Con el fin del amor llegó la separación y lo doloroso de tener que ponerle el cuerpo a ese momento en que una pareja se termina. María Fernanda Callejón está separada de Ricky Diotto desde mediados del año pasado y aunque en los hechos no conviven hace rato, a la actriz aun no le salió el divorcio exprés.
"Si hubiese estado sola, me habría separado mucho tiempo antes", confesó hace unos días la artista, que esta verano está instalada en su Carlos Paz natal haciendo temporada con la comedia Los vecinos de arriba, en el Teatro del Sol. Ser mamá le costó muchísimo y hoy, que su hija Giovanna tiene 7 años, María Fernanda no quiere verla sufrir.
La actriz se encargó de protegerla durante el proceso de separación de su ex marido y sobre ese tema puntual habló con el periodista Nicolás Peralta para Pronto. "De mi lado está todo bien pero del lado de mi ex me parece que hay cosas que uno no puede procesar. Hay un poco de enojo. De mi parte, estoy abierta a tener un buen vínculo e hice de todo para eso. Creo que el tiempo todo lo cura. Fue muy doloroso para los dos y Giovanna lo tomó con un poco más de naturalidad", expresó.
-¿La sentaron y le contaron que se estaban separando?
-Voy a obviar contarte esa parte. Me psicoanalizo hace un año con una psicóloga especializada en familia porque en algún punto inconscientemente algo había premonitorio dentro de mí. Podría haber buscado tantas psicólogas y, sin embargo, elegí a una que hace familia. Hablamos mucho de cómo decírselo a la nena, de qué manera. Yo enseguida se lo comuniqué a mi ex pero no ocurrió así y no fue por mí.
-¿Perdón? Me perdí.
-No ocurrió que los dos le pudiéramos transmitir a la vez en una charla familiar a nuestra hija que estábamos separados. Mi ex me primereó y se lo dijo antes. Si bien yo estaba presente, él tiró la frase y yo quedé recalculando porque no iba a ser así. Horrible pero prefiero no ahondar ahí. Fue una situación muy difícil porque sufrí mucho en ese momento y no me podía imaginar cómo decírselo a mi hija. Eso me angustiaba tremendamente.
-¿Cómo está Giovanna hoy?
-Bárbara porque la fuimos llevando y la contuvimos. Después de que se lo dijimos, no de la manera en que lo habíamos pautado sino unilateralmente, elegí protegerla. Empecé a charlar mucho con mi hija y hacer el traslado de una casa a la otra. Es más, subí en mis redes esa parte cuando lo ayudamos a él a mudarse. Me pareció que era algo que ella tenía que hacer con su papá y su mamá.
-¿Cómo reparten los días?
-Vive conmigo y lo ve al papá. Ahora, hicimos un convenio específico para la temporada. El va a venir a verla unos días y como trabaja todo el tiempo como odontólogo en Buenos Aires, era imposible que viniera a buscarla y yo tampoco la podía llevar. Entonces, acordamos que se quede acá conmigo y que él venga a verla algunos días. Aparte Gio pasa mucho tiempo con su abuela por parte de padre en Buenos Aires y acá ahora aprovechamos a que vea a mi papá y comparta tiempo con su abuelo materno. “Ya que en el año fin de semana por medio te la llevás a lo de tu mamá, está bueno que este verano pueda compartir con mi papá”, le dije a Ricky y aceptó. Le quería hacer entender que no era un capricho mío sino que necesitaba que me acompañe en esta aventura de hacer temporada en Carlos Paz.
-¿La nena te acompaña al teatro?
-Sí, a veces. Está bueno que ella vea a su mamá en acción, trabajando y realizándose como mujer y como profesional. En Capital, ella se queda en el colegio y yo me voy a laburar, entonces acá que está de vacaciones me ve en actividad full time. Acá está toda mi familia: mi padre, mi hermana, mis primos y está bueno que pueda compartir con ellos ya que en el año nos cuesta encontrarnos. Ahí Ricky entendió bastante y pudimos llegar a un acuerdo, vía judicial por supuesto. Así que acá estamos, disfrutando de la temporada y de mi proceso personal también.
Por Nicolás Peralta
Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con María Fernanda Callejón, que es la portada de la edición digital de febrero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link