' Me dijeron que sí y cuando llegué al lugar no había mucho clima de fiesta. Eran ocho o diez píbes en un living, una despedida de soltero. Me hicieron entrar por atrás para que no me vieran y fuera sorpresa. Yo iba todo lookeado y le ponía una voluntad enorme. Yo no era famoso entonces, era un remo desde que arrancaba hasta que terminaba porque el hecho de ser conocido, llegás a un evento y si a la gente le caés bien tenés un 50% adentro. Si después hacés bien laburo, tenés el otro 50%. Acá era de cero a llegar por lo menos a algo digno para irte. Lo pude sacar adelante pero cuando me subí al auto pensé, 'yo estudié con Alezzo para formarme como actor, ¿qué estoy haciendo?", recuerda con una sonrisa.
Entrevistado por el Doctor Furman y Christian Banett para Te veo Pronto, el ciclo de streaming de Revista Pronto, el Pelado recordó esta anédcota cuando Furman le preguntó si alguna vez había estado fente a un público al que le costó hacer reir.
Guillermo López hoy es un importante conductor de televisión, está al frente de Juego chino por Telefé, ciclo que nació de una sección de CQC que consistía en tirar pelotas desde la altura tratando de embocar en unos tachos o baldes que tienen agua. Ganó casi siempre, incluso a Manu Ginobili que algo de embocar sabe y solo perdió con Pablo Echarri lanzando desde una grúa a la altura del Obelisco. Tuvo tanto éxito que devino programa y todos los viernes por la noche está en la pantalla de Telefe.
Pero hubo mucho esfuerzo y un largo camino antes de llegar al éxito que en el caso de López fue entrar a CQC. A partir de ahí su vida cambiaría por completo. El Pelado asegura que asimiló esos cambios con naturalidad. Me llevó mucho tiempo desde que salí del taller de Alezzo en el 92 hasta el 2002 que entré en CQC. Fueron 10 años en los que hacía los bolitos de tele, teatro callejero, teatro independiente, trabajé de clown en un circo, animaba eventos en el living de una casa entonces creo que todo ese remo generó que cuando llegó algo importante, primero estaba preparado porque había hecho de todo, hasta cámaras ocultas para Marcelo Tinelli que me sirvieron mucho para lo primero que hice en CQC que eran cámaras ocultas. Tenía 32 años cuando entré a Caiga, entonces es como que me preparé. Después tuve la suerte de conocer a Mario Pergolini y a Juan Alberto Badía, dos tipos que también me guiaron por el camino de hacer las osas bien", asegura. Y recuerda un consejo fundamental que le de Pergolini en sus inicios: "A partir de ahora que entraste a CQc te van a dar bola minas que nunca te iban a dar bola, vas a comer en lugares que nunca habías ido a comer y te van a regalar pilcha. Si entendés que todo eso es mentira, te va a ir bien. Si creés que es verdad, sos un boludo".