Está viviendo una temporada súper exitosa ya que la obra que escribió y que protagoniza en el Teatro del Lago de Carlos Paz, Un plan perfecto, llena la doble función diaria y a eso se suma que ganó el Premio Carlos de Oro, el máximo galardón que se entrega en la villa serrana.
Bien en el trabajo y mejor aun con su familia, que lo acompaña como todos los veranos, Pedro Alfonso habló de una persona muy especial en su vida: Emilio Disi. Y ese fue el disparador para una confesión inesperada respecto a los prejuicios que siente sobre él y su trabajo.
-Emilo Disi también, ¿no? Actuás en una sala que lleva su nombre y lo nombrás seguido.
-Sí. Emilio está todos los días. La gente lo sigue recordando y hace unos años hasta le puse Emilio a un personaje mío. Con él hice tres obras: Casa fantasma, Marcianos en la casa y Mansión imposible. El me dejó muchas cosas: el amor y la pasión por el teatro y también la tranquilidad, la confianza. Recuerdo que siempre venía con un papelito con todos los números de las ventas de entradas anotadas. Sabía todos esos detalles y él podía salir a escena, mirar la platea y saber cuántas personas había sentadas. Tenía un oficio de locos. Era muy buen compañero, con una tranquilidad y una grandeza únicas.
-¿Te daba consejos?
-No. Nunca me sentó y me dijo que hiciera tal cosa. Pero sus mejores consejos los tenía viéndolo. Su trato era igual con todos y lo que más me enamoró de Emilio fue que me trató de igual a igual. Una humildad y una grandeza que no se ven muy seguido. En este medio hay mucha gente que te mira de reojo y con prejuicios porque venís del mundo Tinelli.
-¿Sentís que todavía sigue habiendo prejuicios con vos?
-Sí. Obvio y los va a haber siempre. Es cierto que mucho menos que antes pero siempre los va a haber. Pasa en todos los ámbitos aunque ya no tanto como antes. A mí ya no me afecta tanto. Antes, sí. Sentía la necesidad de tratar de demostrar quién era y después me di cuenta de que con algunos es una batalla perdida. Además, estoy muy orgulloso de lo que hago y es muy diferente a todo lo demás. En eso me quedo. Cuando veo lo que hacemos y luego voy a ver otros espectáculos, veo que somos diferentes. Ni mejores ni peores; diferentes. Eso es un orgullo muy personal porque es algo muy nuestro.
-Van primeros a nivel nacional, aunque a vos te dé vergüenza decirlo.
-No sé si vergüenza pero nunca me metí con eso de los números. Los once años fui así. Recuerdo el primer año, Nazarena Vélez me daba el cartelito de localidades agotadas y yo le dije que nunca más quería hacer eso. A Naza la quiero mucho y aprendí un montón de ella pero no me gusta esa cosa de alardear con las ventas. En aquella época hacíamos tres funciones por noche en el Teatro Candilejas.
-Llevás once años. ¿Cuánto tiempo más te imaginás que va a seguir esto?
-No lo sé. Estoy muy feliz acá y con la gente me pasa algo muy lindo. Cuando llega al final de la temporada, es un saludo y un “hasta el año que viene”. Nos viene pasando eso y todavía tengo ganas de hacerlo. Me divierte y no solo depende de mí. Desde el primer año, siempre supe que iba a volver al año siguiente. Lo daba por descartado. Y ahora me pasa lo mismo: siento que voy a volver el año próximo. Es más, ya tengo algo en la cabeza.
-¿Ya estás armando la próxima obra?
-La estoy pensando, sí. No tengo definido el elenco pero sí tengo ideas de lo que me gustaría hacer. De hecho, voy anotando cositas sueltas, las voy escribiendo y va quedando ahí, dando vueltas en mi cabeza.
Por Nicolás Peralta
Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con Pedro Alfonso está en la edición digital de febrero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link